Sí, me vienen a la memoria, me vuelven al corazón, estos hermosos versos del poeta Antonio Machado “Al olmo herido por el rayo”: la gracia de tu rama verdecida.
Este es el estado de mi alma al encontrarme de nuevo con este país: reverdezco con gracia.
Vuelvo a México tras siete años. Ofrezco en mi columna de prensa, estos carnets de viaje espontáneos y en un cierto desorden, tal como fueron brotando.
Un gran congreso
Primeramente, la cita que me ha convocado a esta tierra, es el magnífico congreso celebrado en Tampico: “V Congreso de mujeres científicas del SNI y de Iberoamérica”. Toda una cita dentro de la ortodoxia profesional.
Sin embargo, allí me esperaba el centellear de México, su pálpito íntimo, su brillo: la música.
Antes de que empezar a la parafernalia del ritual académico, en un rincón al lado del estrado (“presídium” le llaman, estaba la música del violín, el guitarrón, otros instrumentos y sus cantores de todo, incluso llegamos cantando al final de la breve actuación cantando todos a coro el famoso guapango de La llorona.
Pudiera parecer trivial, pero no lo es. Encarna un profundo signo de identidad colectiva y social de este país. Y aflora en mi alma: pasión México, la que le tuve, le tengo, y le tendré a este magnífico país, a veces tan torturado en su historia, a veces tan denostado.
Escrito está en mi memoria
He escrito poemas y ensayo lírico sobre México.
A él le he dedicado un primer libro de poemas: Cernuda, el pájaro solitario, la guacamaya, mi abuela Umbelina y yo (Ed. Sial, 2016). Han dicho de él: “García Márquez tendría envidia de título tan en su línea, y sabor.
Tras años sin leerlo, me reencuentro con mi criatura, y me emociono. Eran mis años de “aborrescente” poeta viajera.
Otra obra que he escrito, llena de pasión a México, Cuba, y por extensión a toda Iberoamérica, y sus inefables poetas, se llama, significativamente, Amar América (Ed. Sial, 2020).
En ella, me acompañan escritores amorosos como yo, con sus breves ensayos. Obra personalísima, y obra coral a la vez, que ha tenido su presentación en este Congreso, en la sección: “De las autoras y sus libros”.
La fuerza reunida de las mujeres científicas
Con acierto y pulso firme, Angélica Mendieta y Elda Margarita Hernández Rejón dirigían este brillante congreso, que reunió a 1800, entre ponentes y comunicaciones, en Tampico. Me vienen a la memoria los nombres de Dora Barranco, Guadalupe Simón, Luz del Carmen Vilchis, y tantas otras brillantes profesionales que sería largo de citar. A ellas, mi recuerdo y amistad.
Y allí estaba la infancia
Han ideado un gran recurso pedagógico y didáctico: “Fandango por la lectura”, que recorre el país. Apoyada esta iniciativa por la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, esposa de AMLO, el presidente de México.
Desde el estrado, una a una de las invitadas al congreso, declamamos poemas que los escolares, presentes en número enorme, tenían en un libro ad hoc, que seguían y ya conocían. Entre el alborozo de los escolares, transcurrió esta velada, inolvidable atardecer en Tampico. ¡Que viva México!
Cumplo mis rituales viajeros
Arribo a la Ciudad de México. Cumplo mis rituales viajeros. Me instalo en el gran Zócalo de la ciudad. En lo alto, en las terrazas preciosas de los hoteles que la rodean, me instalo para ver atardecer. A un lado está la magnífica Catedral, a otro, el Palacio Nacional y el Edificio de Gobierno. Más lejos, por una esquina, entreveo el Templo Mayor de los aztecas.
Y así, rodeado el famoso Zócalo de magníficos edificios, me viene me viene a la memoria esta sabia aseveración del gran escritor mexicano Carlos Fuentes:
La grandeza de México, es que el pasado siempre está vivo.
Cómo no recordar (siendo yo oriunda de Territorio Mancha, como me gusta nombrar aquella tierra) al insigne manchego Bernardo de Balbuena, natural de Valdepeñas, capital del vino. Extasiado ante esta ciudad escribió Grandeza Mexicana, y aún le escucho exclamar, a través de los siglos pasados, maravillado ante lo que ve:
En ti se junta España con la China,
Italia con Japón, y finalmente,
un mundo en trato y disciplina.
Entre mis rituales más queridos está el encuentro con los amigos de México, que empiezo a saludar, uno por uno, en los días que felizmente pasaré aquí.
Comienzo por José Antonio Álvarez Lima, amigo que es, y en la actualidad, ilustre senador del Gobierno. Y así, continuaré celebrando la amistad, y celebrando este país.
María Antonia García de León es Profesora de Sociología (UCM), escritora y poeta. Mira la vida es su obra reciente. (Premio internacional de literatura Rubén Darío, 2022)