La mirada de Ulisas

Como pasar una luna de miel con las estrellas y el canto de las sirenas

Bella Clara Ventura
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LA MIRADA DE ULISAS cumple con lo ofrecido. Sabe que las promesas son sagradas y la palabra también. Una vez comprometida no puede fallar. Por ello, regresa con su voz, (porque ya han constatado con todas sus entregas a El Diario de Madrid, umbral de sus textos, que la mirada de Ulisas tiene voz cantante y melodía propia) a contarles qué y quién es Cartagena de Indias. Se dice mujer divina de tierras y playas que subyugan. Enarbola sus encantos con el desparpajo del trópico. Habita en el Mar Caribe. Situada en el Océano Atlántico vive con los secretos de sus aguas y los misterios de su pasado. Es la capital del departamento de Bolívar. Debe su nombre al personaje que supo darles independencia a su patria y a las de sus amigos: otros países y ciudades que forman parte del logro del héroe Simón Bolívar, nacido en Caracas, con un alma latinoamericana y libertaria. Derrocó con otros héroes patrióticos el dominio español y pudo devolverles a las naciones vecinas la oda de la liberación. Colombia no fue la excepción. Desde el 20 de julio de 1810 empezó su proceso de independencia con la firme declaración de ser una nación soberana. Fecha que se festeja con bombos y platillos. Todo pueblo desea ser autónomo para cumplir con el sueño de abolir las sumisiones.

Cartagena, joya arquitectónica con grandes prodigios, toma su nombre gracias al decir de Rodrigo de Bastidas, el primer conquistador en pisar sus arenas. Al ver el parecido con la Cartagena de España la bautiza de igual manera. Y según el cronista Juan de Castellanos, Pedro de Heredia fundó Cartagena el 20 de enero de 1533, habitada en aquel entonces por los aborígenes del Caribe. El poblado tenía por nombre, Calamarí, que en lengua indígena significa cangrejo. Era el crustáceo que abundaba en aquellos predios.  

Sin embargo, la Ciudad Amurallada como también se le conoce a Cartagena, obedece a su propia personalidad y colorido tropical. Representa a una dama de belleza extrema con su mezcla de razas y el hervidero de tantos turistas que le dan una fisonomía internacional. Se brinda como un destino obligado, no solamente para los connacionales sino para todo aquel que busca un sabor a fruta mágica, como en el paraíso. Es un edén donde se alojan perfumes y paladares de ensueño. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, distinción que le permite resaltar aún más sus atributos. Se torna potencia turística de gran aclamación. Barcos y aviones transportan a numerosos viajeros cada año que atracan en excelente puerto, donde son recibidos con sonrisas y buen humor. Descubren una ciudad colonial que se entrega con su excelsa arquitectura y su folclórico ambiente. Todo se viste de originalidad y de leyendas. Las calles de la ciudad vieja cautivan con sus balcones de los cuales brotan orquídeas, cerezos, gardenias, lirios, lotos, azahares, tulipanes y otra variedad de flores además de helechos. Forman vistosos jardines suspendidos que despiden aromas y estremecimientos. Todo un escenario de colores y formas que colma el paisaje de emociones. 

A mí, como la mirada de Ulisas que soy, me palpita el alma cada vez que visito Cartagena. La vivo sin quitarle los ojos de encima. Resulta un lugar predilecto para todo tipo de actividades, desde la visita a los centros históricos como: el Museo de la Inquisición, el Fuerte de San Felipe, el monumento a la Torre del Reloj, famoso por sus eventos callejeros y virtuosos, además de las Bóvedas donde varios comercios exponen mercancía autóctona y artística. Se dispersan mercados de artesanías en los callejones y las avenidas. Vendedores ambulantes llevan la voz cantante de lo que ceden a cambio de algunos pesos. A su paso, hallamos suculentos restaurantes con variedad de comidas. Igual que en la plaza Santo Domingo y en otras calles o plazas de interés. Consolidan el patrimonio cultural de Cartagena. Menús que saben embriagar el cielo de la boca.  Las arepas callejeras satisfacen los gustos más exigentes. Las mulatas con sus pailas sobre la cabeza bamboleando sus caderas y ofreciendo frutas al transeúnte representan un verdadero espectáculo, digno de ser admirado al celebrar la vida con sus fastuosos y vivos colores ambulantes. Se respira un aire vacacional y de fiesta permanente. La alegría de vivir se despliega por doquier, sea en las playas, en la parte moderna o en la antigua de la ciudad. Grupos musicales animan al turista al baile improvisado. El emblemático Parque Bolívar es una buena orilla donde se escuchan tambores, guitarras y voces. Todo un radiante panorama de albricias, donde el mal humor no tiene lugar de ser ni de estar. Las distintas boutiques que pueblan las vías con sus fantásticas vitrinas ofrecen una variedad de artículos, que engalanan la vista de los compradores. Todo se impregna de fragancias salerosas. La amabilidad del cartagenero se destaca como cualidad máxima y su tradición le da gloria. Es una urbe habitada por su historia con museos, galerías, teatros, librerías de relevancia y un destacado atractivo: la Casa del Premio Nobel;  Gabriel García Márquez, orgullo universal.

Cartagena goza de una excelente industria hotelera que despliega sus máximos servicios. Existen hoteles y hostales para todos los bolsillos con atención esmerada y con la ubicación deseada.  Si se precisa con acceso a la playa o a la Ciudad Vieja, existe una gran variedad de ofertas. Sofisticados hoteles boutiques han impuesto su moda con las remodelaciones de viejas casonas y un servicio de primera clase. Se enorgullecen de su arquitectura y de los grandes patios coloniales. El barrio Getsemaní guarda la pátina del ayer siendo motivo de un hallazgo ineludible. Todo en Cartagena respira magia, exuberancia, sorpresas y dádivas. El dinamismo del día y de la noche son impresionantes. Ciudad y vida nocturna que nunca descansan. Permiten el jolgorio y la alegría en discotecas de lujo, bares de última moda o para aquellos que aman la bohemia, también se convierte en lugar ideal. Debido a las extraordinarias facilidades y ventajas, en Cartagena se desarrollan primordiales eventos de todo talante y talento como el Festival de cine de Cartagena, el Hay Festival, el Festival de Música etc...  Eventos de fama internacional y local.

La pródiga naturaleza se explaya en sus manglares y en los sitios cercanos como; Las Islas del Rosario, con un mar de visos azules y verdes de quitar el aliento. Otras zonas exóticas dialogan con el trópico y le dan al turista sus embelesos. Hablar de Cartagena es mencionar lo asombroso e inesperado, lo que siempre seduce y maravilla. Mis ojos viven aturdidos con tanta hermosura que acaricia mi vista. Cartagena se viste de luz, de mar, de su gente y de innumerables maravillas. Su radiante rostro jamás cambia la expresión. Convidar a un destino como Cartagena es prometer tocar el cielo y hacerse a sus bondades, ¡que no son pocas! Escogidas tantas veces como locaciones para realizar filmes de gran trascendencia. También se vuelve centro de recreación y de actividades de figuras relumbrantes.

Como la mirada de Ulisas que permanezco, viajera e “incontournable”, manifiesto sin temor a equivocarme que arribar a Cartagena es como pasar una luna de miel con las estrellas y el canto de las sirenas en una película de ensueño y de aventuras.

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