La necesaria dimisión del presidente del Gobierno por su indigna actuación en agosto

Toda semana que pasa, sea otoño, invierno, primavera o verano o bien supera a la anterior en despropósitos inimaginables o bien los iguala en los mismos, pero siempre sumando cúmulo de esperpento inasumible en cualquier democracia. Sin embargo, en este mes de agosto la acción de Gobierno independientemente de vacaciones está precedida de una descomunal ausencia de responsabilidad circundada de un ejemplo inaudito de nepotismo y de burda ausencia de la realidad.

A la desaparición, del jefe del Gobierno, de las decisiones europeas de cara a la guerra en Ucrania por no ser merecedor de confianza alguna, ha sumado su desaparición ante la tragedia de los incendios de la zona oeste de toda España,  y límite longitudinal con todo Portugal  …

Una desaparición que al igual que con las riadas de Valencia ha omitido la declaración de catástrofe nacional y ha impedido el inmediato deber de socorro que se antepone incluso a cualquier legislación cuando el tiempo inmediato de respuesta se convierte en urgencia absoluta para salvar vidas, haciendas, pueblos enteros y todo aquello que sea necesario. No hay palabras para calificar a quien teniendo la máxima responsabilidad opta por el silencio y el mirar a otro lado queriendo entrar solo en un juego de tácticismos que prescindiendo de la única responsabilidad plena que debiera acometerse, opta por un juego criminal. No hay palabras para calificar todo esto, con cinco vidas segadas, que son lo principal, y exigen declaración inmediata de luto nacional, si se tuviera mínimo comportamiento moral, y que aquí demandamos firmemente sin perder un segundo más, pues ya no se trata de imprevisión o mala coordinación, aunque también se da cúmulo de ello, sino de cómo se plantea sin restricción alguna cualquier emergencia nacional, tanto si afecta a una autonomía como si es a varias, o sea de un color o del contrario. En ninguna cabeza normal cabe hacer cálculo de nada tratándose de afrontar un peligro extraordinario. En ninguna cabeza normal cabe no actuar con la mayor diligencia y con todos los medios desde el primer minuto ante una tragedia visible por todos. Quien así actúa merece condena sin paliativos y señalamiento permanente por contravenir las más elementales normas de humanidad. Por ser plenamente consciente de una tragedia, no activar todos los  medios a su alcance de inmediato… ¡todos! a nivel nacional e internacional. Ello sobrepasa cualquier delito imaginado y supera la perversión más abyecta.

No contento, contempla también cuál Nerón no solo un incendio monstruoso en España, sino también como si con él no fuera, homenajes de la más lacerante ignominia a terroristas con todos sus amigos exultantes y todo ello en una parte de España que como cualquier otra no merece en absoluto esta anómala situación. Pero sobre todo, y antes de nada, lo que es nuevamente inhumano es contemplar sin inmutarse el vilipendio a las víctimas del terrorismo y sus familias. Un presidente de Gobierno cómplice de todo ello simplemente no tiene forma de calificarse, no hay manera de definir tal perversión y tal manera de ser . Es imposible tener respuesta a algo que no sólo hiela la sangre, sino que de forma continuada admite en el conjunto de sus pactos para poder ser presidente de gobierno, y con quienes son valedores de una tragedia aún sin resolver de cientos de asesinatos y con quienes llevan sus listas electorales ensangrentadas. Es no difícil, sino imposible de explicar en una democracia, en donde  el único pensamiento debiera estar con quienes han sufrido tantísimo dolor. Todos  los españoles tenemos y tendremos eterna deuda de honor con ellos,  salvo el presidente del Gobierno, que voluntariamente renuncia a ello, y por tanto debe dimitir y pedir perdón y también ser permanentemente calificado y deshonrado. Nunca algo tan tenebroso e indigno, algo de la indecencia más superlativa y maligna y presidido  por un presidente de Gobierno,  pudo darse en una nación seria y deudora por obligación de la mínima decencia.

Qué decir de la nueva imputación a su esposa por malversación de fondos… solo ello es de una vergüenza mundial sin parangón. Una dimisión fulminante se auto impone cualquier demócrata sin tener que dar ni un paso más en los tribunales y acompañada de un rubor constante de petición de perdón, seguido de continuos actos de contrición por el nefasto, despreciable, indigno e inadmisible ejemplo de un primer ministro.  Corrupción asfixiante, y sin cumplir ninguna norma impuesta, ataques a la seguridad nacional e internacional con contratos chinos, pérdida de ruta marina en Algeciras, miembro de un narco Estado paseándose por España estando prohibido por Europa, imposibilidad de asistir a las decisiones europeas por pérdida de confianza… y muchas más lindezas solo en este mes de vacaciones… que harían dimitir a cualquier dirigente decente. Quiero añadir el acoso y denuncia a una heladería en Barcelona por teóricamente no hablar en catalán por parte de un concejal de distrito de ERC, mientras Illa impone casi medio millón de euros a comercios y establecimientos que no rotulan en catalán en un ejemplo de xenofobia racista activa e institucional de tintes hitlerianos y estalinianos inasumibles en democracia, pero admitidos alegremente por el presidente del Gobierno para poder serlo.

Todo esto es solo una parte de acción plenamente antidemocrática encabezada por el presidente del Gobierno en pleno Agosto y por supuesto con  más que sobrados hechos de dimisión fulminante, solo por la décima parte de lo aquí descrito, si tuviera mínima ética y comportamiento democrático.

Tenemos un gravísimo problema en España pero también ya en toda Europa con un presidente de Gobierno al que se le ha llamado la atención severamente en la portada de The Financial Times, apenas hace unas horas señalando que  un juez español acusa a la esposa de Pedro Sánchez de malversación de fondos y en The Economist a principios de este mes. También hace dos días en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, con durísimas críticas, The Telegraph y otros tantos a nivel mundial.

Un presidente de Gobierno, jefe del ataque en modo golpe de estado de última generación a España y por tanto a Europa y jefe de la corrupción más lacerante. Un presidente de Gobierno líder máximo de la traición a los españoles y por tanto a la dignidad de todos y por tanto así mismo, a la de todos los europeos.