A Volapié

A vueltas con la brecha salarial

El feminismo radical lleva bastante tiempo manipulándonos acerca de lo que llaman la brecha salarial. Si analizamos la cuestión racionalmente, veremos que en muchos de los casos, no en todos, está justificada por la diferencia de rendimiento. 

En cualquier profesión, los sueldos deben estar en función de los ingresos, o contribución a los ingresos, generados por los trabajadores. Un trabajador más eficaz y productivo, es decir, que vende, genera, o produce más que los demás, con los mismos recursos a su disposición, debe ganar más. El género no tiene nada que ver con esto.

En EE.UU. hay ahora una polémica porque una muy buena jugadora de baloncesto universitario va a cobrar apenas 76.000 USD en su primer año en la WNBA. El sueldo medio de la WNBA es de 115.000 USD al año, por los más de 10 millones de la NBA. ¿Injusto?, desde luego que no. 

¿Y por qué no es injusto esto?. Porque la WNBA tiene un éxito muy menguado, y no genera ingresos suficientes para cubrir sus costes. De hecho, es deficitaria desde hace 25 años. Es un negocio fallido que necesita ser subsidiado. La WNBA genera 200 millones al año, mientras que la NBA pasa de los 10.000 millones. 

¿Cómo van a ganar lo mismo?. Pagarles lo mismo sería tremendamente injusto, además de inviable. Imaginen Vds., si pierden dinero pagando a las jugadoras 115.000 al año,¿ cuánto perderían si les pagaran 10 millones?. 

Lo justo es no discriminar a nadie, y desde luego no a aquellos que producen y generan más ingresos. Lo injusto es pagar mucho a quien genera poco. Estas deportistas de la WNBA no merecen cobrar como sus colegas de la NBA, ni siquiera merecen los 115.000 que cobran pues su organización pierde dinero todos los años. La liga femenina es viable gracias a una transferencia anual proveniente de la liga masculina. 

Cambiando de sector, vemos que los modelos masculinos cobran menos que sus colegas femeninas, y no se quejan. Las feministas radicales tampoco... Los varones modelo no se lamentan porque saben que generan menos ingresos, menos interés y audiencia. Aceptan la realidad y no buscan ventajas injustas, ni discriminación positiva respecto de las mujeres.

Si hablamos de tenis, sucede algo parecido a lo del baloncesto. El tenis femenino tiene mucha más audiencia que la WNBA, pero bastante menos que el tenis masculino. Por eso cobran mucho más que las baloncestistas, pero menos que los tenistas. Esto es lo justo, ya que generan más ingresos que las primeras, pero menos que los segundos. Aun así, son millonarias, lo cual hace que sus quejas estén poco justificadas. 

Ganan menos porque juegan a un menor nivel, y por lo tanto generan menos audiencia y menos ingresos. Los torneos con igual remuneración cometen una injusticia pues pagan lo mismo al que genera menos. Es más, las tenistas ni siquiera juegan a cinco sets. 

No es solo la duración, es el nivel, la calidad e intensidad del tenis que practican, menor al de sus colegas masculinos. Si de verdad son iguales, ¿por qué no fusionan ambas competiciones y juegan hombres contra mujeres?. Lo mismo podrían hacer en el boxeo, o la velocidad atlética etc...

En las actividades profesionales donde no interviene el físico, las mujeres pueden competir con los hombres y superarles, pues no están en desventaja. En estos casos, el principio debe ser el mismo. El que más produce, el que más vende, debe ser el que más gana, independientemente del género. No se puede pagar igual a una comercial del automóvil que vende menos millones de euros al año que a un colega masculino, ¡ni al revés!. 

Lo más relevante es por lo tanto la capacidad de generación de ingresos, o la contribución a los resultados de cada trabajador, organización, o sector. Esta es la esencia de la cuestión, independientemente del género de la persona. 

Este es el análisis que debe hacerse. Solo cuando objetivamente una persona gane menos que otra siendo igual de productiva, o más, existirá una brecha salarial no justificada.  En caso contrario, la diferencia de ingresos será justa y legítima. 

No nos dejemos engañar por extremistas que solo buscan manipular, dividir y polarizar la sociedad con fines espurios.