Evidentemente, el expresidente de México, al igual que Zapatero, Rufián, Monedero, Lobato y otros, hace honor con su apellido de cagón a su condición de estulticia degenerativa.
Este pájaro, con el primer apellido español y el segundo con más tufo que su pasada presidencia, no sólo la caga cada vez que habla con esa insania propia de quien no es capaz de fluir mentalmente un lenguaje bien procesado, que no sea con un deficit notable de concentración para encontrar las palabras, sino que además, durante su deprimente presidencia, ha llenado el país de México, de crímenes, drogas y bandas organizadas, desfigurando la realidad social, mediante lo que los tintos hacen cuando empiezan a ser descubiertas sus trapacerías, buscando un enemigo fácil para volcar toda su mezquina ignorancia con el afán de mantener encendida la llama de sus embelecos.
En este tedioso asunto, Amlo (que es como se le conoce) se empeña en que el monarca español, como Jefe de Estado, pida perdón por la conquista que hizo Hernán Cortés, cuando desembarcó en México para lo que él quiere entender como una invasión, asedio y expoliación, que puso fin al Imperio Azteca durante la época en la que una de sus ascendientes progenitora, se emparejó con un alguno de los navegantes españoles y gracias al mestizaje de ambos, generaciones más tarde asomó la cabeza hueca éste abyecto personaje con un aire muy identitario de nuestro defensor de terroristas, malversadores, dictadores y mentiras: Zapatero (alias Joker).
Recordando la historia para Cagón y su homólogo el terrorista Gustavo Petro, el imperio azteca fue una civilización que habitó en la región del centro y sur de México, en el período de los años 1300 a 1521 aproximadamente
En 1519 -el año I Caña según el calendario azteca-, Hernán Cortés y su gente arribaron a la costa mexicana Tenochtitlán, donde se impusieron con rapidez a los hostiles indígenas de la zona.
Desde que tuvo contacto con los mexicas en 1519, nuestro Hernán Cortés vio con asombro las prácticas caníbales de los aztecas que aterraban a todos los pueblos dominados y sometidos por éstos indígenas que secuestraban miles de hombres, mujeres y niños cada año, para trocear sus cadáveres y cocinar las diferentes partes con verdura antes de comérselos.
Existen no pocas, sino muchas, investigaciones históricas en las que se acreditan que la civilización precolombina eran caníbales que comían carne humana para paliar la falta de animales en la región. En las mismas se señala, que los aztecas interpretaban la guerra como una forma de «caza organizada» para conseguir alimentos.
Esta práctica se vio favorecida debido a que en el Nuevo Mundo era imposible domesticar animales para su posterior ingesta, algo que sí sucedió en la vieja Europa y que permitió a los occidentales abandonar el canibalismo y empezar a verlo como un tabú.
El canibalismo era utilizado como una recompensa para alentar a los guerreros a pelear. Un manjar que solo se podía obtener combatiendo y que, por tanto, obligaba a quien quería degustarlo a enfrentarse al enemigo.
Entre 15.000 y 250.000, son las cifras estimativas según las distintas fuentes, aunque todos vienen a confluir en más o menos esas cifras y en la ingente cantidad de sacrificios humanos que perpetraban anualmente los Chamanes mexicas antes de la llegada de los españoles al Nuevo Mundo.
Y si los números del llamado Holocausto azteca causan tanta controversia, no parece extraño que suceda algo similar con la cantidad de cadáveres que –tras cada uno de los mencionados rituales- eran desmembrados, cocinados e ingeridos por este pueblo. De hecho, algunos historiadores han llegado incluso a negar que se produjera tal antropofagia. Sin embargo, los escritos de aquellos que acompañaron a Hernán Cortés (1485-1547) en sus conquistas corroboraron la triste realidad.
Y es que, los españoles que atravesaron el Atlántico dejaron constancia de las prácticas caníbales con las que se toparon en el mismo instante en el que desembarcaron en Tabasco allá por 1519. Desde Bernal Díaz del Castillo (1492-1584), hasta el franciscano Bernardino de Sahagún (1499-1590) y muchos más, pusieron sobre blanco el viaje que hacía el cuerpo de una víctima desde que era sacrificada en el altar, hasta que era devorada por los aztecas, después de que hubieran sacado sus corazones en vivo, llevándolos en procesión hasta las gradas para arrojarles hasta el primer escalón de abajo, que era donde una vez en el suelo, se les cortába la cabeza para empalarla y mostrarla a todos los asistentes que llenos de júbilo y miedo, gritaban en un ritual asiduo mientras se repartian los cuerpos para llevarlos a las casas que llamaban "Calpul" donde se los repartían para comer.
Hernán Cortés y sus navegantes, fueron echando a estos antropofagos indígenas que conquista tras conquista, formaron ese temible Imperio que atenazó a otros pueblos como fueron los: Cempoala, Quiahuiztlan, Texcoco, Chalco, Xochimilco, Azcapotzalco y Mixquic, las cuales dieron apoyo militar y logístico a Cortés, para acabar conquistando a sangre y fuego Tenochtitlán y poner fin al poderos imperio Azteca bajo el dominio de la Corona de Castilla, dando lugar a la creación del Virreinato de la Nueva España.
