El relato oficial insiste en que el paro baja y el empleo marca récords, pero los datos presupuestarios cuentan otra historia muy distinta. El coste del desempleo no deja de crecer, lo que revela una realidad laboral más precaria y dependiente de subsidios de lo que reflejan las estadísticas.
Los datos oficiales del Ministerio de Trabajo y Economía Social muestran que el gasto en prestaciones por desempleo se ha disparado hasta 20.276 millones de euros acumulados a 31 de octubre, una cifra que no encaja con la supuesta mejora estructural del mercado laboral.
Tal y como resume el economista José Ramón Riera, “el gasto en prestaciones es el termómetro más fiable del empleo real: cuando sube sin parar, algo no cuadra en el discurso oficial”.
Un gasto que no deja de crecer pese a la caída del paro
Entre octubre de 2023 y octubre de 2025, el gasto mensual en prestaciones ha pasado de 1.822 millones a 2.006 millones de euros. En términos acumulados, el desembolso ha aumentado 1.193 millones en solo un año, lo que supone un incremento interanual del 6,3% y del 10,8% respecto a 2023.
Todo ello mientras el Gobierno presume de una cifra de 2,4 millones de parados, muy inferior a la de años anteriores. Sin embargo, el coste actual del desempleo ya supera al registrado en ejercicios con muchos más desempleados, como 2021.
“Si el paro realmente bajara, el gasto debería bajar también. Que ocurra lo contrario demuestra que se están maquillando las cifras”, advierte Riera.
Subidas en todos los meses sin excepción
El crecimiento del gasto no es puntual ni estacional. No hay un solo mes de contención real en 2025. Las prestaciones han aumentado de forma sostenida:
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Enero: +6,5%
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Febrero: +7,8%
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Marzo: +7,3%
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Abril: +5,7%
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Mayo: +7,7%
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Junio: +6,0%
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Julio: +6,6%
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Agosto: +5,5%
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Septiembre: +5,1%
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Octubre: +4,4%
Este comportamiento continuado apunta a más rotación laboral, contratos de corta duración y una elevada dependencia de subsidios, pese al discurso de estabilidad.
Fijos discontinuos y afiliaciones: el núcleo del problema
Expertos como Riera señalan que la confusión entre afiliaciones y afiliados reales, junto con el uso masivo de fijos discontinuos, distorsiona la fotografía del mercado laboral. Muchos trabajadores computan como ocupados, pero pasan largos periodos cobrando prestaciones, lo que eleva el gasto sin reflejarse plenamente en las cifras de paro.
“Nos venden que vamos como un cohete, pero el coste del desempleo demuestra que el motor falla”, sostiene el economista, que alerta del riesgo para las cuentas públicas.
Un modelo insostenible a medio plazo
El aumento constante del gasto en prestaciones plantea dudas serias sobre la sostenibilidad del sistema y sobre la credibilidad de las estadísticas oficiales, tanto a nivel nacional como europeo. Mientras el relato político insiste en los récords, el presupuesto revela una realidad mucho menos optimista.
La conclusión es clara: el paro no baja como se dice. Lo que sí baja, según los expertos, es la confianza en unos datos que no se corresponden con el coste real que soportan las arcas públicas.