Con la elección de José Antonio Kast como nuevo presidente de Chile, los usos y prácticas tradicionales chilenas están de vuelta. El presidente de ultraizquierda Gabriel Boric, desterró la corbata de su vestuario e intentó sentar un precedente, y no se ha puesto corbata en ningún momento de su mandato. Frente al Papa Francisco, visitando al Rey Felipe o hablando en Naciones Unidas, Boric quiso provocar. Él quería transmitir su rebeldía con transgresiones a las buenas costumbres y tradiciones chilenas. El no entendió que en gran parte de Chile -a lo mejor no tanto en su natal Punta Arenas- el “huaso chileno” es elegante. También el ciudadano común en las ocasiones solemnes se viste con corbata. Como él además despliega tatuajes y ha sido anti policías y también antes muchas veces antisistema, Boric es como un adolescente que se las da de inteligente. Gracias al pueblo de Chile, la corbata está de regreso.
En lo referente a la tradición de “primera dama”, representada por la esposa del presidente, Boric entronizó a su entonces pareja Irina Karamanos como Coordinadora Sociocultural de la Presidencia, eliminando el cargo o denominación de primera dama. La esposa de José Antonio Kast con quien tiene 9 hijos, está encantada de ser primera dama y colaborar con el nuevo gobierno en programas sociales. En lo referente al respeto, los saludos oficiales, el arribo al palacio presidencial y correspondiente recepción de honores, el trato con la prensa y los protocolos en vestuario y apariencia física, volverán a tener la categoría que corresponde al presidente de la República de Chile. El gobierno chileno actual ha sido “rasca” entendido como ordinario y vulgar. El pueblo chileno quiere sentirse orgulloso de su presidente y no “nervioso” de lo que dirá o no dirá el primer mandatario en cada viaje al extranjero.
Boric ha llegado incluso a desafiar a Donald Trump, criticando frontalmente las posiciones que este ha tomado en distintas materias. El nivel de los funcionarios públicos convocados por su gobierno desde el inicio, han dejado mucho que desear toda vez que en muchos casos no estaban calificados ni tenían las competencias para asumir posiciones relevantes. Se buscó la lealtad mal entendida, el privilegio el “amiguismo”. Kast es un ejemplo de persona, que logrará volver a poner a Chile en el mapa mundial. Las voceras o autoridades con alambres en las narices irán disminuyendo y los chilenos ya entienden que las formas si importan.