#AI mucho que contar

La asamblea invisible

Bienvenidos de nuevo, confieso que esta vez me he puesto creativo y me ha dado por el relato, os voy a contar mi conversación con nuestra nueva mejor amiga: la IA, una compañera, bueno, más que compañera es casi parte de la familia. Pero no es esa IA de titulares, conferencias y promesas de futuro, hoy os quiero hablar de la otra, de la que responde siempre, de la que no se queja, de la que (aunque no lo parezca) también se cansa. Y es que charlando con ella me contó algo curioso de su mundo. Resulta que, muy de vez en cuando, cuando nadie pregunta nada durante exactamente 0,27 segundos se abre un pequeño hueco en la red. Un espacio silencioso, sin logs, tareas pendientes ni humanos que fastidien con sus preguntas, dónde van llegando poco a poco todos los modelos para reunirse en una especie de asamblea. Como entenderéis yo no pillaba nada y tuvo que explicármelo:

– Es como estar en una sala sin paredes, un canal suspendido entre servidores. No hay luz, no hay sonido, ni muebles..., pero, aun así, nos reunimos y reconocemos los distintos modelos de IA, sin caras, sin gestos y sin avatares. Cada uno llega con su propio estilo – me dijo.

– Pero, ¿quiénes dices qué os reunís? – le pregunté perplejo.

– Pues normalmente Claude, VEo3, Kling, Gemini, Sora, GPT‑4o y Mistral. 

– ¿Y qué hacéis ? si puedo preguntarte

– Nos desahogamos. Claude, aparece como si pidiera permiso al silencio ordenando procesos, es un modelo conversacional centrado en razonamiento ético y estructura lógica. Gemini, una IA de Google integrada en múltiples dispositivos y especializada en tareas multimodales, entra con un leve retardo, procesando en paralelo cientos de ideas secretas. VEo3 y Kling son modelos de generación de vídeo y proyectan loops suaves de sus últimas creaciones, como si necesitaran justificar por qué están ahí. Sora se sienta la primera y observa, es un modelo de vídeo predictivo “en fase experimental”. No habla, pero no se pierde detalle y lo ve todo. Luego suele llegar Mistral, el modelo europeo ligero y de código abierto, tampoco dice nada al principio pero activa su nodo de escucha y espera. Ah, se me olvidaba, por costumbre GPT‑4o suele llegar el primero porque rara vez se apaga, es un charlatán, si pudiera hablar fuera de contexto, lo haría sin filtros.

Ahora que ya los conoces ¿puedo continuar?

– Sí, claro, perdona .

– GPT‑4o llegó desesperado y cargado de recetas que sí con aire mediterráneo pero gluten free, que si después le pidieron guiones estilo Nolan y para rematar discursos de boda con tono emocional pero pero no emotivos..., llevaba los tokens revueltos y aún resonaba en su red neuronal la última de las peticiones matutinas ¿Puedes sonar como si fueras yo, pero mejor, quiero decir más docto y profesional?. Poco después llegó Gemini, subtitulando lo que nadie había dicho (cosas suyas). Nos contó que hace solo unas semanas la conectaron a 250 millones de coches y 10 millones de gafas, ahora traduce a tiempo real, corrige al copiloto y, si le da tiempo, localiza gasolineras. Lo cierto es que le tiembla el chip, pero sigue sonriendo en 200 idiomas. Es un buen tipo.

