De los cientos de millones de euros que el futuro nuevo Gobierno de España deberá recortar de los gastos de TVE, algunos de estos millones a recortar deberían ser para rebajar sueldos de algunos de los presentadores, lo que evidentemente no es una cantidad significativa. Tengo la impresión y quisiera estar equivocado, de que quienes acabarán por pagar el pato de toda esta movida, si alguien no se espabila en evitarlo, serán los trabajadores técnicos, vestuarios, decoradores, iluminación... que, como suele suceder en estos casos, serán considerados como “prescindibles” sin que todos aquellos programas millonarios, presentadores privilegiados y enchufados políticos sufran más que recortes simbólicos por aquello de salvar las apariencias. Si sabemos que TVE, desde su misma fundación, se ha convertido en la voz y la imagen del gobierno de turno... ¿a qué viene este empeño en mantenerla? o, al menos, en mantenerla tal y como está ahora, cuando aparte de sus programas meramente informativos, se ha convertido en una competidora más de las cadenas particulares en lo que hace al resto de su programación. Una televisión pública debiera limitarse a dar noticias, información neutral y programas especiales donde la imparcialidad estuviera garantizada y la objetividad fuera la regla de cualquiera de sus moderadores. Todo los demás, todos estos programas estrellas de cuantioso presupuesto se debería ceder a las cadenas privadas que están sometidas a la competencia y que difícilmente pueden competir con la cadena oficial dado que no disponen de un Estado que subvencione sus pérdidas. Mucho nos estamos temiendo que un excesivo cuidado por aparentar que el nuevo Gobierno no querrá seguir los pasos de los que le precedieron, pueda convertirse en un meticuloso no intervencionismo que se disfrace nuevamente de un intervencionismo puro y duro como el actual, aunque eso sí, al de hoy día no le faltan escrúpulos para nada, ya que TVE está demostrando ser una avanzadilla del PSOE, que es quien ostenta el poder... Continuará...
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