Como parte del botín de guerra se recibieron veinte jóvenes indias, entre las que se encontraba la que sería conocida como Malinche, o doña Marina, una doncella que dominaba varias lenguas indígenas y que pronto aprendió el castellano, con lo que resultó crucial para Cortés en sus designios de invasión. El conquistador engendró con ella a su hijo Martín, considerado el primer mestizo de la América continental.
A lo largo de los años la rebeldía, la desinformación y la historia mal contada y oculta, ha permitido que nuestras generaciones de jóvenes adoctrinados por la izquierda, hayan creído el relato malintencionado de los falsos progresistas, para como siempre convertirles en defensores de aquella incivilizada potencia Azteca, como también lo siguen haciendo con las dictaduras más radicales de Cuba, Venezuela, Irán, Palestina, Marruecos, Bolivia, Nicaragua, y muchas más, de tinte afín.
Cuando Hernán Cortés llegó a las Américas, se encontró con pueblos indígenas antropófagos donde los padres violaban a sus hijas o sacrificaban a sus hijos para que los dioses les otorgarán soluciones a sus miserias. Aquellos individuos eran salvajes viviendo en un infierno de comunidades. Las mujeres eran esclavas de su padre o de su marido (su amo). Estaban para el trabajo duro; tener hijos; servir al marido, y en continuo riesgo de asalto y violación o ser prostituidas o asesinadas de una o muchas palizas, pero siempre, sometidos todos a la invasión azteca para ser sacrificados a los dioses en ese salvaje ritual anteriormente relatado.
Aparte de los excesos que hayan podido cometer los soldados y comitiva de la expedición con la pasión desenfrenada o mezcla de sentimientos, lo cierto, es que ni Portugueses ni ingleses ni franceses, ni holandeses, respetaron a los aborígenes indígenas de las américas, como lo hicieron nuestros expedicionarios españoles a las órdenes de Colon primero y Hernan Cortés después.
El legado de la Corona Española en la Nueva España, fuel el siguiente:
aparte de la revolución sanitaria, el hierro, la lengua, el ganado ovino, porcino y bovino, la rueda, la pólvora, la arquitectura, las escuelas y universidades, los caballos; Incluso los carros de rueda para el transporte que naturalmente nada de esto conocían.
El legado más importante de España a América fue el castellano, su escritura y la cristianización.
Durante casi 4 siglos, mientras Europa se desangraba en guerras infinitas, la América Hispana, una vez pacificada, apenas vió guerras, ni siquiera civiles.
Nuevos cultivos útiles para la alimentación: vid, olivos, legumbres, arroz, frutos secos, trigo, cítricos (limón, naranjas), manzanas, peras, melocotones, higos, plátanos, caña de azúcar...
- Ganadería: ovejas y vacas, desconocidas en el continente
- El caballo, que revolucionó la comunicación y las culturas americanas; otras monturas como el burro, la mula, incluso el humilde asno, significaron un avance real
- Materias útiles como lino, cáñamo, sebo y alquitrán
- Soluciones mecánicas que lo cambiaban todo como la rueda y la polea
- La noria para regar y moler y el arado para sembrar
- El hierro y la metalurgia toledana, de lo más moderno de Europa
- Las técnicas cerámicas valencianas (para vajillas y azulejos)
- La pólvora chiná..
- El papel y la imprenta y la misma escritura, desconocida por muchas culturas americanas
- El reloj mecánico, para ordenar las horas
- La navegación marítima: astilleros, barcos, instrumentos de navegación...
- La cartografía, el conocimiento geográfico de un mundo nuevo y enorme
- Técnicas modernas de minería
- Técnicas hidráulicas: embalses y acueductos, regadíos... es famoso el "Sistema hidráulico del acueducto del Padre Tembleque" en México (del s.XVI, Patrimonio de la Humanidad)
- el molino de agua
Una ordenanza mexicana de 1697 ordenaba que una cuarta parte de las becas para estudiantes se dedicase a indios, hijos de caciques, "de lengua mexica, otomí o mazahua". Muchos indios de familia noble (la nobleza tlaxcalteca y otras noblezas nativas se mantuvieron y respetaron hasta la independencia) estudiaban en los seminarios, no para ser sacerdotes -excepto algún caso-, pero sí para ser líderes locales y funcionarios de diverso grado en sus regiones.
La esclavitud de indios, estaba totalmente prohibida y perseguida.
Ya Isabel la Católica prohibió esclavizar indios: solo se admitían los casos de cautivos por guerras. Un indio cristiano nunca podía ser esclavo. Se daban casos de barcos españoles que atrapaban barcos franceses en guerra, con indios esclavos de los franceses, y les obligaban a ponerlos en libertad.
El papel de la Iglesia fue de apostolado misional, pero también de acción civilizadora, pues se establecieron escuelas para la enseñanza del castellano, la lectura, la escritura, las labores agrícolas y artesanales. Cada orden religiosa que llegó al territorio americano ocupó diferentes regiones, siendo vital su papel en la cristianización de aquel nuevo mundo.