En 1945, Isaiah Berlin fue enviado a Moscú como miembro de la Embajada británica. Letón de nacimiento, de origen judío, alma rusa y corazón británico, había pasado los últimos años en el colegio ‘All Souls’ de Oxford como profesor de filosofía. Iba a Moscú con un encargo oficial, redactar un informe para el Foreign Office sobre ‘las relaciones norteamericano-británico-soviéticas tras el final de la Guerra Mundial’, pero sobre todo con un deseo muy personal, poder conversar con los escritores e intelectuales rusos prerrevolucionarios. A través de Lina Prokofiev, la exmujer catalana del compositor, consiguió contactar con lo que quedaba de aquella generación. Enseguida supo de la desaparición del poeta Osip Mandelstam, el escritor Isaac Babel o el director de teatro Meyerhold, entre otros muchos. Algunos, como Anna Ajmátova y Boris Pasternak habían sobrevivido, pero con la prohibición de publicar sus obras. Berlin había recibido un encargo de las hermanas de Pasternak que vivían en Oxford: llevarle unas botas al escritor. A través de Lina Prokofiev consiguió visitarle en su dacha.
Stalin consideraba a Pasternak demasiado importante para eliminarle, por lo que a partir de 1941 le rehabilitó parcialmente para que, al igual que Ajmátova, hiciera lecturas patrióticas de sus obras como exaltación de la lengua rusa. Al recibir las botas de sus hermanas se sintió profundamente avergonzado y le confesó a Berlin su pesadumbre por colaborar con el Régimen. Él había caído en desgracia en 1935 cuando como delegado soviético en el Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura en París, se negó a leer el texto que le había preparado Ilya Ehrenburg y a cambio pidió a los escritores que renunciaran a organizar la resistencia al fascismo y se mantuvieran independientes. Ya había tenido problemas en su conversación telefónica con Stalin en 1934, cuando éste le llamó para preguntarle por Maldestam e intentó defenderle, aunque no con la suficiente vehemencia como para evitar que fuera enviado a un campo de trabajo donde falleció en 1938. En un momento de la conversación Pasternak le entregó un manuscrito con el ruego de que se lo llevase a sus hermanas, encargo que cumplió Berlin sin siquiera leerlo. El título era ‘Muchachos y muchachas, la historia de un Fausto ruso: sacada de los papeles inéditos de la familia Zhivago’.
Nada se supo de este texto durante diez años hasta que Berlin volvió a visitarle en Moscú. Pasternak le entregó un nuevo manuscrito titulado esta vez ‘Doctor Zhivago’ con el encargo de publicarlo en Occidente, cualesquiera que fueran las consecuencias. Isaiah esta vez lo leyó y quedó deslumbrado. La novela tuvo un éxito extraordinario refrendado por la película dirigida por David Lean, rodada en su mayoría en España, con Omar Sharif como protagonista. La duración de más de tres horas no fue obstáculo para convirtiese en una obra de gran popularidad cuando se estrenó en 1965, llegando a obtener cinco Oscars.