El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado su informe World Economic Outlook de octubre de 2025, en el que ofrece una radiografía ambivalente de la economía española. Aunque el país mantiene un crecimiento del PIB del 2,9 % en 2024 y 2025 —uno de los más altos de Europa—, el organismo advierte de que este avance no es sostenible a medio y largo plazo por su dependencia del gasto público, el endeudamiento y la escasa productividad.
Según el FMI, el crecimiento español “sigue siendo fuerte en el corto plazo”, impulsado por el turismo, la recuperación postpandemia y el consumo interno, pero sin mejoras reales en innovación ni competitividad. En comparación, Alemania y Francia crecen entre el 1,2 % y el 1,3 %, mientras Italia apenas llega al 0,9 %. La conclusión del informe es clara: España crece más, pero no mejor.
Un crecimiento basado en gasto, deuda y empleo precario
El organismo alerta de que la expansión española se apoya en factores coyunturales y que la productividad sigue estancada, lo que compromete la sostenibilidad del crecimiento. Además, advierte que el déficit público y la deuda, aunque en ligera reducción, continúan en niveles elevados.
En el mercado laboral, la tasa de desempleo bajará al 10,8 % en 2025, la más baja en quince años, pero dobla la media europea. La alta temporalidad, la dualidad del mercado laboral y la falta de incentivos a la contratación estable siguen siendo problemas estructurales.
El PIB per cápita español, de 36.000 dólares, se mantiene muy por debajo de los 57.500 de Alemania o los 53.000 de Francia, y no logra converger con la media europea, situada en 51.000 dólares. El informe subraya que la riqueza no crece al ritmo del empleo y que la mejora de la renta se estanca, lo que confirma un empobrecimiento relativo frente a las principales economías del continente.
Inflación y desequilibrios exteriores
Aunque la inflación se modera ligeramente —del 3,1 % en 2025 al 2,2 % en 2026—, sigue por encima del objetivo del BCE. El FMI alerta de la vulnerabilidad de los precios ante nuevos shocks energéticos o presiones salariales. Además, apunta a que las políticas expansivas del Gobierno están reavivando tensiones inflacionistas, lo que podría comprometer la estabilidad futura.
El sector exterior sigue siendo uno de los pocos motores sólidos, con un superávit por cuenta corriente del 3,1 % del PIB, impulsado por el turismo y las exportaciones de servicios. Sin embargo, el FMI advierte que esta dependencia excesiva del turismo y la falta de diversificación industrial podrían suponer un riesgo ante un cambio de ciclo económico o una caída de la demanda internacional.
El FMI pide reformas estructurales urgentes
El organismo recomienda acometer reformas profundas en el mercado laboral, el sistema educativo, la política fiscal y la gestión del gasto público. Propone aumentar la productividad, reducir la burocracia, mejorar la formación y rebajar la presión fiscal sobre el trabajo para impulsar la competitividad.
El informe también recuerda que el envejecimiento poblacional y el aumento del gasto social son factores que limitan la sostenibilidad fiscal del modelo actual. En este sentido, reclama una mayor eficiencia del gasto público y una revisión del modelo de financiación autonómica.
“España necesita más reformas, más realismo y menos euforia”, señala el documento, advirtiendo que, sin cambios estructurales, la economía “podría estancarse cuando se agote el impulso coyuntural del turismo y el gasto público”.