Al igual que el sol ilumina, la luna nos ofrece la otra cara del mundo. Su cielo nos permite ver las estrellas, estrellas frías y solemnes; silenciosas testigos de la otra realidad que impide ver la luz y nuevos caminos de esperanza.
Si, son días en los que la felicidad en muchos corazones se hace obligación y en los qué en otros, llevan consigo la búsqueda del afecto y la comprensión. Días de oro y guirnaldas empañadas de tristeza por la falta de Paz en el Mundo.
Este es un poema dedicado a todos los niños cuya esperanza está impregnada de inocencia. Niños que nos enseñan la importancia de la unión y la amistad. Para ellos, para ti con mis mejores deseos de Paz, Armonía y Sincera Felicidad hoy y siempre.
¡Feliz Navidad!
NIÑOS DE LA TIERRA
En un lugar del Mundo
donde la arena hiere almas,
los niños corrían.
¡Corre! ¡Ven!
¿A que no me pillas?
Sus pies descalzos al sol saludaban,
en una tierra humedecida de lágrimas.
Sobre el espeso y resbaladizo barro
huellas de ángeles perdidos.
Piernas, cuerpos y caras,
salpicados de estrellas negras
salidas del oscuro fango.
¡Corre! ¡Ven!
Reían a carcajadas.
Llenando sus estómagos
de un aire vacío,
compuesto solo de palabras.
-¡Allá va una bola!
Una bola de barro
Uno de ellos decía.
Mientras el sueño plegaba sus párpados
La noche había caído
Ahora todos duermen.
En un lugar del Mundo
donde la arena hiere almas,
La Navidad había llegado.
¡Lo había conseguido!
Sus risas, al hambre conquistaron