La mirada de Ulisas

Que cese el fuego en la guerra entre Gaza e Israel

LA MIRADA DE ULISAS sabe que el único régimen que no desea el cese del fuego en la guerra Gaza - Israel es Hamás y nadie más. Y lo digo con argumentos que deben ser los que primen en cualquier discusión con el nivel, que se precisa para entender una situación sin tanto sesgo emocional o desvirtuado. Me explico desde esta mirada que soy, y que todo lo observa e investiga para tratar de comprender una problemática que lleva años sin ser resuelta.

Lamentablemente, no propiamente por la posición de Israel, que estuvo en ciertas oportunidades listo a firmar acuerdos de paz con la finalidad de lograr vivir en armonía con sus vecinos, como tanto lo exhorta. Pero, y hay que recalcar: jamás (¡¡¡¡¡con Hamás a la cabeza!!!!!) hubo con quien establecer lazos cordiales por la parte contraria, ya que si los dirigentes palestinos hubiesen firmado algún pacto hubiera sido reconocer al Estado de Israel como tal, y eso no se lo puede autorizar ningún gobernante palestino. Iría directamente contra sus creencias de que Israel no debe ni puede existir, a pesar de las promesas tanto bíblicas como históricas. Tanta referencia que existe en esta pequeña tierra de los valores y estamentos judíos desde tiempos inmemorables que prueban que Israel le pertenece a los judíos.

Otro referente de peso, escrito en la Biblia es que Israel sólo florecerá bajo la custodia judía. Dato curioso pues ¡hay que ver lo que Israel ha hecho de un desierto desde su creación con la presencia de judíos, que han hecho posible el milagro del país que es ¡una potencia mundial!  Lo que nunca se había visto. La Tierra Prometida, la Tierra Santa, Israel como se le quiera nombrar siempre ha querido y propuesto vivir en amistad con su vecindario sea el que sea, a pesar de conocer los dictámenes del Corán, donde se hallan acciones y pensamientos claramente genocidas al proclamar que Palestina debe existir desde el río hasta el mar. ¡¡¡Lo que implica que Israel debe desaparecer del mapa!!! Cuando en las manifestaciones se oye este eslogan y se les pregunta a algunos de sus seguidores ¿dónde queda Palestina?, muchos ni siquiera saben localizarla ni pronunciarla. Como dato irónico e inculto se ha oído mencionar que el río aludido se refiere al Río Misisipi, cuando en realidad se trata del Río Jordán. No les importa caer en ridículo y mostrar su ignorancia con tal de salir a manifestar por una causa que les resulta ajena, pero se la apropian para sacar a relucir o exorcizar sus propios malestares o demonios interiores: el mal estar con ellos mismos.

Como ven, el asunto no se basa en buscar un contexto real sino de protestar y expresar la desazón que ocupa al mundo en este momento. Y la gran pregunta que nos debemos plantear es ¿por qué Hamás no libera a los secuestrados? Han padecido un calvario y ha sido la única condición que Israel le ha puesto al cese inmediato de esta guerra. Hamás no acepta devolver a los rehenes. El conflicto se prolonga para el incremento del sufrimiento de los pueblos, que son sus verdaderos dolientes. Y la gran interrogación que ronda es: ¿Por qué Hamás? Jamás utiliza o dedica esos túneles de la muerte (construidos para matar a judíos o para proteger a los gobernantes y sus secuaces) para darle cabida y protección a su gente. ¿Acaso no resulta devastadora la situación? donde los oriundos de Gaza son expuestos como carne de cañón para suscitar un sentimiento lastimero al ver caer a inocentes.

Y otra inquietud: ¿por qué los gobernantes de Hamás quieren manipular la opinión pública? Anhelan suscitar la solidaridad de las naciones y personas, que no se detienen a profundizar causas ni efectos, sólo se dejan llevar por imágenes explotadoras de conciencia con el fin de vender más y avivar la problemática con algo tan sensible como resulta la muerte de los niños y las mujeres. Consideras víctimas inocentes, aunque lastimosamente hayan sido educadas en el odio y sean utilizadas para finalidades políticas y estratégicas.

Creo que Israel siempre ha dado pruebas y enseñanzas de cómo se maneja en situaciones de guerra, tratando de esquivar al máximo colaterales, que como condición bélica resulta difícil ya que guerra es guerra, y desafortunadamente, para este pequeño terruño no han sido pocas. Intenta al máximo defender a su población, sin importarle si es musulmana, judía, católica o de otra fe y tendencias, al exigir la construcción de refugios antimisiles en cada hogar en territorio israelí. Misiles y artefactos mortíferos le caen sin cesar y nadie habla del asunto, por no contar con muertos la noticia pierde valor y no vende. A pesar de ser un hecho atroz el estar recibiendo misiles en permanencia y sin discriminación. Y lo peor, no se admite abogar por una justa defensa ante las circunstancias que glorifican la vida.

Resultan condenas intolerables que Israel recibe de manera arbitraria y absurda. Ya lo proclamaba Golda Meyer con lucidez extrema: “el conflicto palestino-israelí se acabará el día que las madres palestinas amen a sus hijos más de lo que odian a los judíos”. Triste verdad que el mundo no capta para ver el alcance que lleva la animadversión con el que se les educa a los niños en Gaza hasta convertirlos en asesinos, con el agravante de declararlos héroes. Proclamados “chaids” por matar judíos o infieles, como nombran a todo aquel que no cree en Alá. Este hecho malévolo no se tiene en cuenta y arrastra la sensiblería de los incautos. Se dejan convencer de que la enemistad radica en la repartición de tierras, cuando en realidad se manifiesta en las leyes del Corán, que a toda costa quieren eliminar al judío y a aquellos que no se alinean a sus creencias. Hay que saber distinguir causas y efectos para proporcionarle a la cuestión el análisis que se merece con cabeza fría, sin tantos prejuicios que nos hacen perder el meollo del asunto.

La chispa que encendió la guerra se precipitó por la barbarie causada por Hamás el 7 de octubre, justamente en un lugar que invocaba la paz y el amor por el semejante. Personas que anhelaban la sana convivencia fueron los primeros afectados o eliminados. Una mujer de la zona, que por milagro está viva, siempre abogó por la paz entre los pueblos y repite en llanto: me dejaron sin piso, ahora no sé qué creer si toda la vida insistí que podíamos vivir en fraternidad con Gaza, pero al constatar el horror, sé que no se podrá jamás con Hamás, que incita a la brutalidad y a una crueldad sin sentido. Eran cánticos de unión y hermandad los que entonábamos y recibimos a cambio fuego y balas. El sonido de la muerte se hizo presente. Esta masacre cobró la ausencia de credibilidad a mis propuestas, cobijadas desde muy joven. Se me derrumbó el mundo, ahora no sé qué pretender y menos qué esperar.

Y dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Ruego que me la devuelvan. Me siento sin norte ni consuelo. No entiendo que el ser humano se sienta cómodo con matar, cuando la propuesta debería ser la unión, a pesar de las diferencias que nos ayudan a respetar y tolerar al otro: mi semejante, mi próximo, mi prójimo, mi hermano. Todo es unidad en el universo. Si se abraza este principio todo cambiará para el bien de la Humanidad, que se llena de violencia por doquier. Tiempos de transformación y de evolución para aprehender otra realidad, donde los humanos podremos convivir y disfrutar la concordia entre los diversos modos de obrar y de pensar. Entonces le daremos la bienvenida a la ilusión, que nunca se debe extraviar como tampoco la paz.

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