Franco ha resucitado.
No al tercer día, sino a los casi 50 años de su fallecimiento ocurrido en el 75.
Lo ha hecho gracias a don Sánchez, el corredor de fondo ahora en bicicleta según dice, aunque lo cierto es que solo la ha utilizado, que se sepa, para salir en la foto con el ministro don Puente y dar ejemplo de estilo pedaleando a quien todavía le crean.
A lo mejor no se atreven ambos amiguis a viajar en tren desde que nombrara ministro de transportes a ese señor de lengua tan larga y bien hacer en su cargo tan corto.
Porque a partir de ese momento Renfe ha perdido su impronta de seriedad y puntualidad ganada en los últimos tiempos y ha vuelto a su mala fama de antaño, de impuntualidad y averías.
Se ha convertido en algo semejante a aquel “Trenecito de la bruja” una atracción de las ferias de antes, en las que cuando alguien subía le “arreaban con un palo”.
Era en tiempos de Franco,
Ahora su alevín de sucesor, más alto y más guapo desde luego, le ha resucitado y no solo en lo ferroviario sino ¡qué casualidad! rememorando la antigua censura con su “Plan de acción para la democracia” craneado durante aquellos cinco días de cartas, de amor por su Begoña, muy basados en el romanticismo de la película “Memorias de África”, o mejor dicho quizás, en Memorias de África Center.
Una especie de mordaza gestada en un arrebatado momento de pasión, destinada a los periodistas y a los Medios poco favorables a su amadísima esposa, o a su hermano, o a sus adláteres, o a el mismo, que serán quienes decidan lo que es bueno y lo que es malo y que Medios y periodistas lo son y quienes no.
¿Más claro? Adiós a la libertad de expresión.
Solo se pueden publicar preciosidades y flores (aparte Begoñas) sobre el amado líder, que siguiendo con lo de los transportes la tiene tomada con los Lamborghinis, cuando lo maravilloso sería luchar para que todos los que pagamos su sueldo pudiéramos tener uno, y él y sus ministros viajaran en metro y otros transportes públicos.
Y más de Franco: El Gobierno quiere reducir con un real decreto los requisitos para ser «víctimas del franquismo», o sea, para que cobren antes y más indemnizaciones quienes se sienten maltratados por aquella dictadura, que cada vez tiene menos que envidiar a la que prácticamente nos disfrutamos, ya que a don presidentisimo de todos los ejércitos apoyándose para el mandato de los mismos en la mini ministra Margarita (otra flor) Robles, le sobran también los jueces y las Cortes, asegurando que : «Vamos a hacer grandes cosas, vamos a avanzar con determinación con o sin apoyo de la oposición, con o sin el concurso de un poder legislativo, que necesariamente tiene que ser más constructivo y menos restrictivo.
Y tanto franquismo resurrexit en el interior del país lo completa el ministro de asuntos exteriores don Albares, que ya en el año 22 ordenó retirar cualquier rastro franquista de embajadas, ministerios y consulados.
Parece claro lo de que no se quitan a Franco de la cabeza, porque de lo contrario ¿A quién le importa el franquismo a estas alturas salvo a los obsesos con su persona?
Ha pedido a los del PP dejar de «tratar a Venezuela como una dictadura», y les ha reprochado que «no califiquen así a otra que – dice Albares en un alarde de sublime inteligencia- les afecta directamente, la dictadura de Franco”.
Franco por aquí, Franco por allá, Franco como arma arrojadiza, desenterrado y vuelto a enterrar, franco en el centro de todo el universo Sanchista.
Pero Franco, en definitiva, mal que bien, ha pasado a la historia moderna como uno de los líderes más interesantes e influyentes de nuestro país.
Otros sin embargo serán recordados únicamente en el libro de los Guinness, por haber volado en Falcon (Tener siempre a punto la limpieza de estas naves significa un coste de 1.617.280 euros) hasta para ir a Valladolid desde Moncloa.
Y porque nadie, absolutamente nadie, podrá publicarlo.