La mirada de Ulisas

La esperanza que la Humanidad ha perdido

Bella Clara Ventura
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LA MIRADA DE ULISAS siempre lista a captar momentos de excepción, luego de más de 4 meses de lo ocurrido el 7 de octubre en Israel, piensa que la barbarie no tiene apelativo ni límites al constatar que un bebé de menos de un año, a sus escasos diez meses fue tomado como preso político ¡con peso de negociación! Es su verdadera condición, ¡aunque lo nombren o lo dejen en el estatus de un simple secuestrado!!! Y digo desde mi voz indignada por los innombrables hechos ocurridos ese fatídico 7 de Octubre en Israel que Kfri Bibas no fue el bebé arrancado del vientre de su madre para ser horneado, sino el pequeño infante de escasos meses que fue raptado con su hermanito y sus padres de un kibutz. Familia secuestrada como otras personas con fines de hacer presión para obtener beneficios en una guerra, que nuevamente delata el odio inculcado desde los primeros años a los pobladores de la franja de Gaza, donde Hamás impera con sus conceptos del terror. Movimiento político bien conocido como terrorista, cuyo origen se desprende de la ideología de los Hermanos Musulmanes y la imposición de la Charia como modo de ser: la mujer víctima de preceptos arcaicos con respecto a su condición femenina, los diferentes o disidentes al derecho a la alta condena y los homosexuales a la penitencia permanente de sus apetitos o a la muerte, considerado pecado capital.

Este cachorrito de león, Zfri, como lo indica su nombre, hizo parte de los más de doscientos infortunados individuos; mujeres, niños, adultos mayores y hombres, inclusive rescatados del Holocausto o sus descendientes, todo un grupo conducido a Gaza al encierro y a la infamia. Y recalco yo en un neologismo a “gazear” o gasear sus destinos. El bebé cumplió un año en su claustro. Se convirtió en el más pequeño secuestrado en la historia de este abominable crimen. A saber, si le festejaron en cautiverio su primer añito de vida o lo pasó con pena y sin gloria, como anhelado por sus captores. Esa criatura tan inocente, hoy símbolo sagrado israelí. Un bebito que empezaba a caminar la existencia, ahora detenido conoce el encierro como forma de ser, ¡si es que aún vive! Las pestañas se me paran de punta y me digo, ¡cuánta crueldad existe en la Humanidad!

El 7 de octubre se recuerda y se inmortalizará como la  fecha del horror del horror, al asociar este dolor a lo sucedido durante el Holocausto. Conmemorado cada año para que la Humanidad no olvide nunca lo que fue capaz de permitir y de hacer sufrir a almas inocentes hasta convertirlas en humo. Ese odio irracional hacia el judío se acentúa cuando el mundo atraviesa por crisis. Y ya lo hemos visto que el mundo anda mal. 70 años de supuesta paz le pareció que ya era suficiente para empezar a detonar guerras por doquier, como si obedeciera a una nueva epidemia bélica o a un afán desenfrenado de ciertos egos a manifestar su posición malévola. Luego de haber padecido los reveses del Corona, por lo visto en vez de sensibilizarnos más acerca de la otredad, nos dio pie a sentirnos dueños de nuestra propia verdad. Tantas veces cargada de prejuicios y de animadversiones que no se comprenden y menos se soportan, cuando el humanismo como tal debería imperar en el corazón de los habitantes de nuestro planeta. Nuestro hábitat que boquea sus propios padecimientos, al ser víctima del descuido y el maltrato de la naturaleza. Por ende, de las irreparables consecuencias del cambio climático, creador de tantos desequilibrios y desastres.

Es de llorar ver lo que el mundo está padeciendo por la inconsciencia de sus habitantes al rehusarse a evolucionar y no querer asumir a su vecino como el hermano que es, para lograr acuerdos y crear el bienestar que se precisa. Mi mirada, la de esta Ulisas que anhela bogar por la justicia, se empaña de lágrimas al atender el llamado de mi corazón para que cese todo prototipo de violencia. No hay derecho que los tiempos oscuros ocupen nuestras vidas al dejar de lado la época de las luces, que tantos beneficios ha aportado a la modernidad. Nos trajo otra posibilidad de ser, de vivir la libertad y de convivir con nuestro semejante así sea diferente, al poder habitar con diversos pensamientos y poder tener el color de la piel oscura o más clara. Consideraciones que no nos deben apartar el uno del otro, sino por el contrario unirnos al ver la riqueza que produce la diferencia. Autoriza a que el otro individuo nos entregue libremente sus puntos de vista y su manera de obrar.  Inclusive para saber adoptar los adelantos que ofrece la Ciencia, el pensamiento más actual y hacerse a una cultura más universal cargada de respeto y tolerancia hacia los demás.

