“San Felices de los Gallegos (Salamanca) recuerda anualmente su liberación del vasallaje al Duque de Alba. "El Noveno" era una parte de su producción total con la que, hasta hace un siglo, tenían que tributarle. Para celebrarlo, bailan, leen sus derechos y juegan a lidiar sus toros. Es una fiesta significativa de los pueblos de España, de su coraje y antigua mentalidad”.
Este texto da inicio al cortometraje estrenado en 1960 y dirigido por director de cine, Basilio Martín Patino, natural de la limítrofe localidad de Lumbrales; y entonces debutante en las tareas de dejar constancia con imagen y sonido, de los latidos humanos de la gente. San Felices es un pueblo de cuento medieval. La infinidad de sillares de piedra que conforman sus iglesias y ermitas, su convento de clausura, el campanario, la muralla, el ayuntamiento, la alhóndiga- ahora casa municipal de cultura- la casa del inquisidor… y su espléndido, y cuidado castillo; encierran vida y más vida; librada, ganada y perdida durante siglos. Su estratégica situación, en las arribes salmantinas del río Águeda, con Portugal a media vista, le hizo ser primera línea de defensa contra las escaramuzas del país hermano, con él no hemos dejado de entendernos, ni de pelearnos.
Si a nivel religioso, se celebra profusamente la fiesta de Jesús Nazareno; los primeros días del mes de mayo, una semana después celebran la liberación del pago de unos impuestos que ahogaban la economía de aquellos sufridos campesinos. La valentía y solidaridad entre los vecinos y la ayuda de los más posicionados fuera de sus límites, los llevó a recibir desde Madrid la gran noticia de una sentencia firme, que les aflojaba las costillas de la pesada carga de la vida. Eso fue el 11 de mayo de 1852, y hasta hoy, han tenido el cuidado de recordarlo haciendo fiesta.
Y en la Iberia profunda, con toros en las calles y plazas de nuestros pueblos, la fiesta es más fiesta. En San Felices se celebra cada año la sentencia liberadora del Noveno, trayendo los novillos a caballo desde “El Monte”, que guiados por caballistas del pueblo y encabestrados por los mansos de un vecino de la localidad; para llegar al núcleo urbano llenado de carreras y emoción las calles, que desembocan en su plaza cerrada con antiguos carros de labranza y barreras de madera, a la espera de por la tarde se les dé fiesta.
Las fiestas – actualmente organizadas por el ayuntamiento y apoyadas por asociaciones locales- cuentan con dos encierros a caballo el sábado y domingo. También sueltan dos toros del cajón el sábado a mediodía; y hay capea el domingo después de misa, y de haber vuelto a escuchar la sentencia liberadora, para estar atentos y ser capaces de buscar cauces de libertad, cada vez que la vida nos ahogue. Las tardes, que finalizan con el desencierro del ganado capeado en plaza y corrido por las calles, se han iniciado con la lidia y muerte de un novillo cada tarde.
Si es verdad que quien tuvo retuvo, la valentía y el arrojo no se han ido de San Felices. Para botón de muestra, los dos jóvenes novilleros de San Felices – Álvaro Rojo y Rubén Núñez “El Sanfe”- que este año se las verán en su incomparable plaza; para alentar el sueño de ser toreros, aprovechando la oportunidad que le dan sus vecinos. Como debe ser.