La Transición en España (1956-2004), o el ajusticiamiento de la Patria

La periodización o cronología de la Historia Contemporánea de España, ha quedado anclada entre 1939-1975. Versión temporal, heredera del antifranquismo que los historiadores debemos precisar, ante nuevas certezas y las ciencias historiográficas. Así mismo el etéreo concepto de “Transición”, se ve atacado por el problema de los “comienzos” y aún más la malsana utilización de este período por la partitocracia (un mal intrínseco del periodo y el concepto).

La Transición: por no tener, ni nombre le fue dado. Empezó como una deducción, se instaló mitad farsa y permanece apócrifa. 

“La Transición “puede resultar filosofía especulativa, concebida como Fundamentalismo, defendida por quienes poco o nada hicieron por ella, y, confusa, pues no están obligados-por su naturaleza cambiante- ni a preguntarse sobre sí mismos, ni el nombre de su casa, de sus padres, su territorio. Sin dirección o barrio, habitan el dogmatismo de sus andanzas, y saquean sin pudor. La tragedia de “la Transición “es que, como mito, legalizó el saqueo, y ha creado un personal político tan brutal como desconocido en la Historia de España. La Transición no iluminó un sistema democrático sino una tiranía de partidos. La Partitocracia, como forma de vida y empleos. Estructuras temibles que la “democracia“ ha bendecido y no acontecerá  el milagro de un  harakiri, insólito y notable acontecimiento solo visto en las “cortes franquistas”. Hecho natural en la imperecedera transición ¿dónde irían centenares de miles de zánganos que los partidos ceban en el inerte cuerpo de la Nación? La Transición también es la brutal y masiva falsificación de miles de inventados e ilegales curricula. El silencio en gran “acuerdo “y “consenso “de partidos. Todos. 

Ciertamente la fase gangrenada de “la Transición”  que cubre el período 2004-2025 (Zapatero, Rajoy, Sánchez), requiere de estrategas, que eliminen el conflicto y abran el debate con la sociedad civil como solución, puesto que el último charlatán, Pedro Sánchez, ha avanzado en territorios sin retorno, generando la duda acerca del gobierno y la democracia: ¿abandonara  el difamador el gobierno de la Nación sin fuerza  o resistencia límite? No obstante, tras el golpe de Estado de la Matanza de Atocha - los atentados del 11 M en Madrid-, nada fue igual. Hay golpes sin retroceso, solo la letalidad. Y España no ha abordado tan terrible ruptura y el asunto permanecerá en silencio como los grandes asuntos de la Patria.

No es necesario denominar previamente un “período”, sin embargo la acometida analítica y de fuentes contrastadas, nos permite observar una ruptura del tiempo largo en 1956: las manifestaciones estudiantiles, el ingreso de España en la ONU, el reconocimiento de la independencia de Marruecos, la Crisis de Suez, y especialmente la entrega de los mecanismos de desarrollo económico a los tecnócratas, propiciando la más profunda revolución de la contemporaneidad en España: el equilibrio económico con las clases medias, la “única solución “al cainismo, la pobreza y la violencia de nuestra nación.

Supondría esta” hipótesis” que el régimen de Franco no fue derrotado, ni mediante revolución  ni presión social inaguantable, lo fue por el “hecho biológico” y la ausencia de doctrinas políticas o partido “franquista”, que no explosionó o fue violentado con la muerte y desaparición del general Franco. Por otra parte, antes del fallecimiento radiado de Franco, ya habían sido diseñadas las “líneas” maestras del futuro de España por USA, los servicios secretos españoles y “los compañeros socialistas” alemanes.

Las mayores decisiones de los estrategas americanos y alemanes, junto a los servicios del último periodo del régimen de Franco, fueron la eliminación de Carrero y la destrucción política del Partido Comunista de España. Sobre Carrero persiste el “axioma “que su sola presencia hubiese impedido “la democracia”. Carrero sin Franco era la sombra, con el OPUS una garantía. Pero nada más. Las dinámicas de los cambios históricos apenas se resienten de acontecimientos que creemos extremos. La eliminación del PCE fue -lo he repetido en muchas ocasiones-lo que confirmó una tragedia histórica al ser suplantado por los socialistas. El PCE era una fuerza orgánica, sólida, realista por estar en el centro de los movimientos de masas y eurocomunista, es decir, desprendido y separado de la URSS. El implante del PSOE, irresponsables y sin tradición en los años más complejos del franquismo, constituyó una “aventura “más peligrosa que el final de Carrero. Y al PSOE se le nominó, como en los concursos televisivos, y cumplió a rajatabla.

 “La Transición “es el régimen socialista con adornos navideños de la derecha “ahistórica”, turnantes, pero con similar política. Sucesores de un mundo desaparecido: la herencia de la Segunda Guerra Mundial. Lo escribí: primero el partido, después el gobierno, después el Estado, finalmente la sociedad. Esa implacable y destructiva dinámica es el PSOE. Y no son residuos sino usurpación profunda, conquista íntima y enferma. Y no se puede hacer nada-que nos consuele-, porque los cambios históricos son procesos largos y tortuosos. También los poderes quisieron erradicar al “comunismo” y ha parido la madrasta un anarco comunismo devorador con cara de medusa maquillada. 

La Transición es un Régimen, ya terminado pero persistente, que podría ser denominado como “El Régimen Socialista en España (1979-2025)”. Nació. Oculta entre los pañales- con tres objetivos, como en la Segunda República: la destrucción de la Unidad Nacional, la supresión, ya violenta, de la sociedad civil, la eliminación de la forma de Estado, y en el plano directo e inmediato: la entronización de ETA al poder, la “liberación “de sus crímenes y la independencia de Cataluña, al modismo “español”, pagando los españoles sus irrelevantes mundos de pacotilla, ridículas emociones y patetismo intelectual. ¿Cómo llamar a unos personajes que se pasean por el mundo en busca de empleo con currículo donde su “lengua materna “es el valenciá, el eusquera, el catalán, el gallego y pronto el andalú? La dilución de la “transición “es un parlamento, que desconozco si sus debates son vistos o no, con la grotesca escenografía de numerosos dialectos que nadie aprenderá, porque queda el inglés, francés, mandarín, alemán, italiano y el “granaino” brillante, noble y completísimo (sic).

Por cierto, este Presidente Sánchez, no está loco. Consulten al “capitalismo español”, a los bancos, al dinero que le apoya. Y, en el terreno de los milagros y las especulaciones, cimentando el derrumbe ridículo, porque dedicamos tiempo a ello, del marxismo, ante el hecho que son comunistas los multimillonarios, los seguros, prestamistas, viajeros de avión propio y manadas de ignorantes impregnados de odio. ¡La Doctrina de la Clase obrera! Aquí estamos. Tiene un nombre inclasificado e improbable porque está en movimiento: la Transición. En todos los pedazos de la Historia deben obtenerse las positivas evidencias, la nobleza de muchos de sus actores y su sacrificio. Reclamemos las Virtudes Teologales y la disciplina que la Nación nos demanda.