Fronteras desdibujadas

De gallinas de palo, tarjetas de Navidad y grupos de WhatsApp

iguana de palo
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Las tarjetas navideñas han sido sustituidas por los rápidos mensajes de WhatsApp y otras aplicaciones en las redes. 

En uno de estos grupos llamado “Cuarentena literaria”, y que hemos conservado desde que lo usamos para comunicarnos en plena pandemia cuando coordinábamos el libro del mismo nombre y que está compuesto por cuarenta escritores, Lidia Corcione escritora de Cartagena de indias, reprodujo un pensamiento poético de Eduardo Galeano que por ser tan bello voy a compartirlo: 

“De los topos, aprendimos a hacer túneles.

De los castores, aprendimos a hacer diques.

De los pájaros, aprendimos a hacer casas.

De las arañas, aprendimos a tejer.

Del tronco que rodaba cuesta abajo, aprendimos la rueda.

Del tronco que flotaba a la deriva, aprendimos la nave.

Del viento, aprendimos la vela.

¿Quién nos habrá enseñado las malas mañas?

¿De quién aprendimos a atormentar al prójimo y a humillar al mundo?”

A continuación, en el “Chat” lo que me encantó fue la sabia respuesta de la escritora española Gloria Nista que contestó: 

“De los mismos que aprendimos a darnos y a amar sin medida. Los integrantes de la raza humana estamos llenos de contradicciones”. 

Inmediatamente me acordé de mis días en la hermosa isla de Puerto Rico y de las “gallinas de palo”, como llaman ellos a las grandes iguanas verdes que sobrepueblan la isla al punto de que se calcula que hay casi tres veces más iguanas que personas. Esta especie que llegó a la isla como exóticas mascotas, se multiplicó con rapidez ya que no tienen depredadores naturales. Y son ahora consideradas como una plaga que daña el ecosistema y las infraestructuras. Pueden crecer hasta casi dos metros, son vegetarianas y viven en grupo arrasando con los cultivos, los árboles, plantas, mangles y hasta los jardines privados. Rompen tuberías, y hasta diques de control de inundaciones, se atraviesan en las carreteras y aeropuertos. Entre otros males, levantan el asfalto al abrir hoyos profundos de hasta metro y medio para dejar sus huevos. Demás está decirles la mala reputación de las iguanas verdes que asemejan pequeños dinosaurios. El gobierno y las instituciones ambientales de la isla han promovido el consumo de su carne como medio de control. Dicho esto, paso a contarles lo que pasó en la escuela donde trabajé. Unos niños llegaron muy agitados y al borde de las lágrimas buscando ayuda para una gran iguana que, calculando mal su tamaño, había metido su cabeza en uno de los rombos de una cerca de alambre. Lo que sucedió a continuación llamó mucho mi atención. En un despliegue de buena voluntad, la escuela se movilizó para tratar de salvar a la iguana. Los de mantenimiento vinieron con herramientas para cortar el alambre, mientras otro que pintaba una pared de azul tomó la paleta de madera con la que removía la pintura para sujetar la cabeza del consternado animal, al hacer esto dejó una marca azul en su cuello. Los niños le traían frutas, flores y agua. Los maestros opinaban como salvarla y se compadecían, hasta que finalmente “la gallina de palo”, como los puertorriqueños las llaman, fue liberada. Con un golpe de cola se despidió y se internó en la montaña. Varias veces regresó y los niños la reconocían por su cuello azul ofreciéndole agua y comida. 

felicitación navideña
felicitación navideña

El ser humano cuando se une en una causa noble agota todos los medios y demuestra su buena voluntad, aunque esto vaya en contradicción con sus creencias anteriores. Es por esto que recuerdo (y les deseo) en los primeros días del 2024 y en vísperas de reyes, el mensaje estampado que solíamos recibir en las tarjetas navideñas, la frase bíblica de Lucas 2:14 “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”