La sombra de los aranceles de Trump alarga la agonía del Euríbor

La reciente escalada arancelaria impulsada por la Administración de Donald Trump ha desatado inquietud, temor e incertidumbre en los mercados europeos y amenaza con retrasar la caída de los tipos de interés de los que dependemos en España y el resto de Europa. Este último llamamiento a la negociación (porque los aranceles se usan con tal fin) puede lastrar y dilatar en el tiempo el golpe de efecto que esperábamos en Europa y en nuestros hogares; una estabilización a la baja del Euribor que conllevaría una hipoteca mucho más asequible para las familias ya de por sí maltrechas con una economía sostenida por un maquillaje institucional.

Los gravámenes sobre los productos procedentes de la Unión Europea encarecen las importaciones y disparan los costes de fabricación en toda la eurozona. Esta presión al alza se traduce en un repunte de la inflación subyacente, indicador clave con el que el Banco Central Europeo calibra su política monetaria.

La inflación actual se mantiene cercana al 1,9% y, si se mantuviese en estas cifras, el BCE no podría establecer una política de recortes en los tipos lo que provocaría una previsión del Euribor muy contraria a las expectativas planteadas, manteniendo o incrementando la cuota hipotecaria y cierta libertad en los bancos para establecer unos tipos más elevados.

El temor a futuras represalias de Bruselas, que ya contempla gravámenes de respuesta hacia Estados Unidos, añade incertidumbre al horizonte de tipos bajos.

El plazo de este mecanismo no es inmediato y nos da cierto margen para afianzar nuestro pasivo. En el primer paso el aumento de los aranceles se refleja en los precios de importación en un plazo de 3 a 6 meses. A continuación, y como segundo paso, el BCE detecta ese exceso de presión inflacionaria y tarda en tomar una decisión lo que duran 3 de sus complejas reuniones, de 3 a 6 meses más. En el tercer paso es el Euríbor el que ajusta su valor con un retraso adicional de unos 2 meses respecto al tipo oficial.

Todo esto se traduce en una demora que afecta a las hipotecas tanto variables como fijas en un plazo de unos doce meses donde los bancos, conociendo y adelantándose a estas previsiones, establecen una subida generalizada de los tipos propios ya mencionados, encareciendo las hipotecas ya contratadas y ofreciendo unos tipos menos competitivos en las nuevas contrataciones para acompañar esta previsión.

Como analista financiero centrado en el sector hipotecario recomiendo lo siguiente:

Aquellos que tienen hipotecas variables referenciadas al EURIBOR pueden:

  • Negociar con la entidad financiera un diferencial más bajo o un tipo mixto que combine un tramo fijo en la parte final del préstamo.
  • Amortizar anticipadamente parte del capital pendiente para poder reducir número de cuotas o importe de éstas.
  • Refinanciar la deuda con un cambio de entidad en mejores condiciones que puedan ofrecer cierta estabilidad a largo plazo.

Siempre recomiendo asesorarse con un profesional del sector que pueda no sólo comprender las necesidades financieras actuales, sino prever y adelantarse a las situaciones futuras.

La próxima reunión de tipos del BCE está fijada para el 30 de julio. Será entonces cuando los mercados desvíen el foco de los aranceles y se centren en las actas de la Institución, en busca de pistas sobre el calendario de recortes. Para los hipotecados, la pregunta es si ese calendario continuará señalando una travesía con olor a gasolina arancelaria y con largas pendientes que impidan la ansiada bajada de sus cuotas.