Pedro Sánchez ha reafirmado este sábado su intención de mantenerse al frente del PSOE y del Gobierno, pese a la profunda crisis política y reputacional que sacude al partido tras los escándalos de corrupción que han salpicado a figuras clave de su entorno. En un discurso contundente ante el Comité Federal celebrado en la sede de Ferraz, el líder socialista asumió responsabilidades, pidió perdón a la militancia y marcó distancia con los implicados en las tramas judiciales, asegurando: “Nosotros no somos como los corruptos que han manchado nuestras siglas”.
La comparecencia del secretario general ha sido interpretada como un ejercicio de autoridad y resistencia. “Me equivoqué al confiar en personas que no lo merecían”, reconoció, en referencia a José Luis Ábalos, Koldo García y Santos Cerdán, implicados en los casos conocidos como 'caso Delorme' o 'caso Koldo', investigaciones que siguen en curso por presuntas redes de comisiones irregulares en contratos públicos. A pesar de ello, Sánchez recalcó que su liderazgo no está en cuestión:
“El capitán no abandona el barco en plena tormenta; se queda para capear el temporal y llevarlo a puerto”, sentenció.
En medio de las crecientes presiones internas y externas, el presidente del Gobierno reafirmó su compromiso con la regeneración ética y democrática, prometiendo “derrotar la corrupción tanto dentro como fuera de nuestra organización” y señalando que el PSOE dará pasos firmes para evitar nuevas crisis similares. De hecho, en este mismo Comité se aprobarán modificaciones del Código Ético que contemplan la expulsión de quienes hagan uso de servicios de prostitución, reforzando el giro feminista y ético del partido.
No obstante, la jornada no estuvo exenta de tensiones internas. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, elevó el tono al advertir que el PSOE no puede “esconder la cabeza debajo del ala ni aplicar paños calientes”. En declaraciones previas a los medios, Page calificó la situación como “la crisis más seria en términos de corrupción orgánica desde la democracia” y reclamó al secretario general “salidas reales, no escapatorias”. Aunque subrayó que la derecha “no puede dar lecciones de limpieza”, insistió en que el PSOE debe ser ejemplar si quiere conservar su credibilidad ante la sociedad.
Estas declaraciones han avivado el debate en el seno del partido sobre la necesidad de una profunda renovación interna. Sánchez, que ha iniciado una reestructuración de la Ejecutiva Federal, busca mantener la unidad del partido y su viabilidad institucional ante los desafíos que se avecinan, incluidos los compromisos legislativos en el Congreso y la gobernabilidad de la coalición.
En definitiva, el Comité Federal de este 5 de julio pasará a la historia como una jornada de catarsis y redefinición para el PSOE, donde la lucha contra la corrupción y el refuerzo del liderazgo de Sánchez han sido los ejes principales. La duda ahora reside en si estas decisiones serán suficientes para reconstruir la confianza perdida entre la ciudadanía y en las bases del partido, cada vez más exigentes en materia de transparencia y ejemplaridad.