La Unión Europea ha registrado un preocupante aumento en su déficit comercial con China durante el primer trimestre de 2025, alcanzando los 88.178 millones de euros, una cifra que marca un récord histórico y pone en evidencia la creciente brecha entre importaciones y exportaciones con el gigante asiático.
Según los últimos datos publicados por Eurostat, las exportaciones de productos europeos a China cayeron un 8,3% en los tres primeros meses del año, mientras que las importaciones procedentes del país asiático se incrementaron en un 18%. Este desequilibrio, que ya se venía arrastrando en años anteriores, se ha agravado hasta convertirse en uno de los principales desafíos estructurales del comercio exterior europeo.
A pesar de que la UE ha conseguido mejorar notablemente su balanza comercial con otros socios como Estados Unidos —gracias a un repunte del 34% en las exportaciones hacia ese país—, este superávit no compensa el enorme agujero generado por la relación comercial con China, ni el aumento del déficit con otras regiones como Asia, África o Vietnam.
Otros países como Suiza, Emiratos Árabes Unidos o Arabia Saudí han ofrecido un respiro con saldos positivos, pero la tendencia general sigue apuntando a una dependencia creciente del exterior, tanto en materias primas como en productos manufacturados.
Además, el superávit comercial total de la UE ha descendido un 5,9% respecto al mismo periodo del año anterior, lo que reaviva el debate sobre la competitividad europea, la reindustrialización del continente y la urgencia de diversificar mercados de exportación.
Este panorama plantea interrogantes serios sobre la sostenibilidad del modelo económico actual y la capacidad de la Unión Europea para mantener su influencia en un contexto de intensificación de la competencia global, especialmente con Asia.
Tal como analiza el vídeo, estas cifras deberían provocar una reflexión profunda sobre el futuro económico de Europa, su autonomía estratégica y su vulnerabilidad ante los desequilibrios del comercio internacional.