Sencillamente irresistibles

El Sanchazo y los carteristas

La gracia de aquel túnel de la bruja de las ferias de antaño era que al subir a las rudimentarias vagonetas que lo componían, y en plena oscuridad, un individuo vestido con una especie de faldón negro y una escoba perseguía a los usuarios y les obsequiaba con un escobazo por detrás, por el que con la entrada te habían cobrado por la emoción del miedo a lo desconocido, a lo sórdido, al universo ancestral de las meigas con sus gatos negros, sus marmitas humeantes sus cuervos al hombro y sus sapos, culebras y hechizos (que haberlas, haylas).

En realidad se pagaba por revivir aquello que dormitaba en la imaginación, porque de sobra sabias que el hombre de la escoba era un tío disfrazado al que veías antes o después a la puerta del dichoso túnel, con la escoba en una mano, y el pitillo, que salía a fumarse de vez en cuando a luz del día, en la otra.

Como lo del morbo no tiene límite, ahora seguimos pagando para ver el espectáculo de la “pandi” del presi”, para que nos sigan atizando escobazos los nuevos carteristas del gobierno, del hoy te paso esta cartera que ayer tenía ese y que mañana seguro que heredas tu. Y tú ahora te haces cargo de “paradores”, que ya has estado en correos y te toca ser ministro de transportes….

¡Y los contribuyentes venga a recibir escobazos!, pero es súper mega divertido ver cómo te esquilman, naturalmente por el bien del país como han demostrado los podemitas, locos por ocupar algún órgano de Poder, para poder forrarse todavía más. Y como también han demostrado con la dichosa amnistía don Perro con Puigdemonio,

Un país tan absurdo que Bruja Tucán, como es una burrada de comunista, y aunque ignora muy mucho que es el comunismo, quiere –vestida de seda- modernizarlo y convertirlo en un oasis de confort, riqueza y placer, que es lo que siempre han logrado los regímenes comunistas de todos los tiempos,

Pues qué pena, doña Tucán, que aunque la tucana se vista de seda, tucana se queda.

Sin embargo en 2024, con algún kilo de bótox más y de ácido hialurónico a tope implantado en su bellísima cara dura, el amado líder, o sea, el tío de la escoba, se nos pasa al capitalismo profundo. Va a jugar a ser Kennedy comprando empresas a tutiplén con nuestros impuestos, que subirán astronómicamente, para ampliar aun más su red clientelar de Carteristas.

Una imitación mala donde las haya, porque quien es malo no puede hacer nada bueno.

Así que lo mejor es que se vaya en el Falcón a volar por ahí, alabado por Hammas, brindando por tantos éxitos urbi et orbi.

Y a comer un poquito de turrón sin que se le rompa un diente (bueno, en realidad una o dos o tres carillas dentales).

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