Ignoro si entre las reformas y prioridades que tiene previstas el próximo Gobierno entrante cuando se celebren elecciones, está el entrar a saco en este nido de socialistas que ocupan la mayoría de los programas de opinión e informativos del ente público. Siempre hemos dicho que, si la cadena estatal no se nutriera de nuestros impuestos, si fuera una sociedad privada sin subvenciones, que solo tuviera que dar cuenta de sus resultados a sus accionistas, nada tendríamos que objetar en cuanto a sus actuaciones ni a las personas que la integran o contenidos. De hecho, tenemos cadenas privadas de cuyos contenidos y presentadores podemos hablar largo y tendido y, sin embargo, no lo hacemos porque aquellos que no quieran verlas nada más tienen que evitar sintonizarla y se acabó el problema. No obstante, sabemos que, cada año, la cadena pública, aparte de la dotación que recibe del Estado, termina el ejercicio con un importante déficit. Muchos pensamos que los responsables de la cadena pública y sus mismos presentadores no se cansan de proclamar las informaciones, las entrevistas, las tertulias y los contenidos de muchos de sus programas, y que el cariz y condición de una gran parte de sus presentadores están impregnados de una aureola más que sospechosa de parcialidad, de falta de neutralidad y de absoluta sumisión a las ideas políticas del poder socialista. ¡Y es la pura verdad! De hecho, dentro de este entorno de clientelismo y progresismo de izquierdas del que están trufados los organismos encargados de repartir los premios de TV, lo mismo que ocurre con la radio y el cine, siempre suelen ser favorecidos y son galardonados aquellos que, con más habilidad, sin aparentarlo, pero utilizando sofisticados y subliminales mensajes, han sido capaces de trasladar la información que le convenía al PSOE. Basta con que algún año vean la lista de premiados y la cadena más galardonada, y podrán hacerse una idea de por donde van los tiros. Lo cierto es que, cualquiera que piense que TVE actua con independencia del Gobierno es que no ve a tres palmos de sus narices, o bien está encantado con la parcialidad de la cadena... Continuará...
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