El Jardín del Edén

La Flecha del Tiempo

Hace casi 100 años, Arthur Eddington, un astrofísico inglés desarrolló el concepto de “la flecha del tiempo” (the arrow of time). Eddington trataba de comprender la paradoja de porqué en las ecuaciones de la física el tiempo parecía tener un comportamiento simétrico, esto es, que no se producía ninguna violación de la ley física cuando el tiempo en vez de avanzar, retrocede, pero que sin embargo cuando vemos el acontecer de las cosas en la práctica, el tiempo solo toma una dirección: va como una flecha.

Para los aficionados al fútbol, la respuesta la tiene el VAR, o para los que peinamos canas, la antigua “moviola” de Pedro Ruiz. El truco consiste en ser capaz de ver la grabación de un suceso, tanto hacia adelante como hacia atrás. De hecho, en muchos casos no somos capaces de distinguir si la cinta avanza o retrocede: si por ejemplo un coche se mueve hacia atrás, no nos llama la atención.

La cosa se trastoca cuando ocurre algo que sabemos que no pasa espontáneamente, por ejemplo cuando se cae un vaso y se rompe: en el movimiento hacia atrás vemos los pedazos del vaso recomponerse, y sabemos inmediatamente que nos están engañando. El motivo, que tiene que ver con una cosa que se llama entropía, y que ni los mejores conocedores de la Física saben definir de forma sencilla, es porque a veces ocurren procesos “irreversibles” en el sentido estricto del término, esto es, cosas que al revés “no pasan”.

Esto no sólo pasa en los laboratorios de física. Los historiadores usan la expresión “las guerras son las parteras de la Historia”, para indicar que son los procesos “irreversibles” tales como guerras, revoluciones o golpes de estado, los que hacen que la historia “progrese”, e indirectamente lo que hace que los que estudiamos la Historia nos fijemos tanto en guerras y fechas. Un Rey en el que su reinado no pasa nada, es un Rey “aburrido” para los historiadores. En el entremedias de guerras habrá idas y vueltas, alternancias políticas, lo que sea, pero a veces se llega a un punto de ruptura y nada vuelve a ser como antes. El tiempo se vuelve irreversible, y describimos esos momentos como “históricos”.

He oído a Alfonso Guerra describir el actual pacto de amnistía como “la derrota de su generación” y la “condena del régimen de la Constitución de 1978”, y estoy de acuerdo. El problema es si esa amnistía va a generar un proceso irreversible o no en la Historia de España. Apunta maneras, pero todavía no estamos ahí, Montesquieu y las mismas Instituciones que ha previsto la Constitución de 1978 parece que están actuando de dique, pero serán impotentes si nosotros, las personas normales que formamos la sociedad, no nos hacemos oír para tratar de evitarlo.

Muchas asociaciones profesionales ya nos están advirtiendo que la alternativa a la contención será un proceso irreversible de ruptura de la Constitución de 1978 y resultados inciertos. Tendremos tanto “progreso” como seamos capaces de digerir, e incluso más. Hay compatriotas a los que esta ruptura no les asusta y la desean. Yo estoy más con Eugeni D’Ors en que “los experimentos, con gaseosa”, deseo que seamos mayoría.

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