Prisma Internacional

La nueva Guerra Fría

La tensión entre Estados Unidos y Rusia está subiendo de tono, en un clima de clara desconfianza, y el presidente Trump se muestra incapaz de poner fin a la guerra de Ucrania ante la escasa voluntad política de Putin por negociar.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó este viernes desplegar dos submarinos nucleares cerca de Rusia ante lo que considera las "provocadoras declaraciones" del expresidente ruso Dmitri Medvédev, quien advirtió de una posible guerra entre ambos países. Medvédev es uno los más fieles y radicales halcones que rodea al máximo líder ruso, el presidente Vladimir Putin, y se ha caracterizado siempre por utilizar un léxico radical, amenazante e inusual en las relaciones internacionales desde su actual puesto de vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa.

El personaje de Medvédev no tiene, desde luego, desperdicio, habiendo llegado a amenazar a Ucrania con utilizar armas nucleares para doblegarla y forzar las ansiadas “negociaciones” que pretende Rusia para anexionarse una parte del territorio de este país. Rusia ya se ha anexionado territorios en Moldavia, Georgia, Ucrania y mantiene una fuerte presencia militar en Armenia, quizá con la nunca ocultada misión de desestabilizar el Cáucaso y generar nuevas crisis a los occidentales, pero especialmente a la OTAN y a los Estados Unidos.

No cabe duda que, en este contexto de tensión internacional tras el ataque y ocupación de Ucrania por parte de Rusia, cualquier chispa puede desencadenar un conflicto y extender el mismo más allá de sus actuales límites territoriales. A Trump, que había dicho un sinfín de veces durante su campaña electoral que iba a acabar el conflicto entre Rusia y Ucrania en “veinticuatro horas”, se le está agotando la paciencia con Putin y el ultimátum inicial de unos cincuenta días se ha reducido a unos diez-doce, lo que desató la rabia y la ira de Medvédev, quien ha asegurado  que “cada ultimátum del mandatario estadounidense representa una amenaza y un paso hacia la guerra, no solo contra Ucrania, sino directamente contra Estados Unidos”.

Estas amenazas conviene tomarlas muy en serio en medio de esta guerra híbrida  que libra Rusia contra Occidente desde hace años. Moscú lleva años utilizando una amplia gama de herramientas y tácticas, incluyendo la fuerza militar tradicional, el terrorismo, la propaganda, la guerra cibernética y la influencia en redes sociales, entre otros medios, para atacar a Occidente. La anexión de la península de Crimea, en el año 2014, fue el pistoletazo de salida e hizo comprender a los rusos que la OTAN y los Estados Unidos no harían nada por sus aliados en esta parte del mundo, tal como sucedió cuando abandonamos a Ucrania y no le enseñamos los dientes al feroz inquilino del Kremlin.

La escasa voluntad política de Putin para poner fin a la guerra

En estos once años han pasado muchas cosas, incluido el no inesperado ataque ruso a Ucrania y la anexión oficial de cuatro departamentos ucranianos por parte de Rusia -Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia-, y la guerra se recrudece sin que se atisbe la apertura de un diálogo o unas negociaciones que puedan poner fin a la misma, toda vez que Putin no tiene ninguna voluntad política por ahora de sentarse a negociar en serio con los ucranianos.

Aparte de lo que ocurre en nuestro frente del Este, en que un desbordamiento de la guerra hacia Polonia, los países bálticos y Moldavia sería un desastre de proporciones incalculables, el entorno geoestratégico ha cambiado radicalmente en estos años y el realineamiento China-Rusia se ha visto impulsado por intereses comunes y la percepción de amenazas compartidas, principalmente de Estados Unidos y Occidente. Ambos países buscan contrarrestar la influencia occidental y establecer un orden mundial multipolar, apoyando iniciativas como los BRICS e intensificando su influencia en América Latina, África y Asia, en un claro desafío a Occidente que va perdiendo influencia en esos continentes.

La nueva Guerra Fría es una guerra que combina todas las formas de lucha en una estrategia política y militar que implica la utilización simultánea de diversas tácticas, incluyendo la guerra directa e indirecta, la lucha política, la penetración económica, la propaganda e incluso los medios políticos tradicionales para subvertir desde dentro, una vez que determinados grupos se hagan con el poder, nuestros sistemas democráticos. Ya estamos en la nueva Guerra Fría aunque algunos todavía no lo sepan. ¡Atentos!