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Aroma de Raíces. Crónica de un cocido en el Techo del Paraíso

En esta nueva entrega de Recomendados, nos complace revivir una experiencia única que disfrutamos el año pasado.
Leitariegos cocido
photo_camera Leitariegos cocido

No solo nos cautivó por su riqueza gastronómica, sino por algo aún más valioso: el calor humano. Ese ingrediente invisible pero esencial lo aporta la ilusión de una familia que, día tras día, hace feliz a quienes deciden subir al Techo del Paraíso. 

Un Techo del Paraíso que cada año triunfa acercando Madrid a los lugareños con las ya famosas  

Jornadas del Cocido Madrileño en el Restaurante Leitariegos, entre Asturias y León

Situado literalmente en el límite entre Asturias y Castilla y León, junto a la estación de esquí. Pero no solo fue un viaje geográfico: fue un viaje al corazón.

Nos recibió una familia que apuesta con fuerza por sus raíces, por su tierra, y por compartir su pasión con quienes se sientan a su mesa. Tío, cuñada, hermanos… todos unidos por un sueño: mantener viva la tradición y el amor por su entorno, sin miedo, con entrega y autenticidad.

Desde Madrid, tras casi cinco horas de carretera, llegamos a este rincón mágico en Cangas del Narcea, una joya natural con apenas 52 habitantes en Leitariegos. Allí nos esperaba el sueño de Antonio, Héctor y Pepe Cosmen: que nadie les arrebate el derecho de vivir y compartir la felicidad en la tierra que los vio nacer.

La llegada al restaurante fue impactante por sus vistas, pero lo verdaderamente especial fue cruzar la puerta y sentir el calor humano. La sonrisa de la madre, las miradas de ilusión de Héctor y Pepe, el abrazo de Antonio… todo nos envolvió en una atmósfera de magia y autenticidad.

Hoy en pleno calor infernal de Madrid simplemente nos hemos dejado llevar por la imaginación reviviendo este momento repleto de sabor en un entorno maravilloso y a una temperatura propia de octubre en el Techo del Paraíso 

En esta ocasión la armonía del exquisito cocido fue conjugada con vinos D.O. Cangas del Narcea haciendo binomio perfecto.

Nuestro preferido es un tinto de variedad Carrasquín con 10 meses de crianza en barricas y con una producción de apenas 400 botellas al año. Un lujo para los sentidos que nos dejó un delicado Perfume debido a las moléculas:

β-damascenona: clave en el aroma de la uva Carrasquín, con notas dulces y afrutadas

Además una conjunción de vino y elaboración del Cocido con sus distintos ingredientes que al interactuar nos embriagaron sus aromas florales, balsámicos y cítricos que nace de las moléculas Linalool y Nonanal y todo a su vez ensamblado por el Hexanal. 

Sin olvidar que un ingrediente tan sencillo como los Garbanzos cuando son de calidad como en este caso (Camín Astur) aportan esas notas delicadas florales que le otorgan las moléculas Hexanal y el Nonanal. 

Carrasquin
Carrasquin

Una experiencia única que bien vale la pena recordar

Leitariegos, con sus paisajes montañosos, su luz cambiante, su atmósfera de frontera entre Asturias y León, y su profunda conexión con la tierra, nos sugiere varias corrientes artísticas, pero hay una que resuena especialmente: 

El Romanticismo pero también el Arte contemporáneo rural … 

Y así, entre cucharadas de cocido, sorbos de Carrasquín y miradas al horizonte, entendimos que Leitariegos no es solo un lugar: es un latido.

Un rincón donde el arte de vivir se cultiva con raíces profundas, donde el Romanticismo se respira en cada montaña, y donde el calor humano se sirve como el mejor de los manjares.
Hay experiencias que no se olvidan… se reviven.

Esperamos haberlos inspirado una vez más a vivir con todos los sentidos despiertos, haciendo del olfato no un olvido, sino el motor que impulsa cada experiencia.