LA MIRADA DE ULISAS analiza situaciones que no parecen claras y menos equilibradas. En este caso su visión, siempre alerta, se refiere a la guerra que libra Israel por su supervivencia, al haber sido atacada en su propio territorio por el terrorismo de Hamás el 7 de octubre del 2023. Una tendencia del horror que nada bueno siembra a nivel internacional y se instala en los países de avanzada. Múltiples países occidentales con un enfoque más abierto y desarrollado han sido víctimas de numerosos ataques. Muestran la diferencia de civilización que toma lugar en este momento a nivel mundial con valores opuestos. Arcaicos conceptos nos remiten al retraso medieval que el mundo conoció y que no anhela volver a aquellos tiempos cuando las libertades eran abortadas y el progreso estaba bien ausente de las sociedades. Y la mirada de Ulisas se pregunta el ¿por qué? una guerra como ninguna otra en la Historia Universal ha sido vista bajo una mirada internacional que desmenuza cada una de sus acciones sin remitirse a una realidad que impone una posición ecuánime y honesta. ¿Quienes fueron los atacantes? ¿Y quiénes y el porqué se defienden? Representan las grandes preguntas que parecen haber perdido sentido. Es de cuestionarse el por qué ningún otro ejército como el israelí ha sido enjuiciado bajo la perspectiva de un microscopio atravesado por prejuicios y viejos conceptos revaluados, como la muerte de Jesús a manos de los judíos. Asunto que ha suscitado odios. Se le exige que se comporte de manera considerada con sus peores enemigos. Tampoco se sabe de otra nación que haya tenido que alimentar a los bárbaros que asesinaron, violaron y secuestraron a su gente. Otra exigencia que parece descabellada: el requerimiento para el soldado o combatiente israelí que permanezca indulgente y civilizado con los salvajes que decapitaron a sus mujeres y quemaron vivos a sus padres e hijos. Una ferocidad jamás vista en los tiempos actuales que algunos condenan de manera tibia o casi inexistente. Y además, recibe la manifestación de la censura o de la judeofobia, sentimientos que permanecen latentes y que explotan con el menor descontento. Impide el genuino planteamiento para ver la realidad de una autodefensa sana y necesaria bajo medidas extremas de proteger a la población civil del enemigo. Que además, lo hace por convicción y por responder a los valores de que sólo se mata por una situación de defensa propia. Tampoco se sabe de otro pueblo o país que haya sido más inculpado, insultado y sancionado por una supuesta deshumanización que le atribuyen los adherentes al terrorismo sin justa causa. Con el agravante del respaldo de la ONU, que debería ser un organismo neutral y defensor de los derechos humanos. No es el caso cuando se trata de condenas a Israel, se permite todo tipo de ataques y críticas sin fundamento. Pierden toda su imparcialidad y cometen actos escandalosos contra una nación que sólo pide su continuidad en un terreno que siempre le perteneció y que sigue siendo la Tierra Prometida. Con esfuerzo y dedicación se ha construido como un terruño de progreso y de buena vida para cualquiera de sus habitantes, sean judíos, musulmanes, católicos o de cualquier otro credo. Tampoco impera la reprensión a las diferencias tanto sexuales como de cualquier tendencia. Es sin lugar a duda, la única democracia de la región con un régimen abierto a la crítica, a las manifestaciones y al desacuerdo, donde todo individuo es libre de expresarse y de disentir sin temer por su vida ni de sentir miedo por expresar sus diferencias ni sus posiciones Y curiosamente, donde la mujer goza de todos los privilegios y derechos que ha conquistado luego de luchas que le han dado su lugar. Israel, de manera indigna es apelado “estado terrorista” o “genocida” cuando en realidad defiende a sus ciudadanos al darles protección de todo tipo, como refugios antimisiles y la presencia del domo de hierro, que sino fuera por tal elemento los desastres de Israel serían catastróficos y dignos de lamento, aunque no sean tomados en cuenta por tratarse de judíos, que siguen recibiendo desprecio. Menos mal que el gobierno y su armada velan por el bienestar social de sus habitantes al brindarles una cierta seguridad, que no hace el gobierno de Hamás con los suyos al exponerlos como carne de cañón para fines publicitarios y de aumentar la sensibilidad de los pacifistas, que se desentienden de la verdadera finalidad de estos crímenes de guerra propiciados por Hamás, sin el menor interés de proteger a sus ciudadanos que ni siquiera tienen acceso a los túneles, cimentados exclusivamente con fines bélicos y sin el menor interés de defender a la población civil. Contradicciones que poco o nada se tienen en consideración. Es de resaltar que lamentablemente ningún otro conjunto de pruebas militares sobre crímenes de guerra ha sido más ignorado por la OMS y otros organismos oficiales que no cumplen con efectivas labores al mantener un sesgo poco imparcial. Y es de constatar que ningún otro territorio realmente ocupado como es el caso del norte de Chipre por Turquía o de Crimea por Rusia, haya sido motivo de reclamo en las calles de diversos lugares o en los campus universitarios bajo un patético activismo que roza lo absurdo. Uno se pregunta ¿en qué radica el verdadero motivo para tal despropósito? Tibias o casi inexistentes fueron las condenas a los fatídicos eventos del 7 de octubre. Masacres que fueron filmadas y difundidas por los mismos terroristas en son de victoria. Un salvajismo de terror. Se observó que ninguna otra mujer de naciones o religiones diversas fuera menos apoyada o que no mereciera la solidaridad de otros organismos por la defensa a la mujer como fue el caso de las víctimas judías, que sucumbieron ante un desastre sin igual. El silencio fue la respuesta a tanta agresión y el mundo siguió sin voz ni repulsión por sólo tratarse de mujeres judías. ¡Cuánta incoherencia!
¿Y qué decir de los rehenes? que sucumbieron ante las peores calamidades y el mundo se abstuvo de exigir su libertad. Sólo se pudo negociar de manera arbitraria e inmoral por algunos de ellos, en un canje de alto rango escabroso mientras otros secuestrados se siguen pudriendo bajo condiciones calamitosas y no han podido ser rescatados. ¡Y qué decir de los bebés que fueron raptados, vejados y asesinados! Y sin el menor reclamo por parte de Instituciones como la Unicef, La Cruz Roja Internacional, Amnistía y otros institutos que manejaron intereses apartados de su verdadera finalidad. Tampoco hicieron el deber de haber respondido a las necesidades de un rescate oportuno. La insufrible reserva o mudez ocuparon momentos de tanto dolor. Y el mundo sigue sin exigir la liberación de unos raptados que merecen la vida y no las aberraciones a las que se ven sometidos con un cautiverio que rebasa toda lógica. Que el mundo despierte porque lo que le espera desde ya es condenable por mentes y corazones sanos que aspiran a un mundo mejor y más justo. La mirada de Ulises no puede callar. Su palabra se fortalece para denunciar estos atropellos que deben cesar para que el mundo pueda recobrar su ecuanimidad y la conciencia y la moralidad que tanto se extraviaron.