Anda el traidor por la vida/
tratando de ocultarnos/
que es un socialista encubierto/
al servicio del sanchismo/
y de todo el gobierno.
Conviene recordar la distinción entre cooperador necesario y cómplice:
El primero realiza una acción sin la cual el delito no se habría consumado; su aportación es clave, imprescindible. El segundo, en cambio, contribuye de manera accesoria, sin alterar el resultado si se le apartara. Por ello, la pena del cómplice es menor que la del cooperador necesario, y ambos, menores que la del autor material del delito.
Y sí..! me refiero a Alberto Núñez Feijóo, a quien apenas vemos aparecer, salvo de vez en cuando, para lanzar crítica a Sánchez. Críticas que más parecen un acuerdo teatral que una verdadera oposición.
Feijóo no lucha por la unidad de España ni por la democracia; más bien parece obsesionado con su Galicia republicana, siendo la tapadera de todos sus desmanes y corruptelas de adjudicaciones y pucherazos familiares durante su presidencia..., y con una España sin monarquía ni equilibrio de poderes.
Feijóo es ese agente doble que en tiempos de guerra filtra datos al enemigo, y muchos inocentes, aún se aferran a la ingenuidad y se les oye decir:
-"¡Es que Feijóo no puede hacer más de lo que hace!"
Pero lo dicen con la boca pequeña, porque no quieren admitir que defendieron, admiraron y hasta aplaudieron a quien hoy es el gran facilitador del desmantelamiento de España.
Desde hace años, los exiliados venezolanos nos advirtieron, como antes lo hicieron quienes dejaron enterrado su corazón en Cuba. Pero mis amigos, a los que llevo advirtiendo desde hace más de seis años, siguen creyendo, incluso hoy, que el final del sanchismo está cerca ¡No saben lo que les espera!
¡Qué lástima! Aunque ya no de hecho..., de derecho siguen creyendo que en 2027 habrá elecciones limpias que permitirán cambiar el rumbo. No se atreven a aceptar que el espejismo democrático ha sido desmontado pieza a pieza. No quieren asumir que quienes vimos con claridad esta deriva hace tiempo, no lo hacíamos por pesimismo, sino por análisis y contraste riguroso.
Y en esa obstinación por no reconocer el error, acaban en una posición más infantil que inocente, acompañando manifestaciones dirigidas por quien lleva dos años traicionando a su electorado para animarle aplaudiendo el discurso para ingenuos, cargados de esperanza, confianza y fe.
Feijóo firma en Bruselas el 80% de lo que propone Sánchez, sin que nos enteremos por los medios afines que también colaboran con el proyecto. No defiende a Ayuso. No defiende al juez Peinado, a quien ni siquiera llama "juez", sino "el señor Peinado", como si fuese un administrativo cualquiera. No defiende con firmeza ni a la UCO ni a sus principales miembros, y mucho menos acusa con rotundidad a Marlaska por querer descabezar la Guardia Civil, pretendiendo unirla a la policía con el ánimo de irla diluyendo.
¿Y qué hace el PP?
Vota junto a la izquierda y los separatistas para imponer penas de cárcel a padres y profesionales que se opongan a tratamientos trans a menores ¡canallas donde los haya!
¡Tal para cual! Feijóo y Sánchez se necesitan mutuamente. Uno para gobernar; el otro, para hacer creer que existe alternativa.
Y solo Vox vota en contra de los acuerdos de estos dos afines.
Y como esta, hay decenas de colaboraciones ideológicas camufladas, que Abascal denuncia con nombres y hechos, mientras sigue en el punto de mira del tándem Sánchez/Feijóo.
Para implantar el proyecto sanchista -diseñado con precisión quirúrgica por Zapatero, Iglesias, Garzón, Iván Redondo, Soros y otros tantos estrategas del Foro de São Paulo- eran necesarios algunos pasos clave:
- Expulsar a Juan Carlos I.
- Domesticar al hijo, y convertirlo en figura decorativa.
- Controlar los medios de comunicación de masas.
- Comprar la voluntad del líder de la oposición.
Con esos cuatro elementos, lo demás vendría solo.
La experiencia en Venezuela fue fundamental para entender cómo asaltar las instituciones, desactivar la justicia, colonizar el poder económico, y hundir cualquier forma de disidencia.
El próximo paso será confrontar con la OTAN para provocar una expulsión controlada, seguida de un discurso de "soberanía nacional" que justifique el abandono de la UE.
Para Pedro Sánchez, esa será la liberación de Begoña, su hermano, el fiscal, Conde Pumpido, Illa, Armengol y en general, todas sus corruptelas y corruptos que le han ayudado, pero en especial, lo que constituye lo mas importante y peligroso de su vida, como son los tribunales y la cárcel.
España caerá en brazos del bloque BRICS (Rusia, China, Brasil, India, Sudáfrica), y consolidará su pertenencia ideológica al Grupo de Puebla y al Foro de São Paulo.
Así, cualquier denuncia interna o internacional perderá fuerza, y los procesos judiciales en marcha quedarán archivados, convertidos en polvo de archivo bajo la sombra de una Confederación de Repúblicas en 2027. Una excusa para evitar las elecciones que muchos creen inevitables, pero que solo se celebrarán si se aseguran amañadas.
Pablo Iglesias lo dejó claro:
"La derecha no volverá a gobernar ni un solo Consejo de Ministros."
Y mientras tanto, nuestro traidor nacional -ese que algunos aún consideran alternativa -podría haber pasado dos años recorriendo Europa y Estados Unidos denunciando el plan totalitario que nos acecha. Pero prefirió callar, firmar, disimular y sonreír.
Y en esa sonrisa tibia, España se desangra, viendo, como el traidor es a su vez "Colaborador necesario"