LA MIRADA DE ULISAS amaneció con la cuestión: ¿desde cuándo y por qué? Se estableció la práctica de festejar el día de nacimiento de las personas como una fecha especial. Pregunta que me surge a raíz de ver tantos conflictos por doquier y el horror de guerras y la violencia desatada por el mundo al tener presente que con el cumpleaños se celebra la vida y no la muerte. Cada año se realiza la conmemoración de una manera personal para marcar el momento del arribo al mundo del individuo y resaltar una fecha, que le permitirá abrazar la existencia con todos los retos que exige el cotidiano. Desde pequeños se vuelve un rito que encanta a los niños. Ellos serán marcados por la celebración de cada año con el despliegue de un tiempo de mucha dicha y por la invitación de sus compañeritos al festejo. Cada país tiene su propia forma de solemnizar el aniversario. Con la curiosidad que me habita quise llegar a las fuentes de dónde proviene esta costumbre ya muy difundida y aceptada con entusiasmo. Resulta interesante estar enterados de la procedencia. La averigüé por ustedes, amables y asiduos lectores. Los datos mencionan que la idea surge en el antiguo Egipto. Según nos cuentan los historiadores, que saben husmear el pasado, los primeros cumpleaños en celebrarse fueron los de los faraones, alrededor del año 3000 A.C. La idea no era hacer hincapié en la fecha del nacimiento, sino en el momento cuando un faraón era coronado. Se agasajaba la ceremonia con grandes pompas. El verdadero fin se basaba en desearle al soberano una larga vida, al pretender espantar los malos espíritus con el festejo, ya que se creía que la parca acudía en dicha fecha para robarle el alma al faraón. Si remontamos la Historia conocemos de cerca el porqué fue tomando forma algo que se popularizó con el paso de las épocas y la necesidad de marcar una fecha como algo especial y digna de ser honrada. Como bien es sabido los griegos y romanos copiaron muchos elementos de la cultura egipcia. Los antiguos griegos ampliaron las celebraciones del cumpleaños a los dioses con la tradición de preparar una torta redonda de harina, cereales y miel, que emulaba la forma de la luna. La depositaban sobre el altar del templo de Artemisa. Y ellos con un nuevo ingenio le añadieron la presencia de unos cirios que rodeaban el pastel. Con la diferencia que con la llegada de la modernidad se soplan las velitas, pero en aquel entonces sólo se debía dejar consumir las llamas por sí solas bajo el concepto que entre más tardaban en extinguirse, la promesa de más larga vida se cumplía para el dios en cuestión y para sus fieles. Los romanos también se inspiraron en los helenos, pero con el añadido de un toque personal al expandir el festejo a sus gobernantes: emperadores, cónsules e inclusive a senadores y relevantes figuras. En cambio, los primeros cristianos hallaron en estos hábitos paganos un sentimiento que no estaban dispuestos a adoptar. Sólo era permitido conmemorar los aniversarios del fallecimiento de Jesucristo, de los Apóstoles, Santos y Mártires. Al continuar con estas normas, determinadas religiones como los Testigos de Jehová prohíben aún hoy la celebración del cumpleaños. Sin embargo, con el establecimiento en el siglo IV de la religión oficial por parte del emperador Constantino, se trocaron ciertas tradiciones paganas por cristianas y se permitió la celebración del día del nacimiento. Al igual que se introdujo la fiesta de la Navidad y la Epifanía de los Reyes Magos. La aceptación del festejo del cumpleaños se fue extendiendo a otros países. En la actualidad, se toma un día señalado que puede ser un día que convenga mejor para el festejo, un día no laboral o que el infante no tenga escuela y el acto permita prolongar la reunión. Cada persona lo festeja según su conveniencia y estilo. Hay quienes le ponen más gala y hay quienes prefieren algo más discreto. Va en el gusto de cada persona y tal vez de cada año, ya que los festejos pueden variar según las circunstancias.
Existen costumbres en cada país que resultan divertidas. En México y algunos países suramericanos se estila poner una piñata, una vasija hecha de cartón o de papel endurecido que se hace con diferentes figuras, sobre todo en fiestas infantiles. La piñata se cuelga de una cuerda y se golpea para que broten de su contenido: dulces, juguetes y regalos sorpresas. Los niños con un palo se turnan para tratar de reventarla y sentir esa lluvia de golosinas desplegarse sobre el suelo, de donde pueden recoger "los tesoros". A veces se les cubren los ojos para crear más suspenso y diversión al ver que los golpes caen al aire. Risas y algarabía es la respuesta a estas escenas que suscitan tanta animación. En España y también en Argentina, suele ser la costumbre de tirar de las orejas al cumpleañero, una vez por cada año que cumple. En la República Dominicana, dicen que trae buena suerte rociar de agua a la persona festejada. En Chile, el cumpleañero recibe el manteo: acción que consiste en tomar por pies y manos entre cuatro personas y levantar al aire al festejado tantas veces como los años que ya ha cumplido. En Paraguay se le palmotea la espalda al cumpleañero. La costumbre se refiere a golpes más fuertes que otros. En Perú le arrojan harina y le rompen huevos en la cabeza al cumpleañero. En Venezuela es común cantar: “Ay, qué noche tan preciosa”, para luego pasar a cantar el feliz cumpleaños y al terminar el canto, los invitados abrazan al agasajado una vez apagadas las velas. En Colombia se ha tomado la costumbre de meterle la cara al pastel al homenajeado y dejarlo untado. En algunas partes de África celebran el primer año de nacido del niño con la acción de regar granos de sal y alumbre por el piso de su casa. La creencia se fundamenta en que con dicha práctica, se llenará de paz y tranquilidad al espíritu del pequeño. En determinadas zonas de Escocia e Irlanda cogen a los cumpleañeros más jóvenes por los pies y los colocan bocabajo. Luego los golpean suavemente contra el piso por cada año cumplido mientras sus allegados ríen y aplauden. Pero de las prácticas más extendidas es la de hacer un deseo antes de soplar las velas de la torta, y según las velas apagadas al mismo tiempo será la resolución del deseo. En muchas naciones se decora la torta con elementos llamativos o referentes a la profesión del cumpleañero. En el caso de los niños los motivos infantiles salen a relucir como figuras de Walt Disney o de cuentos infantiles a la moda. Todo se vale para sumar alegría a la fiesta como bombas y festones de decoración. Algo entretenido es la celebración de un soltero en Alemania que cumpla 30 años o más, a quien se le pone a barrer la calle con basura colocada previamente por sus amigos con el fin de que las posibles candidatas para un matrimonio feliz vean que es un hombre que ayudará en los oficios de la casa y será un buen partido.
Y… para las personas que temen ver el festejo como la recordación de envejecer hay que acordar que cada festejo es la nueva oportunidad de crecer y poder ser feliz, ya que la felicidad es una conquista que se puede lograr. Hay que saber quedarse con lo bueno ofrecido por la vida y con lo supuesto “malo” verlo como una lección que nos trae la existencia para un desarrollo mayor de nuestro ser. Como se dice en Colombia en fiesta nada cuesta y no permite realmente exigencia ni crecimiento interno, mientras en el dolor hay introspección y un contacto mayor con nosotros mismos, un eco de nuestro yo más profundo que tiene voz y ganas de vislumbrar la luz en su interior. Feliz cumpleaños les deseo a cada cumpleañero en su día y que sea la ocasión de verse de otra manera y saber aprovechar cada momento.