Un canto narrativo a la resiliencia humana desde la infancia rota hasta la genialidad artística
Hay libros que no se leen: se escuchan por dentro. Gritos inmortales de María Luisa Pieschacón Celis es uno de ellos. En catorce relatos breves, pero de hondura emocional y literaria, la autora colombiana reconstruye las infancias desgarradas de catorce figuras inmortales del arte: escritores, pintores, músicos y cineastas cuyas biografías son una mezcla brutal de dolor, abandono, pobreza, abusos y pérdidas prematuras. Y, sin embargo, todos ellos dejaron una marca indeleble en la historia de la humanidad.

La autora decide no nombrarlos. Ese es uno de los grandes aciertos del libro: convierte al lector en detective empático, en arqueólogo de la memoria cultural. Nos entrega pistas, momentos, colores, gestos, traumas y genios. De allí brotan, como un rompecabezas que se arma desde el dolor, las siluetas inconfundibles de figuras como Frida Kahlo, Van Gogh y otros (que no quiero nombrar para no dañar la intención de que ustedes los descubran). Son retazos de biografías reconstruidas desde una mirada literaria, empática y profundamente humana.
Los relatos de Gritos inmortales oscilan entre la semblanza biográfica y el cuento literario, con una voz narrativa que acompaña sin juzgar, que rescata los gritos callados de la infancia para transformarlos en arte. Como dice la autora en su prólogo, este libro invita a “sumergirse en la gruta del tiempo y escuchar los gritos secos y escondidos de un pequeño grupo de niños indefensos”, para luego ver cómo esas voces, rotas por la violencia, se convierten en “estelas de luz en el firmamento”.
Acompañan los textos una serie de ilustraciones en blanco y negro del artista Daniel Pieschacón, que acentúan el claroscuro emocional de las historias: sombras, siluetas, trazos que completan la escena narrativa como una segunda voz del libro. La edición, a cargo de Jairo Andrade, cuida el detalle estético y ofrece un formato que combina la sobriedad con la potencia expresiva.
Este es un libro sobre el trauma, sí. Pero más aún, es un libro sobre la resiliencia, sobre la capacidad del alma humana para sobrevivir, sublimar, transformar el grito en canto, la herida en obra, el dolor en legado. Como bien señala el editor, Gritos inmortales “nos sitúa entre la semblanza y el cuento, recreando cada historia como si la atestiguara”, en una atmósfera de revelación íntima y colectiva.
Sobre la autora
María Luisa Pieschacón Celis es abogada de la Universidad Libre, excolumnista del diario El Nuevo Siglo, y cofundadora del espacio de creación literaria en el Centro de Desarrollo y Formación Artística Compaz. Su primer libro, Volver atrás (2017), fue seleccionado por la Asociación Colombiana de Libreros Independientes (ACLI) para participar en la FILBo 2018. Ha participado en numerosas antologías internacionales y ha sido reconocida en certámenes en Cuba, España e Israel. Su escritura se caracteriza por una sensibilidad aguda hacia las fracturas humanas y una voz narrativa que entrelaza lo íntimo y lo simbólico con gran precisión.