Reflexiones Australes

La Universidad de Chile está secuestrada

La antigua Universidad de San Felipe se transformó en la Universidad de Chile, inaugurada en 1843. Su primer rector y clave en su fundación, fue el diplomático, poeta y humanista venezolano Andrés Bello, quien además fue gravitante en la redacción del Código Civil chileno. La Universidad de Chile cuenta con más de 45.000 estudiantes, considerando pre y post grado. Sin lugar a dudas, junto a la Universidad Católica de Chile, es considerada una de las dos más importantes del país y se ubica top 6 en el ranking de América Latina. Lamentablemente, la llamada “Casa de Bello”, no es pluralista, está sesgada ideológicamente hacia la izquierda y hoy es un reducto del “progresismo”. Si el lector quiere constatar por si mismo esta afirmación, puede acceder por internet a Radio Universidad de Chile. La programación es completamente extremista, defensora de minorías vociferantes, feminista y promotora de ideologías de extrema izquierda. La mayoría de las facultades de la universidad, están controladas por decanos de izquierdas y cuerpos académicos completamente sesgados. La única excepción, la constituye la Facultad de Economía y Negocios FEN, que, con la ayuda de un puñado de prominentes exalumnos, ha logrado mantener una relativa pluralidad. Recientemente se inauguró en la universidad, una Gran Sala Sinfónica Nacional, con presencia del presidente Boric -quien estudió leyes en la U. de Chile, pero no se tituló- y de otras importantes autoridades. La nota destacada de la noche -además de la música- fue la presencia de la candidata presidencial comunista Jeannette Jara, quien fue ovacionada por la concurrencia. Llama la atención qué si los comunistas en Chile nunca han superado el 8% de los votos, en la U. de Chile, Jara sea ovacionada.

Es fácil concluir que los invitados a tan magno evento fueron en su mayoría los mismos que apoyan al gobierno de Boric. Los eventos culturales, políticos y académicos, siempre están orientados a “su público”. El objetivo es mantener el control y así ser influyentes en las mallas académicas de las facultades, especialmente de las humanistas, en donde se le va “lavando el cerebro” a los alumnos. La Facultad de Derecho, otrora la mas prestigiada del país, hoy produce mayoritariamente abogados de izquierdas, quienes después se incorporan al poder judicial y a los organismos del Estado, controlando áreas claves de la sociedad. La habilidad de la izquierda, con la complicidad de la Universidad de Chile, está en mantenerse en el aparato del Estado, aunque los gobiernos sean de derechas.

En lo valórico, hay facultades que no tienen límites al promover diplomados, talleres y espectáculos contrarios a las buenas costumbres, a la familia, a la propiedad privada y la unidad territorial de Chile. A modo de ejemplo, la Facultad de Filosofía y Humanidades está dictando un Diploma de Extensión “Estudios Queer, Performance y Disidencias” que ofrece una formación interdisciplinaria e integral en el campo del pensamiento de vanguardia de los estudios queer junto con sus diversas formas de expresión y ramificaciones, relacionadas con áreas como filosofía, arte, literatura, cultura contemporánea, entre otras. El futuro de la universidad es incierto, toda vez que las decisiones se pretenden tomar entre académicos, funcionarios e incorporar alumnos, en lo que se llamarían decisiones tripartitas. Lo inentendible es que los graduados de la universidad, que son los únicos permanentes, no tienen injerencia alguna en las decisiones de su “Alma Mater”.