Leí el artículo de nuestra querida y admirada Gloria Nistal, quien jamás detiene sus pasos para ir a hallar en los lugares más recónditos historias y vivencias, que su sensibilidad registra en la cámara fotográfica y sus textos hacen otro tanto al absorber según su prisma el proceder o modo vivendi de otras culturas. No pude impedirme de verter lágrimas de desconsuelo al leer que en aquellas tribus africanas se azota a la mujer hasta hacerla sangrar, por unos propósitos que realmente no sé quién se los haya inventado al dejar a la mujer desvalida y con una importancia tan ínfima o nula. ¡Y sin derecho al pataleo! ¿Acaso? nosotras que conocemos las ventajas de los derechos adquiridos, luego de tantas luchas libradas no debemos convertirnos en faro y llevar una voz de aliento o de crítica constructiva a los motivos de dolor que aquejan a nuestros semejantes, para denunciar lo que nuestro atisbo observa y condena cuando se trata de calamidades o desafueros.

No creo estar lejos de la verdad cuando analizo que la vitrina brindada por “El Diario de Madrid” nos guía para hacer este tipo de labor con nuestra propia inspiración, siempre dispuesta a hablar de lo que sucede en el mundo. Y lo grande de este medio es que no ejerce ningún tipo de censura, sino permite que la pluma o el teclado de cada colaborador hagan de las suyas. Esa libertad que se contempla con tanta gratitud. Y nos llena la mirada de un bienestar al saber que nuestras letras son leídas y tomadas en cuenta por los lectores ávidos de sondear otras realidades, que no siempre se ventilan o se conocen. Males que nos atañen a todos ya que, como siempre lo he escrito y proclamado desde mi mirada universal y humanista, en realidad somos Uno en el Universo y como tal debemos comportarnos al escuchar el lamento del otro. Poder acudir a sus necesidades, aunque sea por medio de un texto, cobra su valor.

Por ello, mi mirada se detiene en Zfri, ese pequeño símbolo tan virgen que se torna gigante para pedir que los secuestrados regresen ya a sus casas y que Hamás detenga su terror. Su propia población padece las catástrofes de una guerra, mientras sus gobernantes siguen resguardados en los túneles construidos para la muerte de los judíos y el refugio de sus vidas.  Situación lamentable que aporta tanto malestar a los bandos involucrados. Ver que los gobernantes del Hamás, con sus bolsillos bien abultados, cuidan su pellejo mientras su gente se convierte en carne de cañón; una población mártir de lo irracional y de lo que no tiene presentación: exigir unas condiciones de negociación, que ningún hombre de estado puede aceptar, al dejar al enemigo que gane la batalla, o por lo menos la guerra de nervios, y se le otorguen sus pedidos sin ninguna garantía. Y volver a ser objeto de destrucción con misiles bajo la siembra de los aborrecimientos como lo dispone Hamás.

Que sea la voz del pequeño Zfri Bivas, que bien se podría escribir Vivas su apellido, quien nos traiga la luz deseada y el final de una guerra que atormenta tanto. ¡Como todas! Desde su esencia nos señalan que el hombre no sabe vivir en paz. Se inventan las guerras como un juego, siendo que la existencia es y debe permanecer una noción muy lejana de la muerte y de sus infaustas emanaciones de odio y de intolerancia.

Miro de frente a tantos muertos en las fotografías y reportajes, quienes con sus ojos desorbitados me suplican que mi mirada, la de Ulisas, se llene de compasión por aquellos que han perdido la vida a manos de corazones embadurnados de sangre en vez de ser brazos de fraternidad.

Zfri, por favor, trae de nuevo la esperanza que la Humanidad ha perdido. Se enredó en unos vericuetos que tú sabrás anular con tu presencia en casa. Eres la chispa de esa figura que propagará un despertar para un mundo mejor y una voz balbuceante resonará con amor.

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