Por el año 1967 se popularizó un término que traspasó fronteras y que trata sobre la “teoría de la conspiración”, fue a partir de la obra “The Open Society and Its Enemies” del filósofo Karl Popper. Es bien cierto que la común tendencia del hombre a la hora de atribuir eventos complejos a maquinaciones secretas en lugar de atender a causas circunstanciales, sistemáticas e incluso aleatorias, es algo que forma parte del propio ser humano y que es, incluso, más antiguo que la humanidad. Siempre se han querido buscar patrones ocultos detrás de los grandes sucesos.
Hay algunos ejemplos de esta teoría de la conspiración muy conocidos por todos y que se han producido en las últimas décadas como son la existencia de una base militar secreta que llaman el Área 51, en donde esconden extraterrestres; también la muerte de Marilyn Monroe que decían que había sido un crimen encubierto; el asesinato de John F. Kennedy, en donde se ha acusado de conspiración e involucrado incluso a la CÍA, al gobierno o incluso a la mafia. Al final, de todo esto se observa que, en ocasiones, en los grandes asuntos de Estado muchos asuntos terminan cogidos de la mano la conspiración y la mafia.
España no iba a ser menos y hoy podemos declarar que nos honra disfrutar del dictado del inquisidor y mayor fascinador de la democracia en España que es Pedro Sánchez. Estamos frente a un personaje atrayente y seductor que encandila a los propios con sus hablillas y embustes, es un tipo que no miente, ¡Pedro rectifica! Sin duda Sánchez es un absoluto enredador que con sus vertiginosos cambios y bajo el amparo y aplauso de los suyos -de todos sin excepción-, ha indultado a los líderes del procés, ha promovido la ley de amnistía, impulsado la reforma de la ley del “sólo sí es sí”, es un tipo que no se acercaría a Pablo Iglesias y le da el poder, o tampoco con los terribles herederos del brazo político de Eta, que son los socialistas de Bildu.
Pedro Sánchez es un tipo cuyo nombre hay que escribir con letras mayúsculas en los libros de historia. Vemos como arrincona a un tímido jefe de la oposición que bien parece dubitativo y leal, porque Feijoo en realidad solamente transmite a la población una mezcla de inseguridad y entrega. Pero Sánchez, en sus enredos, sabe desaparecer, sabe pensar durante cinco días, sabe eclipsar, surgiendo entonces renovado, fuerte y con una pléyade de subordinados que se entregan a su amo con una sumisión extraordinaria.
En los últimos días se pide su cabeza por el nuevo enredo de “la fontanera de Ferraz”, pero Pedro tiene que aguantar, debe de aguantar. Tiene que estar al frente y continuar todo lo posible. Pedro no puede marchar. Sánchez no puede irse porque cada día que pasa en su sillón es otro capítulo más con nuevas revelaciones de amenazas, extorsiones, maletines, corruptelas, manipulaciones, prevaricaciones, etc, Si nuestro amado Pedro lo deja, es muy probable que los magos del socialismo logren tapar y ocultar todo este bosque de elementos y pruebas de sus actividades que han ido surgiendo poco a poco durante los últimos años. Este lío de asuntos es un generoso repertorio de transgresiones que deben de estar vivas, porque si el jefe se marcha, todo esto se convertirá en humo en unos pocos meses.
¡Aguanta Pedro, aguanta! Quédate aquí y defiende como Presidente lo que no has sabido defender como hermano, protege como Presidente lo que no has sabido guardar como esposo, acompaña al socialista Ábalos a quien no has sabido cobijar como amigo y, cuando todo termine, busca patrocinar al pueblo con el dinero que los amigos del socialismo han saqueado a los españoles, pero hazlo desde una prisión.
¡Aguanta Pedro, aguanta! Que somos muchos los que deseamos que permanezcas para que no se diluyan “tus buenas obras” y que sigan saliendo a la luz las pequeñas cosas de tu PSOE, un día cogiendo maletas en el aeropuerto, pasado con un terrorista, el siguiente con un fontanero y al otro mandando a la fiscalía, pero no sufras porque todos sabemos que posees un buen corazón, porque España entera ha podido ver tu preocupación por la familia y cuidando de que todos se puedan enriquecer.