La mirada de Ulisas

Anhelo de hacer el bien sin mirar a quien y vivir en paz

LA MIRADA DE ULISAS no deja de sorprenderse ante el alcance de la mentira que conlleva maldad y el sesgo de dañar específicamente a alguien o a algunos. Ya lo había enunciado en otro artículo, sobre los embustes que se dan con facilidad, pero esta vez aúlla mi conciencia al ver que la perversidad no tiene límites. Mi mirada implora que se instalen en la realidad los hechos para concientizar corazones confundidos por los efectos de una propaganda malsana o todavía peor malintencionada.

Mi mirada lo sabía, pero ya ante la noticia destapada y comprobada que circula con la existencia de vídeos y certezas no puedo ni debo quedarme callada. Estoy en la obligación, debido a mi propuesta de llevar la verdad en mis artículos, de recalcar lo que hacen los terroristas de Hamás y el régimen que representan para lograr sus fines maléficos. Sabemos que se valen de lo que sea, sin importar si tiene moral o no, la de ellos difiere de la del mundo occidental o de la de la presencia de principios judeo-cristianos, la base de las sociedades democráticas.

La conquista que se ha logrado después de siglos de lucha por imponer los derechos humanos e igualdad de sexos. Anhelan defender la libertad del ser y dejar en claro lo que significan las justas causas. Los terroristas de Hamás con fines de desprestigiar a la armada israelí, que de paso resulta una de las más cuidadosas del mundo en tratar de evitar muertes de civiles o daños colaterales, no siempre impedidos ya que guerra es guerra, pero no decaen en la necesidad de intentarlo al máximo. Sin duda alguna, ciertos ejércitos como el israelí aplican mejores medidas que otros para lograrlo. En el caso de los militares israelíes no sólo lo hacen por cumplir con convenciones o leyes internacionales para tal fin, sino y sobre todo por responder a los valores que desde niños se les inculca a estos jóvenes creadores de inventos útiles para la Humanidad o simplemente muchachos con conciencia de patria, que van a defenderla. Y se acogen al lema bien metido en sus cabezas: no podrás matar sino por y en caso de legítima defensa. Pero Hamás dista mucho de estos valores, el fin para ellos justifica cualquier medio. Sus acciones lo demuestran, ponen a su población civil de carne de cañón y entre más muertos y heridos acumulan más cercana sienten la victoria por sensibilizar al mundo, (que sí y ¡afortunadamente! mantiene valores humanitarios) sobre muertes injustas, pero lo que no se ventila con la suficiente vehemencia, debido a las  pruebas ya incontestables, que tienen una industria cinematográfica montada para hacer creer que sus falsos heridos maquillados son verdaderos o aún peor montan escenas sin el menor escrúpulo disfrazando a los terroristas o actores en soldados israelíes que ponen a actuar como disparándole a un infante. ¡Qué infamia! llegar a tal extremo de atreverse a montar en simulado escenas que luego difunden para fanatizar y acusar con operaciones irreales, puestas en escena como se habla en lenguaje cinematográfico. ¿Hasta dónde? puede llevar la creatividad abonada de mentiras y con sesgos tan diabólicos, porque bien sabemos que mentir es un pecado, sobre todo cuando no conlleva un fin piadoso sino lo contrario, como esa nefasta finalidad de desprestigiar de manera abierta y sin el menor pudor ni sentimiento humano a milicias que protegen lo suyo con su propia sangre y desvelos. Sé, y mi mirada no puede pecar de ingenua, que en guerra muchas arbitrariedades son permitidas.

Es el juego sucio de las guerras, que las sabemos dispuestas a muchas distorsiones, pero tampoco llegar al extremo de hacer caer a los corazones buenos e ingenuos en calumnias al exacerbarles la sensibilidad con hechos falsos. Por lo menos, mi mirada se siente en el deber de difundir este hecho atroz y de tratar de abrirles los ojos a aquellos incrédulos que, por ser seres de bondad, se la creen toda. Hay que ver de dónde viene la información para tomarla con pinzas, recibirla o desecharla. En nosotros está estar bien informados para hacer el punto e intentar no caer en desequilibrios ni en la mentira que lleva a confusiones y delirios o peor: a condenar lo que no tiene razón de ser o de verse como una "realidad" cuando responde en realidad a una fantasía articulada con un propósito bien malévolo y dispuesto a seguir alimentando el sentimiento antisemita que duerme, pero que espera el momento oportuno para despertar con furia para hacerse al malestar de la Humanidad, que vive en estos momentos debido a tantas crisis en varios sectores. ¿Hasta cuándo? seguiremos persiguiendo al judío que en sus deseos más básicos sólo perpetúa el anhelo de hacer el bien sin mirar a quien y de vivir en paz, sin necesidad de estar protegiendo su espalda, tantas veces clavada por cuchillos y difamaciones. Analicen, acaso el judío en vuestro entorno busca pleitos o trata de convencerlos de que su religión es la mejor o que deben abrazarla y sino son declarados infieles. Nunca ha caído en la labor de catequizar. En cambio, los Hermanos Musulmanes con todos sus derivados como Hamás, Isis, Hyesbollah y otros pretenden “mahometizar” al mundo. Y me permito crear este silogismo para ser más gráfica bajo el temor que existe y que no se advierte o denuncia con la severidad que precisa. Estamos ad portas de ser “mahomentizados” a la brava, querámoslo no, si no se revela o se rebela, ambos verbos le caben a nuestro conocimiento.

Más en Opinión