Susurros de libertad

Asilo o secuestro

La dramática situación que enfrentan Magalli Meda, Pedro Urruchurtu, Claudia Macero, Humberto Villalobos y Omar González en la embajada de Argentina en Venezuela, bajo la protección de Brasil, es un claro ejemplo de cómo el asilo político puede convertirse en un secuestro institucionalizado. Se les ha negado el salvoconducto necesario para salir del país y ahora son rehenes de un régimen que los utiliza como piezas de canje, sometiéndolos a una presión psicológica extrema con el objetivo de doblegarlos.

Para los lectores, resulta inimaginable visualizar las condiciones en las que sobreviven estas personas. Si bien muchos asocian una embajada con un refugio seguro o incluso con cierto nivel de comodidad, la realidad de estos asilados se asemeja más a un cruel experimento de supervivencia, similar a un "reality show" de resistencia extrema. La estrategia del régimen busca agotarlos física y emocionalmente para forzarlos a entregarse, lo que significaría su inmediato traslado a centros de reclusión como el Helicoide, donde serían sometidos a torturas psicológicas hasta que confiesen delitos inexistentes o declaren en contra de María Corina Machado, líder de la oposición, o del presidente electo de Venezuela.

Foto en la embajada de Argentina de los 5 asilados Magalli Meda, Claudia Macero, Pedro Urruchurtu, Humberto Villalobos y Omar González
Foto en la embajada de Argentina de los 5 asilados Magalli Meda, Claudia Macero, Pedro Urruchurtu, Humberto Villalobos y Omar González

El 1 de abril, les fue negado el acceso de los  botellones de agua potable.  El régimen intensifica su conducta criminal, exponiendo de forma extrema, sin disimulo y con total impunidad la integridad física y la salud de estos cinco miembros del equipo de María Corina Machado y de Edmundo González Urrutia.

Foto a las afueras de la Embajada de Argentina bajo la protección de Brasil donde se evidencia que no permitieron el acceso de los botellones de agua potable - Omar González
Foto a las afueras de la Embajada de Argentina bajo la protección de Brasil donde se evidencia que no permitieron el acceso de los botellones de agua potable - Omar González

En este contexto, la responsabilidad de los cuerpos diplomáticos acreditados en Venezuela es ineludible. Las normas internacionales establecen el deber de protección de los derechos humanos, sin embargo, el silencio cómplice de la comunidad diplomática ante este atropello resulta alarmante. Desde España, se ha solicitado la intervención del gobierno español, dada la profunda relación histórica con Venezuela, para que lidere una visita humanitaria de los cuerpos diplomáticos acreditados. Esta acción no solo permitiría constatar las denuncias de los asilados, sino que también ejercería presión para la emisión de los salvoconductos y su salida segura del país. Resulta incomprensible que entre los asilados se encuentre una ciudadana española y que el gobierno español no haya mostrado interés en su protección hasta la fecha.

La filósofa política Hannah Arendt, en sus reflexiones sobre el totalitarismo y la condición humana, planteó la deshumanización como una estrategia clave de los regímenes opresivos. En este caso, los asilados han sido reducidos a una existencia precaria, sin derechos efectivos, en una situación que desafía la razón y los principios del derecho internacional. La negación del salvoconducto y el aislamiento forzado constituyen una forma moderna de eliminación política, un estado de no-existencia legal que recuerda las ideas de Arendt sobre la condición de los apátridas y la fragilidad de los derechos humanos cuando no hay instituciones que los respalden.

Este caso exige una respuesta contundente de la comunidad internacional. No se puede permitir que el derecho al asilo sea pervertido en una herramienta de castigo y chantaje político. La presión diplomática debe intensificarse hasta que estos cinco ciudadanos puedan ejercer su derecho a la libertad y a la seguridad. La historia juzgará a quienes han permanecido ciegos ante esta tragedia y a quienes han sido cómplices por omisión.