Próximos a viajar a España desde Chile con una potente delegación empresarial, observamos en la televisión y leemos en los periódicos, del intento del ejecutivo español, especialmente de su ministra del trabajo, por lograr reducir la jornada laboral a 37,5 horas. En momentos en que China invade mercados y las economías del Asia crecen y se hacen fuertes, la reducción de la jornada laboral solo hará menos competitiva a la economía española. En Chile hace 1 año se inició la reducción gradual de la jornada laboral a 40 horas a la semana, desde las 45 horas. Hasta ahora, los efectos en la productividad han sido nulos. A los empresarios chilenos les aumentó el coste laboral por aumento en las cotizaciones patronales y además les aumentó el coste directo de mano de obra.

La izquierda dura solo hace propaganda y realmente no le interesa el bienestar de los trabajadores. Los argumentos en Chile y en España, para reducir la jornada laboral son los mismos: Mejorar la calidad de vida, dejar más tiempo para la familia etc etc. Al final del día son argumentos falaces, toda vez que la tasa de natalidad no aumenta y muchos acceden con más tiempo libre a un segundo empleo. Muchas empresas, especialmente las medianas y pequeñas, se ven obligadas a contratar más personal, lo que hace “mejorar” los indicadores de empleo. A España y a Chile le van pasando las mismas cosas. Estas propuestas españolas llegan a Chile con algún retraso, salvo el apagón, que en Chile sucedió antes que en España. La reducción de jornada laboral en España no es una buena noticia para inversionistas chilenos que quieran invertir en la península. Reducir la jornada implica aumentos de costes y menos competitividad. Los inversionistas eligen lugares en donde los aspectos tributarios, laborales y de seguridad sean favorables, para lo cual comparan alternativas. De aprobarse en España una nueva reducción de jornada laboral, se les está diciendo a los inversionistas extranjeros: inviertan en otra parte. Además, estas reducciones de jornada son irreversibles, pues nadie nunca jamás, querrá aumentar la jornada laboral aunque el país esté en bancarrota. Los países deben crecer trabajando más y no menos. Los estudiantes deben estudiar más y no menos y los políticos deben hablar menos y no más. Siendo justos, la reducción de la jornada laboral es favorable para las mascotas, pues sus amos tendrán más tiempo para sacarlas de paseo. De hijos nada, pues la sociedad está enferma y el egoísmo en la juventud campea por muchos lugares.
Solo el esfuerzo individual, con respeto a la propiedad privada y un Estado pequeño y eficaz, harán crecer nuestras economías.