España ha acumulado la mayor subida de precios en los alimentos entre las grandes economías de la Unión Europea en los últimos tres años, según datos de Eurostat. Desde el estallido de la crisis inflacionista tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el coste de los productos alimentarios básicos en el país ha aumentado un 27,7%, superando la media de la eurozona en tres puntos.
Este incremento, el más alto entre países como Alemania, Italia, Francia o Portugal, pone de manifiesto las dificultades económicas que enfrenta España para contener la presión inflacionista en su cesta de la compra.
Impacto en la economía y los hogares
La subida de precios ha afectado especialmente a productos esenciales como las frutas, verduras y hortalizas, cuyo coste ha aumentado más del 20%, así como al azúcar, la leche, el arroz y los huevos, que han experimentado incrementos cercanos al 40%. El caso más alarmante es el del aceite de oliva, cuyo precio se ha triplicado desde 2021, marcando un encarecimiento del 191%, el mayor de la Unión Europea.
Este aumento sostenido en los alimentos ha erosionado el poder adquisitivo de los hogares españoles, especialmente entre las familias de ingresos medios y bajos, que dedican una mayor proporción de sus recursos a la alimentación. Además, a pesar de que la inflación general ha mostrado signos de moderación, los alimentos siguen representando un gran desafío: en el último año, su precio subió un 5,3%, duplicando la media del 2,6% en la eurozona.
Comparativa europea: España en el punto de mira
Aunque la inflación general en España, medida por el IPC armonizado, se ha situado en el 2,4% en agosto, por debajo del 2,9% registrado en febrero, sigue siendo superior a la media europea. En el caso de los alimentos, España es el cuarto país de la eurozona con mayor inflación acumulada desde 2021, detrás de países más pequeños como Lituania, Eslovaquia y Letonia.
Mientras tanto, otras grandes economías como Italia (22,1%) y Francia (21%) han registrado subidas significativamente más moderadas. Incluso en productos específicos como el aceite de oliva, el diferencial con otros países como Grecia (138,5%) y Portugal (135,3%) es notable.
Perspectivas hacia 2025
De cara a 2025, la evolución de los precios de los alimentos en España dependerá de varios factores:
- Políticas gubernamentales: Se espera que el Gobierno intensifique las medidas para frenar el impacto de la inflación en los alimentos. Esto podría incluir subvenciones directas a productos básicos, controles temporales de precios y apoyo al sector agrícola para mejorar la producción.
- Recuperación de las cadenas de suministro: A medida que la situación geopolítica se estabilice, es posible que los costos de transporte y producción disminuyan, ayudando a reducir los precios al consumidor.
- Condiciones climáticas: El impacto del cambio climático, especialmente en la producción de aceite de oliva y otros productos agrícolas, seguirá siendo un factor clave en la evolución de los precios.
Sin embargo, los expertos advierten que la recuperación será lenta. A pesar de que los precios podrían estabilizarse, es poco probable que regresen a los niveles previos a 2021, lo que significa que los consumidores deberán adaptarse a un contexto de precios altos durante más tiempo.
En conclusión, aunque las perspectivas de moderación inflacionista son positivas, el impacto de la crisis de precios seguirá pesando sobre las economías familiares españolas, marcando un desafío crítico para la recuperación económica en el próximo año.