Sencillamente irresistibles

Diestros y siniestros

Se llamaba Pablo y no se cayó del caballo como el santo de su onomástica, se cayó de la vicepresidencia del gobierno, se cayó de la universidad, se cayó de Venezuela y de Galapagar y de Irene Montero, y de la vida empresarial con su bar comunista, y se cayó del guindo. Lo hizo pensando que sus secuaces no le dejarían aparcado en el olvido, pero acabo cortándose la coleta.

No se ha cortado sin embargo su ambición maniaca y perenne, su deseo de encabezar una liga “antifascista” contra el PP y Vox cuando gobiernen -según Pérez Reverte- (si es que lo hacen alguna vez), y para ello espera con ansiedad el momento, siguiendo con fanatismo el modelo de “Juego de tronos” que es su pueril catecismo.

 No en vano pertenece a la ultraizquierda, a esa que “coloco” a doña Yolandiña con otro de la saga, Pedro Sánchez. 

Pero Pablo Iglesias se equivocó al hacerlo, se equivocaba, creyó que “Podemos” dominaría el cotarro, pero no, comunistas por aquí, comunistas por allá igual que en la canción de los Pajaritos, y todos, al contrario de lo que predican, locos por la propiedad de los sillones del mando, o sea, dentro de la teoría de lo tuyo es mío y lo mío también, la doña, crucifico a los ilusos podemitas, e hizo suyo el poder que los otros anhelaban.

Ultraizquierdistas militantes en la doctrina del miedo, del sofisma, del buenismo repugnante que tanto daño hace a los de verdad buenos y no sepulcros blanqueados, 

¿Porque no poner en sus casoplones unos carteles semejantes a los de “cuidado con el perro, muerde”, otros con “cuidado con la derecha y la ultraderecha, muerden”?,

porque están pesadissssimos con ese tema.

La derecha y la ultraderecha, según la izquierda y la ultraizquierda, son malas malísimas y contaminadas de corrupción y falsedades y altamente peligrosas, en tanto que ellas, izquierdas y ultraizquierdas emergen ecuánimes y sabias y maravillosas y justas y encomiables y muy progresistas.

La derecha y la ultraderecha son las culpables de todos los desmanes acaecidos en España, y en el universo, de las contrariedades y amenazas, de los líos, de los desmanes, del cambio climático incluso (ese que solo se produce en determinadas provincias españolas, o europeas, pero para nada en África ni en otros continentes). 

Es muy selectivo y muy valorado por los de la 20/30 que quizás nos traten como lelos, o como nos merecemos por soportarles.

En realidad, para los que abusan del término, la denominación de derecha o extrema derecha, tiene su origen en el sitio donde se sentaban los diputados en el parlamento francés tras la Revolución francesa.

Los entonces monárquicos y los conservadores tenían siempre su asiento a la derecha, y los republicanos y liberales a la izquierda, también conocida en el léxico común como siniestra, en tanto la derecha como diestra.

En efecto, la izquierda era la mano del demonio y  la Iglesia Católica y las supersticiones llegaron a considerar a los zurdos como sirvientes del Demonio.

Pero eso no solo ocurre en el catolicismo, en el islam, ni se come, ni se recibe, ni se da con la mano izquierda que llego a equipararse con la demencia y con la dislexia.

Pablo y Pedro, Pedro y Pablo son de puro izquierdosos, muy siniestros y de hecho Pedro tiene tan mala cara, que, si en realidad y como dice el refrán, la cara es el espejo del alma, tiene el alma echada a perder,

Pero esto no debe preocuparle porque ¿Como tener alma si no se cree en su existencia?

En la mala cara si, porque le bastara con mirarse al espejo y contemplar sus ojos hundidos, sus mejillas descarnadas, su color (tal vez debido al maquillaje) cetrino, su boca en exceso perfilada y su afilada barbilla.

Ya no podrá preguntarle como lo hacía la bruja de Blancanieves: “Espejo, espejito mágico ¿Hay alguien en el reino más guapo que yo?”.

Y ante el silencio absoluto del espejo y dada su mente maquiavélica, envidiosa, borracha de poder, y criticadora de jueces, tal vez se le ocurra finiquitar cualquier dialogo, acabar con las preguntas y convertir el reino en otra cosa.

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