La mirada del centinela

Mucha tensión, pocas luces

Parece cosa probada que la tensión alta no beneficia a nadie ni a nada. El gobierno de la nación tiene el vicio de provocar mucha tensión entre los ciudadanos españoles, y, debido a su incompetencia crónica, cada día se manifiesta más su negligencia, las pocas luces que tienen. Tan poca luz, que culmina en apagón. El cero energético fue otro de esos raros acontecimientos que se están convirtiendo en espectáculos habituales, lejos ya del mundo utópico de la fantasía, transformados en triste realidad de una España cada vez menos pasmada ante hechos insólitos. 

Según informa el presidente Sánchez, se volatilizaron 15 gigavatios. Así, como si el mago Pop hubiera decidido ejecutar el número de su vida. De todos es sabido que la energía ni se crea ni se destruye. De ahí se infiere que no existe un ladrón de energía que la haya tomado con la península ibérica y nos quiera en tinieblas. El presidente, ausente durante horas, reunido en su gabinete de asombros con los más de mil asesores que le aconsejan, no es capaz de dar una explicación fidedigna; todo lo que se ajuste a la verdad, se contrapone a su código deontológico. 

Cada vez nos parecemos más a países del tercer mundo. Si no fuera por la gravedad del asunto, es para echarse a reír, como un chiste: un paisano de Albacete conecta su tostadora y saltan todos los plomos del país. Una sobretensión en la red que desacopla el sistema eléctrico y provoca la desconexión. España se desconecta del resto de Europa, se queda en el lado oscuro. Y mientras, Darth Sánchez Vader, nos apostrofa con sus vanas explicaciones, renunciando siempre a asumir responsabilidades, echando la culpa a las privadas, cuando la Red Eléctrica Corporación tiene como presidenta a Beatriz Corredor, exministra socialista con Zapatero.  

En fin, apaga y vámonos. Con este gobierno, la energía desaparece. La energía entendida como ganas, fuerza, vitalidad, poder, virtud… Este gobierno desmoraliza al más pintado. Cabe pensar que Pedro Sánchez, amén de otras turbias características, es gafe. Sí, un cenizo que trae mal fario al país. Durante su mandato, hemos padecido calamidades de toda índole. Se bromea mucho con que lo próximo será una invasión extraterrestre. De ser así, ya no nos causaría extrañeza; es más, casi se diría que es algo que ha de pasar más pronto que tarde. Imaginen: una aeronave no identificada toma tierra en Móstoles coincidiendo con las fiestas del 2 de Mayo. Los extraterrestres tomarían el relevo de la ocupación francesa. Cosas peores se han visto. En cualquier caso, vayamos preparando un nuevo kit de supervivencia; algo que contenga una linterna, un transistor a pilas y un diccionario español-alienígena. Aunque, a decir verdad, llegados a este punto, casi prefiero un apagón. Por el bien de todos, es mejor que los marcianos no vean quien gobierna en España.