Fronteras desdibujadas

Piezas de rompecabezas que parecen no encajar

¿Hay una inteligencia divina que acomoda y desacomoda las situaciones para que podamos crecer y aprender? 

Mi amiga Mary Georgy perdió recientemente su empleo fijo en la escuela donde trabajó por muchos años. La llamé en solidaridad y ella me dijo:

—Nery, me confortan las palabras que una vez me dijiste en otra situación: “ahora no le ves el sentido a lo que te está pasando, pero un día verás que era una pieza necesaria para completar el diseño de tu vida. Como una pieza de rompecabezas que no entiendes y que no encaja, pero que un día encajará”. —Y ella continuó— Sé que puede ser porque necesito estar libre para una mejor oportunidad o algún motivo que aún no comprendo.

 Pienso que no siempre vemos las cosas tan claras y no entendemos lo que nos pasa y las razones por las que suceden. Pero algún día creo que lo haremos. 

Esto me llevó a recordar lo que pasó unos meses atrás.

Nuestra nevera estaba fallando. Yo quería una de esas caras con dispensador de hielo y agua, toda de brillante acero inoxidable, ¡incomprables por lo costosas! (Para nuestro bolsillo). 

Mi esposo encontró una oportunidad de esas que no puedes cerrarle la puerta: una señora estaba vendiendo su casa y también su moderna nevera casi sin uso (tenía aún los plásticos de protección) ¡por un súper precio! Pero con la condición de que fuéramos a buscarla ese día y solo ese día, pues tenía que entregar la casa, que ya había vendido, al día siguiente. Solo debíamos sacarla de allí y transportarla. Mi esposo llamó a un amigo que tiene una pick up para buscarla. Todo quedó arreglado, pero unos minutos antes el amigo llamó para decirle que se había accidentado su camioneta y ya no podía. Yo estaba en una tienda cuando mi esposo me llamó para decirme que me olvidara de la nevera pues no veía la forma. Resulta que estoy saliendo del mercado y veo un señor sentado al volante de una camioneta pick up. Yo muy atrevida (no sé qué mosca me picó para abordar así a un extraño a no ser mis ganas por la nevera nueva…) me le acerco y le digo:

—Disculpe usted, yo necesito ir a una casa que está cerca de aquí y transportar una nevera hasta mi casa. Puedo pagarle. Perdoné si cometo una imprudencia.

El Señor se echó a reír y me dijo:

—¡La estaba esperando!  Me paré aquí para que mi esposa fuera al baño y ahora comprendo que la verdadera razón era que tenía que esperarla a usted. (¿¿¿yo quedé de una pieza???)  Resulta que vengo de un pueblo del interior a traer unas matas a un conocido mío, pero él no me podía pagar mucho y yo, como es mi amigo, quería hacerle el favor. Yo le venía diciendo a Dios por el camino: —ay Diosito, con lo que él me pagó, me alcanza para la gasolina de venida y me sobra algo, pero no suficiente para cubrir el regreso, pero si consiguiera algo para hacer o traer de regreso pagaría la gasolina para regresar y me quedaría ganancia.

Resultó que tenía una carretilla para cargar con la nevera y fuimos a por ella. Al llegar a casa nos ayudó a instalarla y además yo tenía unos muebles que no quería en el garaje y que no sabía que haría con ellos, también ropa que ya no les servía a los niños y el se los llevó para un vecino que no tenía muebles y cuyos hijos necesitaban la ropa. Le pagué su trabajo y quedamos todos felices.

Este fue uno de los días donde las piezas del rompecabezas caen en su lugar y puedes apreciar el diseño completo. Otras veces toma más tiempo y sufres cuando las piezas parecen no encajar.

Sé que Mary Georgy encontrará el lugar donde seguir floreciendo. Y algún día veremos el panorama completo de su rompecabeza y nos maravillaremos.