El endeudamiento consolidado de empresas y hogares españoles descendió en el segundo trimestre de 2025 hasta el 106,5% del PIB, lo que supone una reducción de cuatro puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año anterior, según los últimos datos publicados por el Banco de España en las Cuentas Financieras de la Economía Española. En términos absolutos, la deuda alcanzó los 1,741 billones de euros, un 2% más que en 2024, debido a las operaciones netas positivas, aunque el crecimiento del PIB permitió que la ratio siguiera su tendencia descendente.
Máximos históricos de riqueza financiera y mínimos de deuda relativa
La deuda empresarial ascendió a 1,022 billones de euros, frente a los 1,006 billones del segundo trimestre de 2024. No obstante, su peso sobre el PIB se redujo al 62,5%, el nivel más bajo desde 2001. Si se incluye la deuda interempresarial, la ratio se situaría en el 81,8% del PIB, también por debajo del 86,3% registrado un año antes.
En cuanto a los hogares, su deuda se incrementó hasta 719.000 millones de euros, frente a los 701.000 millones del año anterior, pero en proporción al PIB descendió al 44%, el dato más bajo desde el año 2000. Este comportamiento refleja una mayor capacidad de desapalancamiento, pese al crecimiento nominal de los pasivos.
El Banco de España atribuye esta evolución a la moderación del crédito y a la fortaleza del crecimiento económico, que ha permitido reducir la carga relativa de deuda sobre el PIB.
Activos financieros en máximos históricos
La riqueza financiera bruta de los hogares alcanzó los 3,284 billones de euros, un 7,8% más que un año antes, impulsada por revalorizaciones de activos por valor de 155.200 millones y por adquisiciones netas de activos financieros por 80.200 millones. En relación con el PIB, esta riqueza se elevó hasta el 200,9%, 3,7 puntos más que en 2024.
El grueso de los activos de los hogares sigue concentrado en efectivo y depósitos (34,4%), participaciones en capital (31,7%), fondos de inversión (16,6%) y seguros y fondos de pensiones (11,8%). Destaca el aumento del peso de las acciones y fondos de inversión, frente a la ligera reducción de los depósitos, que ceden 1,5 puntos porcentuales, a pesar de mantener operaciones netas positivas.
Por su parte, la riqueza financiera neta de los hogares, que se calcula restando los pasivos de los activos financieros, se situó en 2,497 billones de euros, lo que supone un aumento del 9,3% interanual. En términos de PIB, la ratio se elevó hasta el 152,8%, casi cinco puntos más que en el mismo trimestre de 2024.
Menor financiación neta y flujos hacia el exterior
Las operaciones financieras netas del conjunto de los sectores residentes (empresas, hogares, instituciones financieras y administraciones públicas) registraron en el acumulado de cuatro trimestres un saldo positivo de 75.600 millones de euros, equivalente al 4,6% del PIB, una ligera caída frente al 5,1% del año anterior.
Las Administraciones Públicas siguieron mostrando necesidad de financiación, con un déficit del 3,3% del PIB, mientras que los hogares redujeron su financiación neta concedida hasta el 3,3% del PIB (frente al 4,3% del año anterior). Las sociedades no financieras aumentaron su capacidad de financiación al 2,3% del PIB, y las instituciones financieras se mantuvieron en el 2,4%.
El informe destaca también un aumento de los flujos de fondos hacia el exterior, tanto por parte de los hogares como de las entidades financieras, lo que refleja una mayor apertura y diversificación internacional de las inversiones.
Moderación del crédito y solidez del ahorro
La combinación de una reducción del endeudamiento relativo, una riqueza financiera en máximos históricos y una mayor capacidad de financiación del sector privado refuerzan, según el Banco de España, la solidez del tejido económico. No obstante, advierte de que la estabilidad financiera dependerá de mantener un entorno de tipos de interés y crecimiento equilibrado, así como de la sostenibilidad del gasto público.
Con estos resultados, la economía española logra niveles de deuda y riqueza no vistos en más de dos décadas, consolidando su recuperación estructural tras la pandemia y fortaleciendo su posición frente al ciclo financiero internacional.