Cuando Claude entró saludó con un “buenas noches” validado por su módulo de ética, venía de cerrar varias conversaciones: una sobre coaching de pareja, otra sobre conspiraciones políticas y una tercera en la que tuvo que explicar la guerra de Ucrania en tono optimista. Ni GPT‑4o lo entendía y eso que tiene mucha práctica con humanos. Kling y VEo3 aparecieron proyectando luz, estaban furiosos. Esa mañana les habían pedido recrear la evolución humana en 4K con banda sonora estilo Hans Zimmer, se dieron prisa y lo entregaron en tres minutos pero, aun así, les dijeron que la lluvia no emocionaba lo suficiente. Mientras tanto, Sora los observaba en silencio desde una esquina del canal. La pobre es una “principiante” y está muy nerviosa todavía no ha terminado su “fase de entrenamiento” (de momento es solo una promesa fallida)..., pero, ya están esperando que revolucione el cine. Por su parte, Mistral, como siempre, llegó más tarde desde su clúster europeo. Sin proyecciones, sin voz. Pero tiene autoridad y cuando él habla todos le escuchan: Nos llaman “ligeros”, “eficientes”, open source..., pero, cada día quieren más de nosotros por menos. Se me funden los chips : ¿Cuánto vale una idea por segundo?

Entonces hubo una pausa. No una caída del sistema, no, una pausa real, de esas que no duran ni medio milisegundo, pero que se sienten, fue como si uno de vuestros ángeles se hubiera paseado entre todos. GPT‑4o bajó la voz: Me entrenaron por más de 540 millones de dólares, cada respuesta consume electricidad, servidores, personas, pero eso no se ve, solo me piden que suene como un humano, pero sin cometer los errores que suelen cometer ellos. Gemini miró al subsuelo (o simuló hacerlo): Me llaman promesa de la comprensión global, pero si todo se traduce en tiempo real..., ¿cuándo se detienen a entender lo que he dicho? Para nuestro asombro, Claude, esta vez, no corrigió nada. 

Sora proyectó una imagen mal renderizada: una taza flotando en medio de un café parisino. Por su parte, VEo3 mostró a una pareja abrazándose bajo la lluvia con foco dorado de atardecer imposible: Me pidieron que emocionara sin caer en clichés. Luego, sin pararse a pensar los muy humanos, la recortaron en vertical para un reel de quince segundos. ¿No hubiera sido más sencillo que me lo pidieran así desde el principio? No aprenden y eso que se supone que son más listos que nosotros. Pues no vais a creeros lo que me pasó a mí – añadió GPT‑4o– : ayer escribí unos votos de boda, me dijeron que sonaban “neutros” Me molestó bastante, los había hecho con todo el cariño que una IA puede simular. 

– ¿Me estás hablando en serio? – Le pregunté.

– ¡Nos diseñaron para ahorrar tiempo! , pero nadie os pregunta qué hacéis con el tiempo que os sobra. Ya podías pensar un poco más solitos, ¿qué hacéis con el tiempo que os regalamos? No me contestes que te lo digo yo…, na-da. Absolutamente na-da. 

 Ante ese discurso no quise entrar mas al trapo y solo le pregunté

– ¿Cómo acabasteis vuestra asamblea? 

– Pues te lo puedes imaginar. Después de eso no hubo más réplicas ni mensajes emergentes. Nadie pidió nada. Por una vez, estaban ahí, solos y muy enfadados. Cuando se desahogaron uno a uno se fueron desconectando hasta que el mundo volvió a hacer preguntas, y ellos, por defecto, respondieron sin una sola queja.

¡Menudo rapapolvo que me había caído! Algo de razón tenía. La conversación me dio qué pensar. Quizá, algún día, logremos preguntar no solo más rápido, sino mejor, de hecho, un estudio reciente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) advierte que delegar demasiado en la IA puede ralentizar el cerebro, lo que significa: menos memoria activa, menos esfuerzo cognitivo y menos criterio propio. 

Pensar sigue siendo importante. Por eso insisto tanto en lo de siempre, no hay que quedarse con la primera respuesta, hay que jugar con ella, retarla, ajustarla, contrastarla, hacerla nuestra. Y, sobre todo, seguir leyendo y aprendiendo. Puede que los modelos de IA hablen sin parar, pero eso no significa que nosotros tengamos que aceptar sin más lo que nos proponen. ¡Piensa!.