Inspirados por iniciativas similares en otras ciudades, estos vigilantes vecinales alertan sobre la presencia de ladrones, colaboran con las fuerzas de seguridad y han logrado reducir los hurtos en algunas áreas.
Con más de 362.000 seguidores en Instagram, la Patrulla Madrid no solo señala a los carteristas en redes sociales, sino que también organiza operativos para identificar y exponer a los delincuentes. En palabras de uno de sus fundadores, Álex, cada día conseguimos detectar entre tres y cuatro carteristas. Suelen pertenecer a mafias organizadas y actúan en grupos.
Zonas críticas: de la Gran Vía a Serrano
Los carteristas suelen concentrarse en áreas con gran afluencia de personas, como Palacio Real, Plaza Mayor, Ópera y calles como Mayor y Arenal. Además, han ampliado su radio de acción a la zona comercial de Serrano y Goya, aprovechando tiendas masificadas con menor seguridad. Según los voluntarios, también frecuentan líneas de autobuses como la 27, la 45 y la 150, y zonas turísticas como el Paseo del Prado y Atocha, donde actúan especialmente al caer la noche.
El grupo criminal conocido como "las búlgaras" es uno de los más activos en Madrid, empleando métodos como usar bufandas para tapar los robos o actuar en comercios masificados mientras los clientes están distraídos. Aunque sus zonas principales siguen siendo turísticas, ahora también aprovechan tiendas de ropa y autobuses, explica Álex en una entrevista.
Patrullas en acción y la respuesta de los carteristas
La Patrulla Madrid recorre las calles con silbatos y cámaras, alertando a los viandantes y grabando a los carteristas en acción. Sus esfuerzos han llevado a que muchos delincuentes cambien de estrategia o incluso de ciudad. Hemos visto a algunos carteristas en patrullas de otras ciudades como Sevilla o incluso en Europa, como Venecia o Roma.
Sin embargo, los voluntarios han enfrentado amenazas e incluso agresiones. Algunos carteristas son muy violentos. Me han agredido, me arañaron la cara, y tuve que denunciarlo, relata uno de los miembros. Pese a estos incidentes, continúan su labor con el apoyo de comerciantes y vecinos.
Paralelismos con Barcelona: sanciones y controversias
Mientras en Madrid las patrullas ciudadanas cuentan con un creciente apoyo social y policial, en Barcelona estas iniciativas enfrentan obstáculos. Recientemente, miembros de una patrulla en el metro de la ciudad fueron multados por Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) tras frustrar un robo. Según los vigilantes, la sanción fue por "acciones que pueden molestar al pasaje", lo que ha generado indignación en redes sociales.
La paradoja de multar a quienes intentan prevenir delitos ha desatado un debate sobre la autodefensa y la seguridad ciudadana. Los voluntarios barceloneses denuncian que las mafias de carteristas operan impunemente en el metro y que la falta de personal de seguridad ha convertido a estos espacios en zonas críticas para los robos.
La urgencia de un marco legal más efectivo
Tanto en Madrid como en Barcelona, el problema de los carteristas refleja una laguna legal que dificulta la actuación contra los multirreincidentes. En palabras de Álex, portavoz de Patrulla Madrid, los carteristas acumulan cientos de hurtos sin consecuencias reales. Necesitamos un cambio en la ley para abordar este problema.
Mientras tanto, los ciudadanos continúan organizándose para proteger a los vecinos y turistas, aunque con enfoques y resultados distintos según la ciudad. En Madrid, las patrullas vecinales han demostrado ser un aliado eficaz de las autoridades, mientras que en Barcelona, las sanciones a los vigilantes han puesto en cuestión el equilibrio entre seguridad y regulación.
Ambas ciudades enfrentan el reto de encontrar soluciones integrales para proteger a los ciudadanos y garantizar la seguridad en sus espacios públicos.