Descender para comprender
Viaje al corazón del carbón asturiano
Descendimos 500 metros, no solo bajo tierra, sino hacia el corazón de una historia que aún respira carbón, sudor y silencio. En Pozo Sotón, la única mina visitable de Asturias, cada paso guiado es un homenaje a quienes bajaron sin certeza de volver. Allí, donde la luz se convierte en recuerdo, los mineros nos enseñan que la oscuridad también puede ser hogar, resistencia y legado.
La mina, cerrada a la explotación pero abierta al alma, no se visita como quien pasea por un museo, sino como quien desciende a un santuario de oscuridad compartida. Guiados por antiguos mineros que aún llevan la mina en la piel, se revive lo que significa ser minero: trabajar sin cielo, sin certeza, con el cuerpo como única herramienta y la comunidad como única luz.
El “tutullu” o “turullo” del alma —ese eco interno que vibra cuando algo nos conmueve hasta el tuétano— se activa en cada paso, en cada relato, en cada silencio. La visita no es turística: es ritual. Es un acto de escucha, de respeto, de inmersión en una historia que ha cobrado muchas vidas, pero que también ha dado forma a una identidad.
Las autoridades asturianas, conscientes de que las leyes han sellado las bocas de las minas, se afanan en que no se sellen también las voces. Hoy, esos túneles no extraen carbón, sino memoria. Son pasadizos que conectan generaciones, que permiten a los vivos revivir sus jornadas de sombra y a los visitantes comprender que el trabajo minero no fue solo duro: fue heroico.
Se dice que los túneles podrían llegar hasta Rusia. Lo cierto es que el mundo minero es universal: desde Asturias hasta América Latina, desde los Andes hasta Siberia, el carbón ha sido arrancado con manos que merecen ser contadas. Pozo Sotón lo hace. Y lo hace con respeto, con emoción, con la fuerza de quienes aún bajan para que otros comprendan.
Un legado minero que ha convertido el paisaje de Asturias en único antropizándolo de forma mágica.
Hay viajes que no se hacen con los pies, sino con el alma. Visitar Pozo Sotón fue uno de ellos. No bajamos solo a 500 metros de profundidad: bajamos a una historia que nos cambió la forma de pensar la mina… y a los mineros.
Antes, el carbón era una palabra. Ahora, es un cuerpo. Es sudor, es silencio, es comunidad. Es el rostro de cada minero y guía. Es el “tutullu del alma”, ese eco que vibra cuando algo nos toca en lo más profundo.
Comprendimos que ser minero no es solo trabajar en la oscuridad. Es resistir, es cuidar al compañero, es volver cada día sin saber si se volverá. Y también es contar, cuando ya no se extrae carbón, sino memoria.
Hoy, gracias a la labor institucional, las minas cerradas se reacondicionan para el turismo, y eventos como FETUMI, la Feria del Turismo Minero e Industrial, permiten que este legado no se apague. Pero lo que realmente transforma es escuchar a quienes vivieron allí. Porque cuando un minero habla, la tierra se calla… y nosotros aprendemos.
El poema que no murió
Gracias a Don Sergio Cosmen, ex minero
Conocimos a Don Sergio Cosmen mientras degustábamos junto a su familia un divino cocido Madrileño en Leitariegos, y nos regaló un poema anónimo que, de no ser por él, habría quedado sepultado en el olvido. No sabemos quién lo escribió, pero sí sabemos quién lo mantuvo vivo. Gracias a Don Sergio, ese pequeño poema sigue latiendo en cada visitante que lo escucha.
Aquí lo compartimos, con gratitud:
“Mineros nuestros mineros hombres valientes y enteros que arrancáis de las entrañas de la tierra el pan de vuestros hogares Las siluetas que cruzan los mares, horizontes y caminos nuevos, las riquezas de los patronos, el verso de los poetas, el oro de los banqueros y solo abandonáis la mina muertos o enfermos de por vida”
Este poema, sencillo y profundo, condensa el espíritu de Sotón: la fragilidad humana, la fuerza colectiva, y la dignidad de quienes bajaron sin promesas, pero con coraje. Hoy, gracias a Don Sergio, sus versos siguen resonando en los túneles… y en nosotros.
Versos que acompañados de un Vino DOP Cangas nos sensibiliza aún más si cabe
Gracias por acompañarnos y desde aquí agradecemos a los organizadores de este viaje especialmente al Grupo Visión y Hunosa
Os invitamos a vivir la experiencia Pozo Sotón