A Blanca Lacasa la he conocido con el libro del que vamos a hablar hoy, El Accidente, publicado por libros del Asteroide en una nueva colección que han sacado de libros en pequeño formato. Tiene otro anterior que todavía no he podido leer, Las hijas horribles, un ensayo que explora de forma valiente las relaciones materno filiales y que tengo entre mis próximas lecturas. Además tuve la suerte de compartir un rato con ella en la Feria del Libro y es absolutamente encantadora, además de una escritora fantástica. Me encantan las autoras que se atreven con temas tradicionalmente menos tratados por ellas, como el deseo femenino o las comentadas relaciones entre madres e hijas.
Centrándonos ahora en El Accidente, la novela parte de una situación que a muchos puede resultarles conocida, dos personas se conocen de forma casual y sienten una atracción irrefrenable de esas que vemos más en las películas que en la vida real. Además, se complica una posible relación, pues ambos tienen pareja y en el caso de él se trata de otro hombre, lo que nuestra protagonista interpreta en un primer momento como una “zona segura”. A pesar de tenerlo todo en contra, el accidente ocurre y mantienen una relación especialmente intensa vía telefónica. Para mi el eje central de la novela no es sólo el deseo o las expectativas incumplidas sino cómo a veces son las cosas que no ocurren las que más pesan en nuestras vidas. Especialmente interesantes me parecen las reflexiones de ella, con esa capacidad que tenemos las mujeres de tejer historias inventadas en nuestras mentes que nunca van a ocurrir, viviendo en una ensoñación constante. El comportamiento de él tampoco está exento de una valoración cuestionable, pues a veces se muestra muy interesado en ella y otras simplemente desaparece, practicando eso que ahora llaman refuerzo intermitente como todo buen narcisista. A veces abre la puerta y otras la cierra sin ofrecer ninguna explicación, o al menos ninguna que sea suficiente para ella. Aquí la responsabilidad afectiva es igual a cero.
Lo que está claro es que ninguno estamos libres de este tipo de situaciones que nos llevan al límite y que, en general, no solemos comprender, aumentado exponencialmente nuestro padecimiento. Hay un párrafo especialmente clarificador relacionado con esta idea: “Ella no se da cuenta, pero a partir de ahí, se sentirá expuesta. O arrastrada. Y será así todo lo que quede. Sujeta a vaivenes ajenos. A idas y venidas. Ella intentará comprender. Y no verá, otra vez ciega y sorda, que no hay nada que entender. Ella intentará descifrar las maneras de alguien que, en el fondo, no deja de ser un desconocido con quien ha compartido unos días un cuartito imaginario. Y lo hará pensando que cuando se ha llegado a cuartos de final, sea de lo que sea el puto campeonato, no se puede bajar otra vez a primera ronda. Porque ella aún no ha aprendido esa cosa tan básica de que la coherencia es la menos objetiva de las magnitudes. Y que lo de la linealidad solo sucede en los guiones malos.”
Hablaremos con la autora de esta novela que está teniendo un gran éxito y con la que continúa su gira de presentación por España.

Cómo escritora ¿sigues alguna rutina?, ¿quién es la primera persona que lee tu manuscrito?.
Por desgracia, ninguna… Bueno, no es del todo cierto. Cuando ya estoy metida en harina, intento tener un horario que trato de cumplir con cierta disciplina. Pero una vez que empiezo, puedo escribir en cualquier lugar y en cualquier horario…
La primera persona que lee mi manuscrito suele ser mi editora o editor. Al menos, entero y ya en la versión más definitiva posible. Tengo un par de lectores de confianza a los que, a veces, les paso cosas, fragmentos o primeras versiones. Pero intento abusar poco de los amigos. Cada vez menos. Considero que no es buena idea abrasar a tu círculo con tus cuitas literarias.
Me consta que mucha gente te ha contado sus propias experiencias parecidas a las narradas en la novela ¿hay alguna que te haya llamado más la atención?.
Me está resultando curioso que se haya producido un efecto muy parecido al que sucedió cuando publiqué “Las hijas horribles”. En el caso de este libro, al ser un ensayo sobre la relación entre hijas y madres, sí me esperaba los mensajes compartiendo historias, testimonios o pareceres. Con “El accidente” me ha pillado más por sorpresa. En cualquier caso, me encanta que surja ese reconocimiento de la lectura de mis libros. Desde que se publicó este último libro me han escrito personas (hombres y mujeres) diciéndome que estaban en medio de un accidente y dándome las gracias por haber puesto palabras a ese momento tan turbulento que estaban atravesando. O hay quien me ha escrito diciéndome que le había llevado a sentir todo aquello que sintió la última vez que vivió un accidente. Ya que alguien haya adoptado la terminología de “accidente” para describir un arrebato amoroso me encanta y que los lectores se reconozcan en el libro me parece precioso.
¿Cómo construiste los personajes?, ¿te parecía importante que él tuviera una pareja masculina?.
Quería que los personajes pudiéramos ser un poco cualquiera. Me interesaba más el cómo. Que él tuviera una pareja masculina me parece que aumentaba esa sensación de ángulo muerto, de no ver, de creer que se está a salvo. Un factor que hace más probable el accidente.
¿Crees que este tipo de elucubraciones mentales son más propias de mujeres que de hombres? Si la respuesta es sí, ¿por qué puede ser?.
No estoy segura. Tendemos a pensar que es así. Pero no estoy absolutamente convencida de que siempre opere de esa manera. Tengo muchos amigos con quien he compartido tardes enteras para intentar descifrar un mensaje que les había mandado alguien y del que no acababan de entender los infinitos matices que tiene un mensaje (lo sabemos) cuando estamos en medio del huracán. O conversaciones larguísimas con hombres tratando de desenmarañar la película que se habían montado. Y, como te digo, me han escrito no pocos hombres sintiéndose absolutamente reconocidos y descritos en el libro.
¿Qué querías transmitir con este libro?, ¿te planteaste hacer una historia más larga?.
Quería contar qué sucede cuando se entra en esa especie de niebla mental que es el enamoramiento. Apretar la pausa y mirar dentro de nuestras cabezas para ver cómo funcionan (o, mejor, cómo no funcionan) y tratar de capturar ese frenesí, ese terror, esa angustia, ese deseo… Por eso, contestando a tu pregunta, tiene la duración que tiene. No era mi intención contar una historia de amor proseguida y continuada en el tiempo, tan sólo ese chispazo absolutamente incontrolable y vertiginoso.
Muchas gracias Blanca por plasmar en palabras ese frenesí amoroso que a veces plantea la vida. Espero que hayáis disfrutado de esta entrevista y, sobre todo, que leáis El Accidente y que lo disfrutéis como el pequeño gran placer que es. Gracias por estar al otro lado, nos leemos pronto.