El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha arrancado 2025 con un ritmo de ejecución presupuestaria acelerado, según los datos oficiales publicados por la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE). Las obligaciones reconocidas han crecido un 25,3% respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que el presupuesto total del Ministerio ha descendido un 5,2%, reflejando un uso intensivo de los fondos disponibles en apenas tres meses.
Sin embargo, el análisis de las partidas concretas revela un desequilibrio preocupante en las prioridades del gasto público. Infraestructuras ferroviarias, una de las áreas más críticas, apenas han recibido 59 millones de euros, lo que supone una caída del 3,5% interanual y un volumen claramente insuficiente para garantizar el mantenimiento de la red de alta velocidad y convencional.
Subvenciones al alza… y vías al límite
Mientras que las subvenciones al transporte marítimo han aumentado un 122%, y las inversiones en nuevas infraestructuras de carreteras han crecido un notable 71%, el ferrocarril parece quedar relegado a un segundo plano. La cifra de 59 millones dedicada al mantenimiento ferroviario en todo el primer trimestre llama especialmente la atención teniendo en cuenta la extensión de la red española y los recientes problemas técnicos.
En las últimas semanas, diversas incidencias en la alta velocidad han reavivado el debate sobre la falta de mantenimiento de catenarias y vía. Empresas operadoras como IRYO o Ouigo han sido objeto de críticas tras sufrir averías que, según informes técnicos, no estaban relacionadas con sus trenes, sino con defectos en la infraestructura gestionada por Adif, como la altura irregular de catenarias por falta de ajuste.
Críticas al ministro y a la gestión ferroviaria
La oposición política y diversos analistas han cuestionado la gestión del ministro Óscar Puente, quien aceptó un recorte presupuestario cercano a los 1.000 millones de euros en su departamento en los Presupuestos Generales del Estado de 2025. Esa reducción, según diversas fuentes, responde a la necesidad de destinar mayores fondos al rearme y al gasto en Defensa, en línea con los compromisos internacionales del Gobierno.
Sin embargo, aceptar menos recursos sin reorientar prioridades clave como el mantenimiento de infraestructuras críticas, ha generado fuertes críticas. Algunas voces acusan al Ministerio de "sabotar" indirectamente el servicio ferroviario al desatender las inversiones necesarias para conservar en condiciones adecuadas una red de alta velocidad que ha sido, hasta ahora, uno de los principales referentes internacionales.
Infraestructura sí, mantenimiento no
El contraste es especialmente visible en el impulso que han recibido otras partidas: la infraestructura viaria, los subsidios a la movilidad marítima o incluso los gastos operativos del sector aéreo han recibido cuantías superiores a las del mantenimiento ferroviario, lo que plantea dudas sobre la coherencia estratégica del Ministerio en el actual contexto de promoción de una movilidad sostenible.
La ejecución del gasto demuestra que, pese a la presión presupuestaria, se está acelerando el ritmo de gasto público. Pero lo preocupante, según señalan los expertos, no es cuánto se gasta, sino en qué se gasta. A la vista de los datos de la IGAE, el ferrocarril parece haber sido sacrificado frente a otras prioridades menos urgentes, en un momento en el que los problemas estructurales del sistema empiezan a manifestarse con mayor frecuencia y visibilidad.
El debate está servido y, con él, la exigencia de una rectificación estratégica en la asignación del gasto público si se quiere evitar que el "AVE sin frenos" termine también sin raíles que lo sostengan.