Así sucedió, lo que muy pocas personas conocen. Se trató de un lamentable hecho histórico, que teniendo un aspecto simbólico, constituyó un alarde incriminatorio contra Dios y los creacionistas del mundo. Se trataba, de resaltar el carácter genocida de Dios y el fanatismo de los religiosos católicos, después de haber visto la masacre de la primera guerra mundial, sin la intervención pacificadora de su Dios, intervencionista cuando la incultura sólo permitía que la ciencia fuese imaginaría y la historia manipulada.
Su protagonista, Anatoly Lunacharski, aseguró: "La religión es como un clavo. Cuanto más se le golpea en la cabeza, más penetra”. Anatoly, como comisario de Instrucción Pública de Lenin llevaba años persiguiendo a la Iglesia desde el triunfo de la Revolución Rusa, en 1917, destruyendo monasterios, decapitando y quemando efigies del Papa Benedicto XV, confiscando bienes eclesiásticos y ridiculizando a los apóstoles en procesiones simbólicas, lo cuál mantiene un cierto parangón con lo que en 1931 y 1934 hicieron las izquierdas en España, con la diferencia que aquí, además se persiguió y asesinó a religiosos sin distinción. Y es por eso que cuando los zurdos se revolucionan, se convierten en animales salvajes.
El "Juicio contra Dios" se realizó un 16 de enero de 1918, en Moscú, al poco tiempo de ganar los bolcheviques que dirigieron la revolución de octubre, acusando a Dios de los muchos crímenes impunes contra la Humanidad, por cuenta de su ideólogo Anatoly Lunacharsky.
Lunacharsky falleció en diciembre de 1933, camino de España, adonde se dirigía para ocupar el cargo de embajador de Rusia ante la Segunda República.
Se nombró un "Tribunal del estado soviético contra Dios" preservando todas las garantías propias de un enjuiciamiento, donde las partes de acusación y defensa tuvieron oportunidad de esgrimir sus pruebas. Para ello, se organizó en Moscú un tribunal popular que cumplía todos los requisitos para juzgar a alguien por “crímenes de lesa humanidad” y “genocidio”.
El juicio se extendió cinco horas, tras escuchar a más de cien personas declarando en favor y en contra. Entre la defensa, había clérigos y teólogos de distintas confesiones presentando sus alegatos, así cómo exegetas de cierto prestigio acreditando o negando las acusaciones.
El juicio empezó, bajo la premisa de no considerar aquellos errores literales como por ejemplo la creación de la luz antes que el sol, o un Caín señalado en la frente anunciando su crimen, cuando no existían otros ciudadanos que no fuesen, su padre Adán y su madre Eva, entendiendo como tal, uno más de los cientos de errores de hagiógrafos plagiadores de la misma fantasía histórica del pueblo sumério como primera civilización terrenal, cronológicamente anterior a la supuesta creación biblojudaica.
También se obvió, el hecho de qué la creación cronológica del Génesis del Pentateuco y Torá, tuviera menos de 6.000 años desde el primer día de la creación, cuando en realidad existía vida terrenal miles de millones de años antes.., considerando el hecho -por parte de los exegetas- cómo una más de la fantasías populares de un Dios imaginario en tiempos de transmisión oral, incultura y creencias que lamentablemente llegaba hasta los días de aquel juicio, como consecuencia de la necesidad humana de creer que por el hecho de pensar, no podemos morir para siempre.
Tampoco se quiso considerar una propuesta, sobre un Dios sin principio de tiempo, al qué de repente se le ocurrió crear humanos para que le adorasen, reverenciasen, enalteciesen, suplicasen y se avergonzasen de sí mismos, bajo pena de muerte con fuego y sufrimiento eterno, o, resurrección después de muertos, si obedecían. A esto, el conocido exegeta Boris Kuznetsov propuso que se estimase como parte de la leyenda épica que envuelve la fantasía humana.
Una vez iniciado el juicio penal, el presidente del tribunal, Magistrado de la Corte, Anatoly Lunacharsky, comenzó acusando a Dios de genocidio, por el diluvio universal. Tras diferentes declaraciones de la defensa, protagonizada -entre otros- por el teólogo Kirill Sokolov, llegaron a la conclusión que aquel supuesto acontecimiento formaba parte de la epopeya sumeria y por consiguiente, una hipérbole interesada de los sacerdotes, para someter al pueblo a la obediencia y el cumplimiento de la ley mosaica.
