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La moda se integra en los museos

La moda se ha integrado en las colecciones de los museos, en los programas de sus exposiciones temporales reconocida como una parte de las artes y en ese aspecto está siendo estudiada considerando su especifica capacidad creativa y de comunicación, Si nos atenemos a su presencia y actualidad en los principales museos internacionales comprobaremos los diversos enfoques que cada uno está ofreciendo. Desde febrero del presente año, el Louvre se está revelado como un firme defensor de la moda, de su legitimación a gran escala apostando por su entronización al incluirla en sus espacios sagrados. La exposición “Louvre couture. Objets d´art, objets de mode” está haciendo historia por sus extremados planteamientos y se prolongará hasta el mes de agosto. A través de un espectacular recorrido ofrece una selección de 65 piezas de moda contemporánea y treinta complementos, que se van integrando entre las colecciones de pinturas, esculturas y artes decorativas de cada departamento, desde Bizancio al Segundo Imperio francés. Las creaciones de Chanel, Dior, Saint Laurent, Alexander McQueen, o Giambattista Valli, dialogan en un nuevo marco en el que se pueden encontrar afinidades y vínculos con artistas y creadores de tiempos pasados.

Musée du Louvre. Nicolas Boussere
Musée du Louvre. Nicolas Boussere

Otra referencia que asocia la moda con los museos la encontramos en la anual MET GALA que tiene lugar cada año a principios de mayo; inspirada en un original  leitmotiv, esta vez, celebra la sastrería, la moda afroamericana y el dandismo. Sin embargo, más allá del impacto mediático del desfile que protagonizan personalidades del mundo del espectáculo luciendo imaginativas creaciones, prevalece algo fundamental en esta iniciativa, que no es reciente y se remonta al año 1946. Se trata de un noble propósito: la obtención de recursos para la financiación del Instituto del Traje (Costume Institute ), que se incluye en los departamentos del Metropolitan Museum de Nueva York. Las elevadas sumas que se consiguen por medio del evento costean el programa de exposiciones, adquisiciones y otras mejoras.

Tampoco debemos olvidar las trayectorias en este campo de otros museos europeos entre ellos el Victoria and Albert Museum de Londres, con sus colecciones de textiles y trajes que albergan piezas de moda y complementos, o de orfebrería, de los pasados siglos y que incluyen tejidos coptos e ingleses, tapices y bordados; la institución exhibe hasta noviembre una grandiosa exposición que reúne las piezas más celebradas del legado Cartier. Y en esa sintonía entre arte y moda, el Museo Cristobal Balenciaga de Guetaria,  está ofreciendo en estos meses una necesaria reflexión sobre su autor que se vuelca en la exposición: “Cristobal Balenciaga: Técnica, materia y forma”; en ella se desvelan los aspectos más profundos de sus legendarias creaciones presentes en las colecciones del museo.

CRISTOBAL BALENCIAGA. Técnica, materia y forma. Museo Balenciaga
CRISTOBAL BALENCIAGA. Técnica, materia y forma. Museo Balenciaga

La conexión de la moda con el arte viene de lejos; las civilizaciones mesopotámica, egipcia y cretense, ofrecen a la luz de sus frisos esculturas, pinturas y cerámicas evidentes ejemplos de esas relaciones. Las figuras humanas que en ellas se representan  indican una determinada forma de entender la indumentaria, la ornamentación, porque el sentido estético de cada etapa histórica se refleja en la moda que se nutre de la cultura. Si bien, la vestimenta es una necesidad fundamental, el objeto con el que cubrirse, para protegerse de las inclemencias del tiempo o el exponente de una determinada clase social, no deja de estar ligada al deseo de conseguir una mejor apariencia, siendo a la par, la manifestación de cada  individualidad.

Paul Poiret. Abrigo de tarde, c.a. 1912. Metropolitan Museum
Paul Poiret. Abrigo de tarde, c.a. 1912. Metropolitan Museum

En su más alta expresión, la moda tiene la capacidad de percibir las corrientes artísticas de cada tiempo de adaptarlas a las formas de vida. Como fenómeno social se instaura en Europa a raíz del esplendor de la corte de Versailles.En adelante y con la vertiginosa  sucesión de movimientos artísticos y sociales que se producen en las primeras  décadas del siglo XX, se producirá un mayor acercamiento entre moda y arte. Ahí está el ejemplo de Paul Poiret (1879-1944) que pondrá sus creaciones al servicio de una nueva mujer, que busca la libertad y otras formas de vida; la invención de una indumentaria que la libera de opresiones y corsés, plena de sentido creativo se impone; los diseños de este pionero couturier era amplios y vistosos, inspirados por la estética de los ballets rusos de Diaghilev y el orientalismo y en definitiva, el conocimiento del arte de su tiempo contribuyó a al drástico cambio. En parecida senda, los tejidos de contrastes simultáneos de Sonia Delaunay (1885-1979), aplicados al diseño de vestidos y decoración de interiores, muestran la mentalidad de vanguardia de la pintora; e igualmente, la estética excesiva del surrealismo que recoge la diseñadora Elsa Schiaparelli (1890-1973) o el mundo del cine y sus mitos, se instalarán en aquellas mentes creadoras.Y así, sucesivamente, la relación arte-moda recorrerá un apasionante camino paralelo en las siguientes décadas, sin detenerse.

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