Crónicas de nuestro tiempo

Verdad y mentira

Cuando en algún debate he tratado este tema, siempre he defendido con tiempo y exposición que "LA VERDAD" casi siempre, por no decir siempre, ¡Suele ser relativa y casi nunca absoluta! A veces, la verdad puede derivar en: innecesaria, irresponsable o cruel, mientras que otras veces resulta: justa y bondadosa, pero recordemos qué prácticamente siempre es ¡Relativa! 

En cambio, "LA MENTIRA" suele ser absoluta y pocas veces relativa, porque "la mentira" por pequeña que sea se extiende, daña y contamina, aún cuando se reconozca cierta verdad en ella. "La mentira" es la pócima en el dulce manjar de "la verdad" que termina envenenando y siendo recordada con más intensidad que su opositora "la verdad". "La mentira" es, penetrante, extensiva e incluso.., de unos a otros toma cuerpo de engrandecimiento y veracidad porque se retroalimenta, mientras que "la verdad" por aquello de ser concluyente se diluye paulatinamente permitiendo a veces que aflore la duda. 

Si siempre dijéramos la verdad por encima de todo, en muchas o algunas ocasiones sería innecesaria, irresponsable o cruel. Por ejemplo: 

Innecesaria 

  • "¿Qué opinas de mi libro?" 
  • Y contestásemos: "¡Pues que es un ladrillo y aburrido!"
  • "¿Tú crees que merezco este desprecio?" 
  • "¡Este y más!"
  • "¿Soy guapo, feo o normal?"
  • "¡Eres feo pero no el único!"
  • "¿Tu crees que podría aprobar?"
  • "¡Eres demasiado torpe!"

Irresponsable

  • "¿Lo que usted me vende es mejor que lo que vende su competencia?"
  • "¡No lo sé, porque no conozco a mi competencia, solo llevo 2 semanas trabajando aquí!" 

O Cruel

  • "¿Me has puesto los cuernos muchas veces?"
  • "¡Alguna no te digo que no pero eso se lava y queda igual!" 
  • "Dime si creen que me voy a morir" 
  • "¡Los médicos dicen que sí!"
  • ¿Te ha gustado mi regalo?
  • ¡No está mal pero hubiese preferido otra cosa! 
  • ¿Me amas como siempre después de 50 años casados?
  • ¡Cambiemos de tema que siempre estas con lo mismo! 

Y así, miles de ejemplos donde "la verdad" se convierte en un acto innecesario, irresponsable o cruel, dependiendo del escenario, porque no añade otra cosa que no sea preocupación o dolor, y en algunos casos el miedo a decir mentiras por temor a la ira de Dios, se convierte en puro egoísmo más indecente que humano. 

Evidentemente no es necesario mentir compulsivamente o por norma, pero mentir para salvar a otra persona del sufrimiento, el castigo, o la muerte, es una acción sumamente loable, admirable y humana. Mentir, ocultar o exagerar, lo hacen todos, absolutamente todos los que nos venden algo ¿O usted cree que la mayoría de los anuncios dicen la verdad? Y lo hacen hasta los que suelen decir ¡Es que yo no miento! Esos suelen ser los peores y más peligrosos porque primero se mienten a sí mismos para sentirse coherentes y justificar la acción, y segundo, porque reúnen el ingrediente necesario para ser delatores, traidores y poco de fiar porque les domina su propia admiración en aras de su ego. 

Mentir u ocultar "la verdad" cuando ésta puede ser nociva, constituye una característica humana propia de la convivencia social, tras dejar claro que "la mentira" puede ser constructiva o destructiva. En este caso hablamos de "la mentira" responsable que la iglesia llama “piadosa". 

"La falsa verdad" es aquella que se elabora para encubrir una falacia con el ánimo de engañar; y "la falsa mentira" es por el contrario, aquella que desfigura la verdad para ocultar un daño. 

En nuestro ordenamiento jurídico, la justicia faculta y facilita al acusado "la mentira" al momento de declarar como autor de un delito penal. Puede declarar, puede no hacerlo, puede decir la verdad, puede no hacerlo, puede contestar preguntas, puede no hacerlo. Todo un cinismo amparado por la toga y lo que se esconde dentro. En el derecho anglosajón, el encausado jura decir "la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad", y si no lo hiciere, se agrava el delito. En nuestro país, la izquierda ha luchado y convencido a la acomplejada, sumisa e incluso hoy día vergonzosa derecha, para eludir todos los protocolos éticos y juramentos que dan cuerpo moral de rigor y justicia, por eso el Congreso es ahora un teatro de actores asalariados al servicio de sus intereses personales o de grupo que dicen representarnos siendo sólo, "relativamente verdad". 

La conclusión, es que "la mentira" en nuestro país, se ha institucionalizado hasta tal grado, que el propio sistema gubernamental con su presidente a la cabeza de toda la tropa de ministros, diputados, senadores, opositores y políticos de todos los colores que viven de nuestros impuestos y su corrupción añadida a su servicio y cara dura, han aprendido que "la verdad" ralentiza el andamiaje de sus objetivos a cuatro años, mientras que con "la mentira" se facilita, consigue, acusa y acalla a quién pretendiendo hacer uso de "la verdad" teme ser acusado de alguna duda del pasado y ello, asocia un reflejo del libro bíblico de Apocalipsis, donde se refiere a los que mantienen la mentira para sostener "el poder, trono y gran autoridad" que son aquellos a los que se les identifica en este libro de Juan como "La Gran Ramera" o, en nuestro lenguaje coloquial con los que les decimos para que nos entiendan: "Me Gusta La Fruta"

Más en Opinión