En corto y por derecho

En la muerte de un amigo

Ha fallecido Eliseo Francés Albero, de noble estirpe alcoyana. Era mi mejor y más antiguo amigo, nos conocimos en el colegio Decroly cuando apenas teníamos 10 años, y hemos mantenido una larga amistad hasta hoy. Su temprana muerte, 70, supone una cruel forma de aprendizaje para las personas que le queríamos, pues nos ilustra en el saber-bien-morir, la más difícil de las asignaturas.

Eliseo fue un arquitecto ‘pata negra’, de los que se licenciaron en la Escuela de Madrid. Es cierto que se demoró en acabar la carrera, sentía pasión por la arquitectura pero la compartía con el cultivo de la amistad; fue tomando unas cañas en Princesa o en Riaño, donde se forjó la intensa trama de afectos que marcó su vida. Durante su larga estancia en el hospital los sanitarios nos preguntaban si era alguien ‘famoso’, tal era el desfile de visitas que recibía. 

En los alrededores de Alpedrete, donde sus padres tenían un chalet, conoció a Eva, ese ángel de la guarda que no le dejó de acompañar ni un solo minuto. De allí eran los ‘pomares’, un heterogéneo grupo de amigos fieles que nunca le faltó. Eva y él tuvieron tres hijos, Eliseo, Lucía y Julio, con cinco maravillosos nietos que fueron su mayor orgullo. 

Eliseo destacaba por su desbordante alegría de vivir y su contagioso buen humor. Hizo de su entorno un mundo más habitable, su pérdida nos deja tan tristes como la letra de ‘Desolation row’, la canción de Dylan que tanto nos emocionaba. Descansa en paz, amigo.