Reflexiones Australes

La izquierda dura amenaza a Chile

Esta semana durante la marcha del “día del trabajador”, circuló en Santiago de Chile, una imagen de dos muñecos con símbolos nazis colgados de los tobillos, en un paradero de locomoción colectiva a dos cuadras del Palacio de la Moneda. Los muñecos, emulaban a dos de los tres candidatos a la presidencia de Chile - José Antonio Kast y Johannes Kaiser- representantes de la derecha chilena. La cuenta de Instagram, en donde se publicó la foto, correspondía a una cuenta de las juventudes comunistas de Chile JJCC. Cómo era de esperar, los “líderes” comunistas salieron a desmentir su autoría y ratificaron su compromiso con la democracia y los derechos humanos y que ellos jamás harían algo así. La candidata comunista, ex ministra del trabajo del gabinete de Gabriel Boric, Jeannette Jara, declaró que ella pretende ganar a sus rivales en las urnas y que rechaza lo sucedido. Los comunistas chilenos representan aproximadamente un 8% de los votos, lo que comparado con el 30% de apoyo a la coalición gobernante, los transforma en gravitantes para el actual gobierno de Chile. Los comunistas chilenos son una clara demostración de cinismo, de inconsistencia y constituyen una peligrosa amenaza a la convivencia democrática. El partido comunista chileno, fundado hace más de 100 años, ha sido partícipe a través de sus militantes, de una infinidad de actos terroristas en el pasado y actualmente defiende como democrática la tiranía cubana.

Lo sucedido con la amenaza recibida por los candidatos de derecha, solo refleja el temor de la izquierda dura de perder el poder y los privilegios. Boric -que se jacta de ser un gran demócrata- le ha entregado a sus socios comunistas ministerios clave como Justicia, Educación, Trabajo y la Secretaria General de Gobierno (Vocería). 4 competidores de la izquierda disputarán en una primaria su acceso a la elección presidencial de noviembre próximo. Por su parte la derecha tiene 3 candidatos y todas las encuestas de opinión indican que la oposición será gobierno a partir de marzo de 2026. Las amenazas intentan intimidar a la oposición, al más puro estilo castrista-chavista-orteguista. La diferencia es que en Chile aún las Fuerzas Armadas no han sido sometidas al régimen, como es el caso de los 3 países mencionados. El gobierno a través de un comunista, subsecretario para las fuerzas armadas, intenta poco a poco intervenir planes de estudio y socavar la independencia política de los institutos armados. Afortunadamente a Chile le restan solo 10 meses para un cambio de gobierno, en que la mayoría de los chilenos esperan que la seguridad vuelva a las calles, se paralice la inmigración ilegal y la ONU y sus filiales dejé de influir como lo hace hoy, en las decisiones de un país soberano. Ver las noticias en el Chile de hoy, en cualquier canal de televisión, es enterarse de asesinatos, extorsiones, ocupaciones ilegales, narcotráfico, robos de vehículos, asaltos a transeúntes en la vía pública y exponencial aumento de campamentos de inmigrantes. El discurso oficial es que Chile crece y “que estamos mejor que los vecinos”. El sur de Chile sigue amenizado por terroristas en la región de la Araucania. Un supuesto “plan por la paz”, se pretende llevar adelante, en el que cientos de miles de hectáreas se le entregaría a las “víctimas” de pueblos originarios. Chile, otrora una “isla” próspera en un continente subdesarrollado, se juega su futuro este año 2025. O regresa la cordura y el trabajo, o permanece el “progresismo” inoperante, socio del centenario y cavernario partido comunista chileno. O se achica el tamaño del Estado y se reduce el número de burócratas, o la mediocridad y el “amiguismo” seguirán gobernando a Chile.