A continuación, la acusación protagonizada por el sociólogo Bielorruso, Dimitry Ivankov, presentó escritos del Pentateuco y la Torá, pretendiendo demostrar que Dios abusó de la incapacidad racional de Adán y Eva, presentando ante ellos una serpiente que hablaba y razonaba con más inteligencia que ellos, para convencerles de cometer una prohibición que consistía en no comer del árbol de la sabiduría que lógicamente les convirtió en seres coherentes con sentido común, siendo castigados injustamente por el Dios enjuiciado y ausente. Las defensas, alegaron que poseían libre albedrío, lo cual, no se pudo demostrar, y sí, todo lo contrario, al no figurar tal consideración mental que les hubiera ayudado a dar sentido y responsabilidad a su acción, dado que no figura en ninguna parte de todo el Pentateuco ni Torá, el término "Libre albedrío" incluso en ninguna parte de toda la biblia. Por consiguiente, fue considerado un castigo irresponsable de Dios con un fin dañino para la humanidad.
Durante el proceso, se citaron ejecuciones dictadas por Dios, para empalar a 3.000 sacerdotes. Órdenes de Dios para secuestrar jovencitas vírgenes y repartirselas entre sus elegidos. Órdenes para asaltar pueblos enteros asesinando mujeres, bebés y hombres, robándoles el ganado y joyas. Amenazas constantes y espeluznantes contra quienes no le adorasen hasta la muerte, etc., y así docenas de mandatos a Moisés y Josué, entre otros elegidos para ejecutar crímenes horrendos.
Todos los detalles y formalidades fueron tenidos en cuenta. La Biblia ocupaba el banquillo ante la incomparecencia del acusado, Dios.
Hubo fiscales, que presentaron una gran cantidad de pruebas, y abogados defensores que aportaron opiniones de notables personalidades del mundo social defendiendo su inocencia, llegando incluso a pedir la absolución del acusado, alegando que padecía una grave demencia y trastornos psíquicos que no le hacían responsable de los hechos que se le imputaban, sin que Dios durante esas horas hiciese acto de aparecer para defensa o castigo, como luego dijo Anatoly Lunacharski en su alegato final como demostración de su inexistencia.
Dios fue condenado a muerte y la condena que llevaba era ser fusilado a la mañana siguiente.
Al amanecer, el pelotón de fusilamiento cumplió la sentencia con disparos al cielo de Moscú. Dios fue condenado a morir y se dispararon 5 ráfagas de ametralladora.
La Federación de Rusia es un país laico donde siempre hubo respeto por la libertad de culto y donde siempre han coexistido cuatro religiones reconocidas históricamente en pugna en otros lugares del mundo, incluidas la de los Chechenia que es la islámica. De hecho está repleta de templos mantenidos con esmero y dedicación a través de los siglos de los cristianos ortodoxos. Ese fue, por tanto, un acto simbólico que se le ocurrió a éste conflictivo personaje y sus correligionarios.
Es cierto que en los tiempos de la URSS aumentaron los ateos y tuvo que ver con los hechos históricos, el tipo de educación que se impartía, dónde no cabía la religión ni la historia política. Solo la ideología que imperaba dónde la gente vivía sin mucha preocupación por el dinero y había una competencia más sana, guiada por otros ideales de superación, participación y bienestar colectivo.
El mismo Putin lo explica bien en una entrevista para un documental hace pocos años que realizó Oliver Stone sobre la supuesta homofobia en Rusia, que en realidad no es así como lo pintan, pues está prohibido por la ley que protege a todos los ciudadanos por igual, sea hombre o mujer, solo que en cada estado hay sus diferencias y no se aceptan algunas leyes de procedencia occidental como las de "ideología de género", y fiestas gays como en Chechenia, en dónde explica que cuando cayó la URSS y hubo la crisis descomunal, la gente terminó por refugiarse en la religión a falta de asidero.
Por consiguiente, este es el relato de un hecho histórico que vergonzosamente sucedió en la URSS y que se ha querido ocultar dada la aberración del suceso.