Lobo ibérico

Madrid, zona clave en la expansión del lobo ibérico con cinco manadas ya establecidas

Madrid consolida su papel como nueva zona de expansión del lobo ibérico, con cinco manadas censadas frente a una en el periodo anterior, según datos del MITECO

Lobo ibérico | Foto de Jorge Sierra
photo_camera Lobo ibérico | Foto de Jorge Sierra

La Comunidad de Madrid ha pasado de contar con una sola manada de lobo ibérico en el periodo 2012-2014 a albergar cinco manadas entre 2021 y 2024, según el último censo nacional elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Este crecimiento significativo convierte a la región en una de las nuevas zonas de expansión de la especie, reflejando una tendencia general de recuperación de este emblemático depredador en la península ibérica.

De las cinco manadas identificadas, tres tienen un territorio completamente dentro de los límites de la Comunidad de Madrid, mientras que las otras dos comparten territorio en las fronteras con Castilla y León y Castilla-La Mancha. Esta expansión territorial se suma a los movimientos hacia el este y sureste observados en otras regiones del país, como el País Vasco, La Rioja y Extremadura, que también han sido catalogadas como zonas de crecimiento poblacional del lobo ibérico.

Un aumento enmarcado en la protección legal del lobo

El informe del MITECO atribuye este avance a la protección especial de la que ha gozado la especie durante los últimos años, desde que en 2021 se incluyó al lobo ibérico en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE), lo que prohibió su caza en todo el territorio nacional. Esta protección ha sido clave para la recuperación de la especie, que sigue siendo un símbolo del equilibrio ecológico y la biodiversidad en los ecosistemas ibéricos.

A nivel nacional, el censo actual ha contabilizado un total de 333 manadas de lobo ibérico, lo que supone un incremento del 12% respecto al último recuento. Castilla y León continúa siendo el principal bastión de esta especie con 193 manadas, seguida por Galicia con 93 y Asturias con 45.

Un futuro incierto ante el regreso de la caza en algunas comunidades

Pese a los datos positivos, el MITECO advierte que el reciente cambio de normativa y el anuncio por parte de algunas comunidades autónomas de reanudar la caza del lobo podrían poner en peligro los logros alcanzados en términos de conservación. Estas decisiones, sujetas a controversia, contravienen el marco estatal de protección, y han reabierto el debate sobre la convivencia entre el lobo y las actividades ganaderas, especialmente en zonas rurales.

En respuesta a estos movimientos, más de un centenar de organizaciones ecologistas han convocado una manifestación en Madrid este domingo para exigir la protección del lobo ibérico y rechazar cualquier intento de desproteger a la especie.

El lobo ibérico en Madrid: un nuevo reto para la convivencia rural

La presencia creciente del lobo en el centro peninsular, concretamente en la Comunidad de Madrid, plantea nuevos retos de convivencia en entornos donde su presencia era hasta hace poco inexistente o anecdótica. Desde la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad, se ha destacado la necesidad de coordinar estrategias de gestión y prevención de conflictos, en especial con el sector ganadero.

Además, diversas organizaciones científicas y conservacionistas han instado a implementar medidas de compensación y prevención, como cercados, perros mastines o sistemas de alerta, que han demostrado ser eficaces en otras regiones del norte de España para minimizar los daños al ganado y garantizar la conservación del lobo.

Un emblema de la biodiversidad peninsular

El lobo ibérico (Canis lupus signatus) es una subespecie endémica de la península ibérica y un depredador clave para mantener el equilibrio ecológico, controlando poblaciones de ungulados silvestres y evitando la sobreexplotación de los ecosistemas. Su recuperación es considerada un éxito conservacionista, aunque todavía enfrenta presiones sociales y políticas que podrían poner en riesgo su consolidación futura.

El caso de Madrid ilustra el cambio de paradigma que implica su retorno: de símbolo temido a especie protegida que reclama su espacio en el mapa natural del país. Ahora, el reto es garantizar su permanencia desde el consenso y la adaptación, evitando retrocesos que pongan en peligro décadas de trabajo en conservación.